Después del toque de la campana roja del templo siempre venía la duda.
Una campanada era la llamada a la adoración de los dioses. Dos significaban el adiós a un buen amigo. Tres estaban reservadas al desafortunado encuentro con un habitante de la Fosa de Huesos. Cuatro precedían a una invasión de monstruos. Cinco anunciaban la muerte misma arrastrada por las carcajadas de los cazadores de almas. Seis acompañaban el fuego descendiendo del cielo y siete presagiaban la guerra final.
Aquella mañana, la pequeña ciudad de Vinral amaneció bajo el halo espectral de una nevada, y el azar la despertó con tres toques del badajo que serían solo el presagio de algo más.
Gracias por leer!
Me encanta el comienzo. En unas pocas líneas te da las pinceladas que necesitas para ubicarte en el mundo que inventó la autora y además te crea la tensión y la curiosidad para seguir leyendo.
Una sociedad que utiliza la magia como algo habitual (los portales)... Me pregunto por qué no apreciarán a las hechiceras. Y espero descubrirlo pronto. De momento la prosa me gusta y la protagonista, también.