Veo como las sombras del viejo complejo de apartamentos crecen y se tragan macizos de flores solitarias mientras los niños dibujan con la tiza. Lentamente saco la cámara y con todo el amor que poseen mis dedos empiezo otra tarde llenando la memoria de una cámara barata.
Enfoco a la valla oxidada de la carretera, los cuervos hambrientos y vagabundos que jugaban con sus picos en el agua, el muro medio caído de la estación de tren, esas cosas son como las típicas marcas en esta ciudad, son pequeños puntos que despiertan la nostalgia de los que ven mis fotos. Desde pequeño amo la fotografía, pero como no tenía la confianza escondo la cámara dentro de mi jersey.
Enfrascado en mi nuevo mundo solo soy capaz de escuchar las voces de los demás como susurros. Hoy una vez más volveré a casa escondiendo una cámara de fotos en mi jersey y soñaré con galerías de mentira, pero hoy hay un plano que es nuevo.
Con mi cámara entre mis dedos voy hacia la escalera roja, ahí está un hombre de ojos marrones, fluyendo la nostalgia el marrón se funde y mi pecho late.
"A menudo se dice que es doloroso ver a alguien sufrir, no hay casos de muerte por eso" me digo a mi mismo, parado en medio del parque sigo mirando a ese hombre.
Uno no puede morir por ver a alguien solitario, pero aun así una vez más le veo con ese estado melancólico que le da un aire mágico a su mirada y mi corazón se aprieta en el pecho dolorosamente. Algo en mi mente me grita y sin querer, silenciosamente le saco una foto, a un perfil masculino, esperando algo en esas escaleras rojas de metal.
Nunca había hecho eso, sin comprender mis propias acciones miro la foto.
"Es hermoso" pero una pequeña vocecilla me dice "Es inmoral". Pero el dedo que está en el botón de borrar ha perdido la fuerza y se ha congelado, no puedo, no quiero.
Gracias por leer!