Anya nunca se había sentido tan sola, tan perdida, no quería volver a casa, toda la superficialidad que la rodeaba era inaguantable para ella. En colonias como la Colonia Diamante solo se veía lo que la opulencia podía hacer, la gente vivía conectada a toda hora simplemente satisfaciendo sus diferentes necesidades, o lo que el sistema les decía que necesitaban, la exageración en el no tener que hacer nada, simplemente vivir y gozar era algo que no iba con ella. Sus padres jamás lo habían entendido y la habían hecho pensar que toda su vida era únicamente para disfrutar, pero «¿qué era disfrutar?», pensaba constantemente. Los paseos a la Luna cada cierto tiempo hacían que se quedara viendo a la tierra como ese minúsculo lugar azul verde y blanco, al cual pertenecía pero con el cual no se sentía conectada.
Después de una terrible pelea con su madre, donde dijeron todo lo que sentían mutuamente en el calor de la discusión o eso pensaba Anya, decidió aceptar la invitación de uno de sus amigos que estaba en comunidades de desconectados, personas que querían volver a la realidad y abandonar toda conexión a la red por siempre. En la Colonia Diamante, había realmente muy pocos, pero había un bar muy famoso por no contar con ninguna conexión a la red y apegarse a la vida del pasado, ese pasado donde Anya siempre quiso vivir.
Afuera del bar las calles estaban desoladas, todas las personas del mundo deberían estar en ese momento en su casa, o mejor aún, en su mansión conectadas. Realmente no podían vivir de otra manera y era lo que más atormentaba a Anya. Revisó en la pantalla de su muñeca la dirección y pensó en cuán hipócrita era al pensar que podía vivir desconectada y aún así revisaba una simple dirección en su pulso de última tecnología.
Era una casa que no tenía nada de diferente a otras del lugar, todo estaba integrado con la naturaleza, aunque observando a detalle, notó que no había ventanas por ningún lado.
—¿Buscas algo? —preguntó este hombre vestido con un traje de paño negro como los que se veía en las antiguas películas, su peculiar barba en forma de candado y su pelo engominado hacia atras le daban un aspecto un poco intimidante.
—Me dijeron que preguntara por Luc —dijo Anya un poco intimidada, mientras este hombre la miraba de arriba abajo.
—¿Código de quién te envía? —preguntó el hombre de manera cortante.
—Me envió B687432-008765X3D —leyó Anya de su muñeca nuevamente.
—Tendrás que apagar eso al entrar…
—Anya.
—Muy bien Anya, dentro de esta casa no hay conexión alguna, espero disfrutes tu estancia —dijo dándole paso por en medio de un túnel bastante angosto donde varias varillas de metal lo rodeaban.
Sentía como sus pocas modificaciones se apagaban, siempre había sentido repugnancia por algunos olores, así que desde muy niña su madre había hecho que le pusieran modificadores de sensación de olores en su nariz, así que por primera vez sentía el verdadero olor de las cosas, era extraño pero emocionante.
El lugar estaba atestado de personas vestidas de negro, tomando y bailando música incomprensible para sus oídos. Tímidamente se sentó en la barra y ordenó un Bloody Mary. Muchas personas la miraban con extrañeza, seguía siendo poco común ver una persona albina, por más modificaciones corporales que habían propuesto sus padres ella adoraba lo que la genética había hecho, afortunadamente su albinismo solo había influido en su pigmentación y había afectado realmente poco sus ojos.
—¿Buscabas a Luc? —preguntó a Anya un hombre tremendamente alto, superaba la media de todos, pero no era musculoso, tampoco delgado, era rubio, extremadamente pálido como ella, de ojos azules y facciones no muy comunes en el mundo de hoy..
Estaba vestido igual que el hombre de la entrada, era extraño ese tipo de ropa que ya no se usaba. Era una inmersión en el pasado como se lo había vendido Phil, su amigo. Para Anya todo en él era hermoso y extraño, misterioso, oscuro, pero radiante, como su cabello que destellaba ante las luces del lugar.
—Eso me dijo mi amigo, realmente estaba buscando desconectarme un rato —respondió embelesada en los ojos de tan hermosa aparición.
—Pues que triste… soy Luc y no estaba esperando que una mujer tan hermosa me estuviese buscando —dijo hablando con cierto acento irreconocible además de hablar demasiado formal—. Un placer.
Anya abrió los ojos de par en par mientras observaba como él la miraba como nunca antes un hombre la había mirado, sintiendo un cosquilleo que atravesaba todo su cuerpo.
«Obviamente nadie me mira, no solo porque soy diferente, sino porque no se despegan de su realidad virtual, de su falsa realidad», pensó Anya sin dejar de mirarlo.
—Es cierto, nadie se despega de la tecnología, es triste y no creo que nadie te mire por ser diferente. Al contrario eres extremamente bella —soltó Luc haciendo que Anya abriera los ojos pero esta vez aterrada.
«¿Leyó mis pensamientos?».
—¡Ups! Disculpa, no quería entrometerme, o ¿quizás sí? —sonrió Luc coquetamente mientras la miraba cada vez más intensamente, llegando al punto de incomodarla.
—No fue buena idea venir —dijo Anya realmente asustada por lo que acababa de presenciar. Se terminó el trago y empezó a sentirse mareada, todo empezó a darle vueltas al punto que vió desaparecer todo a su alrededor.
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Anya empezó a abrir los ojos, seguía mareada, dio un vistazo a su alrededor, algunas cajas apiladas junto a varios androides en desuso la miraban con los ojos abiertos, volviendo el lugar más aterrador de lo que ya era, no sabía cuánto tiempo había pasado, tal vez era el mismo lugar, pero la música ya no estaba.
—Maestro, ha despertado —soltó el hombre de la entrada mirando a Anya con detenimiento.
—Gracias Henri… puedes ir por Phil —dijo sacándolo del lugar que parecía el ático del lugar ya que unas escaleras de madera lo llevaban hacia un lugar más alto de donde estaba ella.
—Discúlpame Anya, no quería que llegáramos hasta este extremo, pero una debilidad mía, hizo que quisiera huir y no podía permitirlo, verás tu sangre es de una exquisitez de la cual no puedo prescindir…
—¿Mi Sangre? —preguntó Anya temblando, estaba amarrada a una poltrona de estilo antiquísimo.
«¿En que lugar me metió Phil?».
—Verás Anya, te puedo ofrecer una probadita de lo que era la antigüedad, yo nací en el año 1623, he visto cómo los humanos se han encargado de autodestruirse de todas las maneras posibles. Pero gracias a eso mismo sigo aquí en pie.
Anya aún estaba desorientada tratando de asimilar lo que le decían cuando su amigo Phil entró por la puerta empujado por Henri.
—¿Qué es esto Phil? ¿Una broma? —preguntó Anya angustiada mientras trataba de zafar los nudos que amarraban sus brazos al espaldar de la poltrona.
—Anya, perdóname, pensé que querrías vivir la experiencia como yo, no pensé que te quisiera hacer daño —suplicó y la cara de preocupación asustó a Anya al triple.
—¿Será que puedes hablar claro? —preguntó Anya imitando su acento.
En menos de un segundo lo tenía enfrente haciéndola gritar como nunca antes.
—Verás Anya, muy pronto seré tu maestro, así que... ¡¡RESPÉTAME COMO TAL!! —gritó Luc soltando una voz gutural que dejó a Anya temblando.
—Perdóname An —sollozó Phil.
—Tú cállate… —Luc volteo a mirar a Phil y se dirigió a Henri— Puedes llevártelo…
—Perdóname…
Alcanzó a escuchar Anya, mientras Henri arrastraba a Phil y lo sacaba del lugar a pesar de su resistencia.
—Volvamos a lo que estábamos ¿Te parece? —preguntó Luc sonriendo de lado mostrando dos enormes colmillos, que antes no estaban ahí.
Anya no se explicaba en qué momento había terminado en esa pesadilla, qué clase de broma era esa.
«Los vampiros no existen, los vampiros no existen», repetía en sus pensamientos una y otra vez.
—Permíteme contradecirte querida Anya, tal vez somos más antiguos que los humanos, existimos y nos adaptamos fácilmente a todas las eras, mi raza sigue en pie a pesar de todo, pero hay exquisiteces que se han perdido con el tiempo como las mutaciones genéticas como la tuya. Eres un platillo delicioso del que me encantaría disfrutar de tanto en tanto, si me lo permites…
—¡¿Pretendes que diga que sí?! —preguntó Anya enojada.
«Nadie me dice platillo… no no pienses en nada lalalalalalaal».
—Tranquila, igual percibo tus sentimientos actuales, relájate un poco, que no tienes forma de escapar, además se que lo vas a disfrutar —dijo acercándose mucho más a ella mientras se arrodillaba frente a ella.
Anya llevaba un vestido que dejaba sus largas piernas al descubierto. Luc se acercó y subió sus fríos dedos por sus muslos abriéndole las piernas. Pensó que la iba a violar cuando acerco su cara y clavo sus colmillos en su muslo haciéndo que volteara la cabeza hacia atras gimiendo en cambio de gritar. No le gustaba la sensación pero sintió demasiadas cosas mientras Luc lamía la sangre que brotaba de su muslo derecho.
—¡Disfrútalo! —exclamó Luc quien sacó su cara de en medio de los muslos de Anya para sonreírle mostrando su cara totalmente ensangrentada.
Anya estaba aterrada, sentía el olor de la sangre invadir sus fosas nasales, le temblaba todo el cuerpo, se sentía cada vez más débil, pero trataba de no pensar en nada, solo esperaba que su vida no terminara esa noche.
En un futuro no tan lejano, la inteligencia artificial ha dominado el mundo, el internet de las cosas es una realidad haciendo que los humanos permanezcan conectados todo el tiempo. La tecnología hace parte inclusive de los mismos humanos debido a las modificaciones que se pueden hacer gracias al desarrollo en nanotecnología y biotecnología desarrollado por XAE y la X-Corporation. Leer más sobre XAE.
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