Es una hermosa mañana, los rayos del sol acarician a los ocupantes de la minivan llamada "La Burra", es un sol cálido que no llega a ser abrasador, volviendo aquella travesía un poco más agradable.
Pancho el padre de la familia López conduce, por su cabeza pasan un millón de pensamientos que se convierten en inquietudes, el camino parece corto, más aún cuando sabe que debe dejar que su hijo empiece otra etapa de su vida, lejos de él, y como todo papá sobreprotector, desea enfilar el auto y regresar con aquella preciada carga a su hogar.
Cuauhtémoc su hijo, es para él todavía muy pequeño, muy pequeño para vivir solo a pesar de que esté por cumplir 18 años, siempre será su bebé, es un tesoro invaluable como lo son cada uno de sus hijos.
Por sus pensamientos aquella parte racional quiere hacerle comprender que las etapas de la vida tienden a ser así, los cuidas, los proteges, los amas, les das armas para enfrentarse al mundo; luego los dejas volar para que forjen sus destinos, encuentren sus caminos y su lugar en el mundo.
Pancho sabe que la vida de sus hijos solo les pertenece a ellos, son ellos quienes deben tomar sus decisiones, el sólo puedes desear que estas sean acertadas, y en caso de no serlo logren aprender de sus errores. Esperando que en caso de necesitarlo regresen a él en busca de refugio momentáneo para luego retomar su vuelo.
Cuauhtémoc Lopez, tiene tantas emociones corriendo por sus venas, tantos sueños y planes dando vueltas y más vueltas en su cabeza, se siente pletórico y ansioso.
Temo quiere llegar ya, de inmediato, para empezar a trabajar en todas aquellas utopías que tiene como metas por cumplir, a favor tiene la energía de sus años, lo que no sabe es que este mismo ímpetu juvenil puede volverse un enemigo mortal, porque no siempre los sueños terminan pareciéndose a la realidad, es entonces cuando debes replantearte objetivos y tomar otro camino.
Tan perdido está en su pensamientos, siendo solo abstraído de ellos por un ligero golpe en su hombro, Aristóteles su novio, lo acompaña a iniciar esta nueva etapa, se sonríen e intercambian miradas cómplices que no pasan desapercibidas por los adultos, la mamá y el hermano pequeño de su novio, también están allí.
Los adultos recuerdan cuando eran jóvenes, las ansias que tenían de comerse al mundo, recuerdan lo que era intentar pelear contra el viento y la marea, sentimientos tan intensos que solo surgen en la adolescencia que te hacen creer que eres invencible, entonces mueven sus cabezas sonriendo y continúan con aquella charla que han iniciado.
Conforme pasan las horas el bullicio de los corazones y mentes de los jóvenes comienza a apaciguarse, hay muchas cosas por hacer, pero no aún, el sueño los invade y con sus cabezas juntas descansan las horas que aún quedan por llegar a su destino, el sueño es un aliado tan hermoso que los deja disfrutar de un estado de completa paz.
(...)
En Ciudad de México hay una persona que está por perder la paciencia, Mateo Symanski, si lo observas con atención por el estoicismo que refleja su rostro no lo parecería, apenas un ligero brillo de molestia se refleja en su mirada verde, que se desvanece en seguida.
Parece ser que nada lo perturba, asiente con educación hacia algunos consejos que flotan en el aire, esboza sonrisas fingidas hacia los adultos que reparten su sabiduría, tiende su mano dando apretones sólidos, es un perfecto caballero. Tan correcto a la hora de respetar y escuchar a sus mayores como ha sido educado.
Hay normas y reglas que ha tenido que cumplir desde la más tierna infancia, lo que lo ha llevado a ser un hombre responsable, ordenado y estricto con su vida y con los que lo rodean.
Por ello una coraza del más fuerte metal lo rodea, separándolo y protegiéndolo del mundo, lo que ves en él no es lo que parece o tal vez si.
Sobre los hombros de este joven descansan todo el peso de aquellas leyes escritas en un libro que tiene más de mil años de antigüedad pero que aún sirve de guía moral, allí está escrito todo lo que un buen judío debe ser para ser agradable a Dios, estas enseñanzas están completamente arraigadas en su familia, hay muchas esperanzas puestas en él, hay muchos deberes que tiene que cumplir, hay desiciones que ya han sido tomadas por sus padres, ha aprendido a vivir con esto.
Cuando al fin está solo en su habitación, esboza la primera sonrisa real del día por un mensaje, ojalá la tuviera cerca, se sentiría más relajado con aquella chispeante personalidad apoyándolo y compartiendo la responsabilidad silenciosamente.
Este par de jóvenes también tienen muchos planes en mente, ideas y proyectos futuros a cumplir, han trazado esquemas con sus objetivos buscando respuestas lógicas que los ayuden a alcanzarlos.
En la vida suelen presentarse variables imprevistas que golpean tus proyecciones a futuro, el trabajo que deseamos, la casa en la que vamos a vivir, los hijos y las mascotas que queremos tener, se esfuman como nubes de humo.
La vida es el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte, ese tiempo es un constante fluir, hay etapas que terminan para dar lugar a nuevas experiencias, porque siempre hay espacio para volver a soñar y volver a creer en el amor.
Gracias por leer!
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