Me desperté en medio de la oscuridad, a cinco metros bajo tierra, apenas y podía respirar, estaba agitado, sentía tierra entre los dedos, no lograba iluminar mi escaner, intenté moverme sin lograr mayor cosa, estaba aturdido, tenía ganas de vomitar, no podía ser, no me podía estar pasando de nuevo. Solo quería una mejor vida para mi y mi familia, quería que pudiéramos llegar a la colonia esmeralda, esa que tanto vendían, esa donde eras libre, donde podrías conectarte siempre a la red virtual, donde podrías viajar a la Luna. Tomé una mala decisión, la peor de todas, bien me lo advirtieron mis amigos, mi esposa, mi madre. Mi padre había cometido el mismo error y yo solo estaba repitiendo su historia, no quería terminar muerto y desaparecido como él.
Buscaba la forma de encender mi sistema de localización y mi brazalete modificado, podía ser un modelo viejo, era solo el HBVR 2100, pero jamás me había dejado abandonado, solo necesitaba encenderlo, trataba de alcanzar mi muñeca izquierda con la mano derecha, pero el lugar era demasiado reducido para moverse bien. Al tiempo recordaba lo último que había hablado con mi familia.
—Hijo, te lo pido, te lo imploro, no lo hagas —suplicó mi madre agarrándome fuerte del antebrazo.
—Te prometo que es seguro madre, es una simple transacción —solté confiado.
—Una transacción ilegal —agregó Bianca mi esposa.
Bianca, esa mujer que a pesar de mis faltas, siempre había estado firme, al pie del cañón, junto a mi.
—Quiero que todos podamos acceder a un mejor lugar. Vivir aquí, esto no es vida. Los de las colonias superiores no tienen idea lo que vivimos aquí, no saben que para que ellos puedan vivir como viven, aquí tenemos que vivir terriblemente mal.
—Se puede llegar de manera legal Franco, se puede —bufó mi madre y sabía cómo iba a continuar—. Tu padre...
—Mi padre se arriesgó, no fue cuidadoso y por eso perdió —interrumpí.
—Con Los Adoradores del Código no se juega —susurró mi esposa mirando hacia todo lado como si nos estuvieran escuchando—. Son peligrosos Fran…
—Lo sé belleza, lo sé, pero vamos a estar bien. Este ser que viene en camino tiene que acceder a la Colonia Esmeralda, mínimo a la Colonia Zafiro —sonreí mientras acariciaba la barriga ya pronunciada de mi amada Bianca.
Ya nadie era religioso en este mundo, pero este bebé que venía en camino lo consideraba un milagro. El noventa por ciento de personas de mi clase éramos castrados químicamente solo para que la población en pobreza no aumentara, pero que aún existiera para hacer todo el trabajo sucio que había que hacer. Muy pocos lograban burlar el sistema, mi padre lo había logrado, yo lo había logrado. Mi felicidad era mi angustia. No podía permitir que ese bebé llegara a pasar las mismas necesidades que yo.
Logré moverme de tal forma en que pude alcanzar una mano con la otra y encender el dispositivo de localización, no tenía señal, era obvio que el internet no llegara a este nivel bajo tierra, a menos que hubiera cerca un Repercutor de Red 5115 de los que usaban antes.
En un futuro no tan lejano, la inteligencia artificial ha dominado el mundo, el internet de las cosas es una realidad haciendo que los humanos permanezcan conectados todo el tiempo. La tecnología hace parte inclusive de los mismos humanos debido a las modificaciones que se pueden hacer gracias al desarrollo en nanotecnología y biotecnología desarrollado por XAE y la X-Corporation. Leer más sobre XAE.
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