Rey Dragón; La forma de una muerte y el resurgir del legado.
Ésta es la historia de un Dragón. ¡EL REY DRAGÓN! Un ser de majestuosidad excelsa, aterradora e imponente, una bestia de poder inconmensurable. La única creación que se le equipara a los Celestiales en divinidad.
Mas fiel servidor de su creador, el Frara Damkor, quien lo creó a partir de sus colmillos, según cuentan los míticos aun vivos.
Damkor siguió cómo perro a Damkor. El obsesionado deseo y personalidad errática de Damkor nunca fue inconveniente, pues feliz era al lado de semejante Deidad.
Hasta que en cierto momento, Damkor y los demás Fraras se juntaron nuevamente después miles de años. Damkor, de alma curiosa, busco y buscó hasta el cansancio, experimentó y experimentó hasta sus límites y finalmente su sueño...casi vio cumplirse...
Los Fraras sabían, los Fraras soñaban con el día en que pudieran resucitar a una entidad mayor que ellos mismos. Damkor y su anhelo dieron con la receta absoluta, y finalmente llegaría el momento. Pero... estaba débil.
¡Todo el esfuerzo y energía invertido lo estaban matando!
Y aún con las advertencias de sus hermanos Fraras... siguió adelante. Culminando en su fatídica muerte en todo el medio de su sueño. "¡Sólo un poco mas! ", "¡Resiste!" se gritaba de constante al sentir que su fin se avecinaba... pero ese fin estaba mas cerca de lo que pensaba.
Damkor, un Frara creador, apasionado como ningún otro. Ese día, en su intento de lograr el anhelo de él y sus hermanos, murió.
Centenas de miles dejó huérfanos. Sin un guía, a sus hermanos les abandonó, y al rey dragón, su primera creación, también dejó olvidado.
Desenfrenado y herido, el aún joven Dragón voló y voló en lo alto del cráter, donde todos veían lamentando la pérdida, y su ira desquitó.
Nubes de llamas. Humo negro. Cielo teñido de un rojo sangre. Estando el Rey sin Control, todos los Dragones le siguieron la destrucción.
Ni los presentes Arcángeles eran rival para semejante monstruo. No había quien le parece.
Al extinguir su vida de a poco, el Dragón consiguió un poder que se equiparaba al del legendario Gon, el Celestial primogénito. Quien ya no estaba presente, pues como servidor de todos los Fraras, los estaba reconfortado en dimensiones muy alejadas a la del desastre.
Pero entonces. Entre caos y muerte, hubo un llanto. Un lamento inaudible.
No se trataba de un Elfo.
Ningún Enano.
Hadas o Gnomos.
"¿Demonios? Quizás" pensó él. Pero no confundiría el llanto de otros seres creados por Damkor...
¿Qué es? Todos pensaban.
No había ningún rastro de energía... "¿No estaba vivo?" Creían aterrados.
De potentes abanicadas de sus enormes alas, dispersó el humo. Revelándolo. El origen de aquel llanto.
Se trataba de un último recuerdo. Un último legado.
Dos bebés.
Parecidos a elfos, pero dotados de enorme ternura y belleza. Sus delicadas apariencias cautivaron al instante a aquellos que los vieron. Al Rey Dragón principalmente. Verlos le hizo olvidar la tristeza y lamento que le agobiaba. Desconoció al instante el pesar de la pérdida.
Como si se tratara de un susurro del viento, al Rey Dragón le llegó la respuesta a la incógnita.
«Humanos... » Dijo para sí mismo. Los pequeños bebés lo vieron. Una criatura colosal y escamosa, que haría defecarse de terror con verla a lo lejos. Y los muy insolentes bebés no hicieron más que dejar de llorar, verlo con curiosidad y dejar salir sus primeras carcajadas. «¡HERMANOS MÍOS! ¡ESTOS SON LOS HUMANOS! ¡DADLES LA BIENVENIDA!» Gritó el Dragón con feliz descaro, indiferente y ajeno a lo que hizo instantes atrás, incitando el silencio e incomodidad de sus oyente ¡Pero! ¿Quién en su sano juicio le criticaría algo a tremenda criatura excelsa? «¡Damkor murió... Pero su muerte no será olvidada! ¡Estos Humanos nos recordaran en todo momento quien era y para que vivió! ¡Son la culminación de sus esfuerzos! ¡Valorarles! ¡Guiarles! ¡Enseñarles! ¡Con dedicación, amor y esfuerzo! Así como Damkor hizo con nosotros en vida...»
Éste último mensaje fue escuchado con atención, todos ahí conocen la ira del Dragón, conocen su pasión y luz, de entre lo presentes ¡No existía ser viviente mas cercano a Damkor que ese Dragón! Y todos los sabían, aquella criatura casi divina, haciéndose el fuerte frente el legado de Damkor...
Los Elfos y Hadas asintieron en acuerdo.
Enanos y gnomos vociferaron en aprobación.
Los demonios hicieron majestuoso uso de la energía para crear un auroras boreales infinitas en el horizonte e incandescentes de colores vivos, la más grandes de las bienvenidas en su cultura.
Los magnos retumbaron hasta las regiones mas profundas de Onduvaria por la celebración.
Celestiales despejaron sus ciudadelas del área para revelar el estrellado cielo galaxial con el todos quedaron maravillados.
Y los dragones... ellos rugieron con potencia ensordecedora e infernales llamas...
Quienes tuvieron esas vivencias describen esos rugidos como llanto y esas llamas como melancólicas. Pero son pocos los que cuenta sobre aquello...
Ese grupo de Precursores presenciaron aquella noche de la "Era de Vicisitud"la muerte de una Frara y el nacimiento de una raza que generará incontables historias a lo largo y ancho de Onduvaria.
Gracias por leer!
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