evanswritting Jale Evans

En el año 30XX, el desarrollo de la tecnología llego al punto en donde los viajes de turismo y exploración por el espacio se hicieron posibles. Nuestro protagonista, un joven de 23 Años llamado Yohm Ress, con el cargo de Astronauta principiante y analista fue enviado para analizar anormalidades en Marte, sin embargo en el viaje de regreso a la tierra, un meteorito impacta en el casco de su nave, ocasionando que esta se desvié y acabe vagando por el espacio. Mientras Yohm espera su lenta y solitaria muerte en el abismo espacial un extraño planeta aparece en su vista integrando de esta forma a la nave bajo su atmósfera arrastrándola así a su superficie para finalmente estrellarse con la tierra de la misma. Acompaña a Yohm en una aventura interplanetaria, en la cual la supervivencia y exploración son el pan de cada día, donde todo aquello que tuvo que aprender en la academia espacial será puesto a prueba.


Ciencia ficción Todo público.

#supernatural #aventura #seinen
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Prólogo de una Existencia

Año del Calendario – 30XX, Fecha: Desconocida.

Conocemos el concepto del tiempo, su teoría y también su funcionamiento. Sin embargo, hay un solo lugar donde este último se vuelve abstracto, donde las leyes pueden y no pueden ocurrir al mismo tiempo.

Ese lugar es conocido como el espacio, un abismo que es inundado por infinidad de estrellas y cuerpos celestes, un sitio que, aunque hoy en día es gigantesco, indudablemente sigue expandiéndose. Nosotros solo hacemos la vista gorda de esto y seguimos en una incansable y aburrida rutina diaria que nosotros mismos nos imponemos durante toda nuestra vida.

Encasillados en los trabajos, los estudios o cualquier otro pormenor que pueda presentarse, la rutina diaria era, por decir lo menos, muy aburrida.

No obstante, los humanos no somos los únicos que tienen una rutina que con el tiempo se volvía aburrida. En aquel vacío estrellado existe un pequeño haz de luz de cinco puntas, una pequeña estrella; Aburrida de simplemente estar ahí iluminando, sin poder moverse a ningún otro lugar. Escuchando conversaciones insignificantes del día a día de sus compañeras.

«Estoy aburrida» piensa la estrella, mientras observaba con una expresión sombría a sus otros compañeros, siguiendo sus charlas diarias. «¿Cómo es posible que no se aburran en este lugar?»

—Oye E: 11280901. —llamó una voz, suave como una campanilla.

«¿Eh? ¿Alguien me ha llamado?» Curiosa, la estrella llamada E: 11280901, miró a su alrededor en busca de aquella misteriosa voz, que solo la llamó por su número. Al no encontrarla u escucharla nuevamente, la pequeña miró nuevamente hacia el frente con una expresión enojada. «Tsk, por qué me llaman por mi número de existencia, no me agrada. ¡Mi Nombre es Emilim!» gritó en su pequeño corazón estelar.

—E: 11280901, ¡Oye!

—No me llames así, ¡Mi nombre es Emilim! —Claramente molesta e incapaz de soportar aquello, la pequeña estrella, Emilim, levantó su voz en un tono audible y ensordecedor.

El ruido que antes rebosaba en aquel lugar, se detuvo secamente. Emilim llamó la atención de sus otras compañeras y, de repente, era el foco de atención de todas y cada una de ellas.

—Ups, disculpen amigos, levanté la voz un poco. Je, Je… —Reconociendo su error rápidamente, la pequeña estrella se disculpó con sus otras compañeras.

Sin embargo…

—Ah, esa chica otra vez. Es un poco cabeza hueca, ¿no? —replicó una voz aleatoria entre la multitud.

—Completamente de acuerdo contigo. —reconoció otra voz.

—Sí, aun no entiendo porque insiste en ponerse un «Nombre» si no es necesario para identificarse. —interrumpió una voz más, apoyando a las dos anteriores.

—Bueno sí, déjenla. No es como si fuera algo importante realmente, es inútil sí, pero no es malo. ¡Volvamos a nuestra charla! —dijo una más desviando la atención.

—Sí, tiene razón. No le prestemos atención a ella. —espetó otra en acuerdo, finalizando con el intercambio abruptamente.

Con estas palabras dichas, nuevamente las estrellas reanudaron su charla. El ruido volvió a atestar aquel espacio iluminado por las nebulosas y el polvo espacial.

«Rayos, es obvio que saben por qué elegí otro nombre, no me gusta usar mi número de existencia para identificarme, ¡Es muy complicado!» Emilim, avergonzada por las palabras de sus compañeras, consideró aquello en silencio. Poco después la pequeña estrella desvió su mirada hacia otro lugar, intentando nuevamente ubicar a quién la llamó. «¡Es todo su culpa! Tengo que encontrar a quien me llamó, ¡Quiero decirle un par de cosas!»

Después de un rato de buscar, finalmente pudo ver a una estrella a un par de puestos llamándola. Indicándole que se acercará.

—¿Eh? Esa no es… ¿Kuin? —murmuró Emilim para sí misma, un poco confundida. —¿Qué es lo que quiere?

Kuin, también conocida como E: 22256083, es una de las “mejores amigas” de Emilim, o por lo menos ella lo cree así. Aunque solo hablaran con un poco de regularidad, Emilim simplemente fue y le dio un nombre. Aunque tal parece que a esta última no le molesta en absoluto, pues de vez en cuando lo usa en charlas informales con Emilim.

—Supongo que tengo que acercarme, ¿no? Pero… ¿Cómo se hacía?

Emilim era una estrella, y por ende no tenía piernas para moverse. Aunque podía realizar gestos con sus puntas, las cuales usaba como “manos”, con ellas solo pudo hacer cosas como saludar o indicar, por lo que había ciertos límites para lo que podía y no podía hacer, así que los movimientos bruscos estaban ciertamente fuera de cuestión.

Por supuesto, para reemplazar la movilidad que otorgaban un buen par de piernas, las estrellas encontraron un método infalible para lograrlo, este método utilizaba el polvo espacial como combustible para generar una reacción explosiva de corto alcance y permitir moverse, como si surfeara en las olas del oceano. Aún así, no había forma de que Emilim recordara esto al instante, debido a su tiempo de inactividad al usarlo, era fácilmente olvidable.

—Tsk, por cosas cómo esta es que odio ser una estrella. Espero el momento de poder renacer como un fragmento de vida. —refunfuñando, Emilim intentó recordar con todas sus fuerzas el cómo moverse con el polvo espacial.

—¡Ajá! —Exclamó Emilim—, si no mal recuerdo para poder moverme tenía que absorber el polvo y luego…

Al prepararse un poco Emilim logro recordar cómo moverse.

—¡Oh! ¡Funcionó! —llena de sí misma por su logro, Emilim empezó a moverse suavemente, mientras, de alguna forma, lograba expulsar el polvo espacial.

«Hmm, si sigo así es posible que llegué en un par de minutos, mantendré este ritmo» reflexionó la pequeña estrella, mientras seguía moviéndose suavemente.

A los 15 Minutos de haber empezado, el luminoso haz de luz de cinco puntas había logrado acercarse lo suficiente a su amiga Kuin. «Muy bien, creo que a esta distancia es suficiente, me detendré aquí». Y con esas palabras declaradas en su mente, Emilim se posiciono justo en frente de su amiga. Totalmente estática.

—Vaya, sí que te tomo un tiempo, ¿no? —declaró Kuin, mientras observaba con exasperación a la pequeña Emilim.

—¿Eh? No me culpes, me empiezas a llamar de la nada y esperas que te encuentre al instante, además, ¿Sabes cuánto me costó empezar a moverme nuevamente? ¡Recordar el método de expulsión de polvo estelar es mucho trabajo! —excusándose con una expresión amarga, Emilim habló.

—¿En serio? Sabía que eras ociosa, pero no sabía que te gustara tanto. —Con una sonrisa irónica, Kuin realizó un gesto, similar a como si encogiera sus “hombros”, que por cierto… No tenía.

—¡Oye, no me gusta holgazanear! Solo considero que hacer estas cosas es demasiado trabajo para mí, ¿Sabes?

—Bueno, eso es exactamente la definición de una ociosa, ¿No?

—Tch, no lo es, ¿Cómo es posible que creas eso? —susurró Emilim.

—¿Uh? ¿Has dicho algo? Habla más fuerte, creo que no te escuché.

—¡No fue nada! ¿Entonces, para qué me llamaste en este momento de todas las cosas?

—Ah, sí bueno, parecías aburrida, así que solo te llame. —dijo Kuin, esbozando una pequeña y presumida sonrisa.

—Bueno, no te puedo negar que estuve aburrida, pero aún no responde a mi pregunta… Pero si es todo lo que tienes que decir Kuin, si me disculpas creo que volveré a…

—… No, no, no. ¡Espera un poco, que era una broma! —Mientras se preparaba para irse, Kuin rápidamente detuvo a la pequeña Emilim.

—Haa~, muy bien, ¿Entonces, qué sucede? Espero que no me hayas llamado solo para hacerme escuchar tus “graciosas” ocurrencias.

—Uf…, eso fue un golpe bajo Emilim. Pero no, te he llamado por otra cosa.

—Si tú puedes bromear, no veo por qué yo no pueda hacerlo también, pero en fin…, ¿De qué se trata? —preguntó Emilim con curiosidad.

Al escuchar sus palabras, Kuin rápidamente puso una expresión seria y prosiguió a abrir su boca.

—Bueno, ¿Has escuchado los rumores?

—¿Rumores? ¿Hmm? He escuchado todas las conversaciones del resto, pero nada que no haya escuchado con anterioridad. Lo digo en serio, es como si estas chicas solo supieran contar las mismas historias una y otra vez, así que no, si hubiera escuchado algo interesante no estaría allá estática como siempre, ¿Sabes?

—Ah, ahora si admites que has estado perdiendo el tiempo, ¿Eh?—murmuró Kuin.

—¿Dijiste algo? —preguntó Emilim.

—No, nada, —negó Kuin, sacudiendo su cabeza—. Pero, en fin, estos rumores son bastante interesantes. Si me lo preguntas…, tiene que ver con las tormentas solares.

—¿Eh? ¿Tormentas solares? Ocurren con poca regularidad así que son bastante raros sí, Aunque, ¿Qué tiene de especial?

—Ese es el problema, no es cómo que tengan algo de especial claro, sin embargo… bueno, se dice que estás tormentas solares están desviando meteoritos alrededor del espacio ¿Sabes?

—¡¿EH?! ¿Meteoritos? Digo, ¡¿No es eso demasiado peligroso?!

—Sí, es tal como dices. Es probable que dentro de poco impacten algunos cerca de esta zona, por lo que probablemente tengamos que movernos un poco o nos arrastraran con ellos. —explicó Kuin, con un tono de voz grave.

—¡¡¡¡¿EH?!!!! ¿Movernos? ¿Lo dices en serio? —Impactada por las palabras de la pequeña Kuin, Emilim gritó de sorpresa—. ¿Por qué los altos mandos no han dicho nada?

—Espera, no te alteres, de momento es solo eso, un rumor, también es probable que solo sea una falsa alarma, así que realmente no me sorprendería si no te enteraste. Posiblemente para evitar que cunda el pánico, no lo han dicho al resto de estrellas.

—Ah, ya veo, tiene sentido. Sin embargo, ¿Crees que sea verdad? —preguntó Emilim con intriga.

—Hmm, para serte sincera, no puedo decir que sea cierto, pero tampoco puedo negarlo, ¿sabes? después de todo, viene de los altos mandos, si bien es cierto que su palabra es ley, en casos como estos podemos cuestionarlos un poco…, primero necesitaría confirmarse lo que está sucediendo allá afuera. Además… —mientras explicaba, Kuin se detuvo un momento y para rápidamente recuperarse y hablar nuevamente—, hay otra cosa que tengo que decirte.

—¿Y eso es?

—Bueno…

—¡Chicas! ¡Rápido, vengan a ver esto! —una voz grave llamó sonoramente a todas las estrellas, interrumpiendo la conversación entre Kuin y Emilim.

—¿Eh?

Tanto Emilim como Kuin, y el resto escucharon el grito proveniente de algún lugar.

—¿Que sucede E: 33587237? —preguntó otra voz al llamado de la que parecía ser la Estrella número 33587237.

—¡Es sorprendente, es inimaginable E: 55325001! —Gritó extática.

Interesadas por lo que ocurría a unos pocos metros de ellas. Kuin y Emilim se miraron entre ellas y dejando un “Vamos”, ambas asintieron, acercándose rápidamente al lugar de la conmoción para observar el intercambio.

—¿Y bien? ¿Qué ocurre E: 33587237? Espero que sea importante, interrumpiste una charla entre E: 12300000 y yo. —preguntó una estrella de color azul celeste.

—¡E: 87500001, Lo es! ¡Se trata de eso de los rumores, una nave! —exclamó, mirando a la pequeña celeste con una expresión desesperada.

“”¡¡¡¿UNA NAVE?!!””

De repente todas las estrellas gritaron al unísono, con la sorprendente declaración de la estrella 33587237. Una conmoción atestó el espacio circundante y el ruido se escuchaba en cada esquina del infinito.

—¿Qué tonterías dices? ¿Una nave? ¿Acaso estás nuevamente con tus delirios extraños? —espetó E: 87500001 con exasperación, claramente escéptica ante la declaración de su hermana.

La estrella 33587237, era conocida por sus extraños delirios de viajes interestelares e historias inventadas. Por ende, no tenía muy buena reputación entre sus allegadas y luminosas amigas.

—¡No, esta vez no estoy mintiendo! Digo, sé que a veces cuento historias muy locas, pero esta vez es cierto, ¡Lo juro por mi número de existencia! —declaró la pequeña con su sonora y cantarina voz.

—¿Lo acaba de jurar por su número de existencia? ¡Eso es demasiado! ¿Acaso es serio sobre lo que dice? —exclamaron varias voces entre la multitud.

Jurar por tu número de existencia entre las estrellas, era conocido como uno de los más grandes pactos entre ellas, era imposible mentir sobre tu nombre y por ende un juramento en base a esta era irrefutable.

Emilim y Kuin observaron esto con sus ojos abiertos como platillos, y poco después, Kuin abrió su boca.

—Bien, es muy extraño que jures por tu número de existencia, te concedo eso, pero ¿Qué pruebas tienes de que lo que dices es cierto?

—Sí, tengo pruebas, solo mira allá, hacia el horizonte.

Siguiendo la orden de la pequeña estrella E: 33587237, Kuin desvió su mirada hacia donde le indicaron, y justo allí como si se tratará de una alucinación. Un gigantesco y deformado objeto de lo que parecía ser metal muy grande y de color blanco con algunos tonos de color plata flotaba en el espacio profundo.

—Lo veo y no lo creo, ¡Chicas es cierto! ¡Hay una nave por allá y no solo eso, se está moviendo a una velocidad de espanto! —exclamó Kuin con total sorpresa.

Con esta declaración el lugar se volvió mucho más ruidoso que antes y todas las pequeñas estrellas miraron hacía el mismo lugar, solo para quedarse atónitas frente a la increíble visión.

El objeto se movía sí, pero parecía estar muy abollado por las diferentes secciones de su casco y parecía un trozo de chatarra total, además del hecho de que su velocidad era incluso más rápida que la velocidad del sonido.

Cualquiera que se encontrará ahí, posiblemente ya hubiera sido convertido en un espantoso trozo de carne mutilada con la tensión ejercida por las fuerzas G en la cabina interna.

Sin embargo, no había forma de que las estrellas supieran esto, o por lo menos, no todas.

—Pero oigan, ¿hacia dónde se dirige el trozo de metal? ¿Habrá uno de esos tan rumoreados humanos allí? No, es más, ¿Estará vivo aún? —cuestionó Emilim de forma razonable.

—Cierto, sea cómo sea ¿es posible que alguien sobreviva a eso? es decir, yo pienso que me desintegraría a esa velocidad, ¿Saben? —alegó otra con una mezcla de sorpresa y preocupación en su tono de voz.

Las estrellas lo sabían, porque ellas se movían de maneras casi similares, pero no con esa rapidez, su velocidad ciertamente era casi monstruosa, si había la más mínima posibilidad de que alguien pudiera sobrevivir a eso, simplemente sería clasificado como una bestia de resistencia totalmente inhumana.

—Esa velocidad… es decir ni siquiera los mejores de nuestros hermanos cometas pueden moverse así, ¿Cómo es si quiera posible? —replicó otra sin aliento, mientras observaba como el trozo casi irreconocible de tonos blancos y plateados desaparecía de su rango de visión.

Y al cabo de 2 minutos, la presencia del objeto desapareció completamente, en el oscuro espacio.

Conteniendo el aliento, las estrellas observaron la aparición de una estela de color blanco puro en el espacio. Sorprendidas y conmocionadas por lo ocurrido recientemente. En el espacio no había oxígeno, por lo que tal estela era imposible, aunque por supuesto, aquello no era humo en lo absoluto.

«Qué era eso, no, por qué estaba aquí» Se cuestionó la pequeña Emilim en su cabeza. Simplemente no tenía sentido, Emilim había escuchado que mucho más allá de donde ella vivía había un lugar conocido como Sistema Solar, donde habían varios planetas, pero uno en específico que le llamó la atención. “La Tierra”. Un lugar que se decía que tenía vida inteligente. «¿Alguien estará en esa cosa? Y si es así, ¿Estará vivo? Además, ¿Era ese trozo deforme y extraño realmente una nave?»

Cualquiera que fuera la respuesta a esa pregunta, Emilim no la tenía, y al igual que sus hermanas y compañeras luminosas, solo pudo observar en silencio. «Sea como sea, es probable que quienes estuvieran ahí ya estén muertos, puede que no haya visto como era una nave en realidad, pero a esa velocidad, cualquiera se daría cuenta» reflexionó Emilim.

Pero justo en aquel lugar que ella había escuchado en los rumores, si había personas, personas que conocían la situación, y de manera casi negligente, permitieron que sucediera. Tanto para Emilim como para los humanos esta nave extraviada era cosa del pasado, ¿la persona o personas en su interior? Bueno, estas eran tan buenas como muertas. Y sin embargo, en aquel trozo de chatarra, flotando en el vacío e infinito espacio, no había varias personas, sino un simple joven.

«Cómo demonios sucedió esto, ¡Solo era una maldita misión!» Se preguntó el joven, con una expresión sombría, mientras maldecía su ineptitud y las alarmas retumbaban en el interior de la cabina.

Era una persona que conocía perfectamente su situación pero se negaba a creer en ella. Aunque vivo, por suerte, solo se sentó en su maltrecha silla, mientras asustado y temeroso, esperaba lentamente su muerte.

Aunque él no se diera cuenta, su vida cambiaría por completo.

Aunque él no se diera cuenta, en algún momento, no muy lejos de la actualidad, en su viaje, conocería a aquella pequeña estrella.

Y aunque él no se diera cuenta, lo que el consideró un todo en su mundo, rápidamente se volvería para darle una lección que quedaría grabada a profundidad en su alma. Algo que lo haría entender de una vez por todas, que así como aquellas estrellas hablaban sin que él pudiera oírlas, había algo más en aquel abismo en el cual se confirmó, hace 200 años, la inexistencia de vida inteligente cómo él.

Pero antes, volvamos al inicio de todo, el cómo sucedió y el por qué sucedió. Aquí es donde empieza el verdadero viaje.

25 de Enero de 2021 a las 00:13 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Conoce al autor

Jale Evans Mi nombre es Jale Evans, soy un novelista Amateur, con una creatividad bastante animosa, escribo novelas sin ningún propósito en particular más que por mero capricho, esto es un hobby con el cuál me divierto mucho y siempre suelo tener alguna que otra idea para escribir una historia.

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