Desde su llegada al mundo, desde la soldadura de sus cuerdas vocales, desde el golpe de aire fresco en sus delicadas pieles, se les eran entregadas a la ostentosa monarca quien recibía el nombre de SiYeon, solo SiYeon, sin apellido. Omelas, así se hacía llamar el instituto donde todas aquellas jóvenes llegaban a parar por la inherente desgracia atada a sus vidas, única y exclusivamente debido a una incalculable obsesión que desató tiempos difíciles.
No era un misterio que esta historia, la de un rey enfermo de amor hacia una hermosa chica de cabellos plateados y ojos como la luna, solía evadirse en muchas bocas del pueblo, y siempre tuvieron razones para hacerlo. Razones válidas después de que se estipulara por este hombre que toda chica nacida con los mismos rasgos de su amada, durante las espesas noches de invierno y al cumplir o tener 16 años, daberían dar sus frutos de lujuria y pecado al hombre que les regía por la acción de apagar el dolor de su pérdida en el pecho.
Se les eran arrancadas de las manos a la familia. Querer o no, no eran opciones que se debatían. En el primer respiro de aire libre estaban condenadas a un futuro de amargura e incierto.
Omelas no era un palacio, mucho menos un paraíso como prometía ser a simple vista y todos aquellos parloteos por parte de la monarca hacia los miembros del parlamento. Omelas era tan perverso como el infierno..., no, mucho más que el infierno; vil, macabro, y escondía un sinfín de secretos que era mejor no cayeran en manos equivocadas para mantener la paz de todo el territorio.
Omelas no era un hogar... No para TaeHyung, el primer chico valeriana desde hacía dos siglos atrás, cuando la ley fue decretada y venía arrebatando felicidad a diestra y siniestra. El Rey no decidiría por su vida, y Kim estaba tan seguro de ello... Mucho, a pesar de que el destino y la madre Luna, entre sus juegos infames, le darían a él y al resto de Valerianas una travesía que, si bien, podría marcarles de forma positiva, o podría ser completamente lo contrario.
- La valeriana del rey.
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