mazzaro José Mazzaro

Cuando el sol quema en el horizonte, dicen que no solo calienta a los cuerpos peregrinos, sino que sella, a su vez, el destino de los que fueron llamados antes de tiempo. Incluso de aquellos que soñando con ser amados, no volvieron a despertar.


Drama No para niños menores de 13.

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La piedra

Joaquín creía con fuerza que sabía lo que era el amor. Ese verano, con el sol recalcitrante y las chicharras zumbando en casi todos los árboles de la cuadra, hacía guardia en la vereda de su casa, esperando que ella pasase. Eran años ya, los que llevaba observándola caminar. Siempre por las siestas, el horario en el cual el no tenía actividades de la facultad y todos dormían. Alguna vez ella le había sonreído, pero la situación nunca pasaba de miradas lejanas y la necesidad imperiosa de él por expresarle todo cuanto sentía. Un universo anidaba en su pecho, un fuego fatuo que ardía sin resquemor por ella.

María Martina, era una joven de treinta y dos años, médica especialista en dermatología, oriunda de Entre Ríos, capital de Misiones, una provincia al noroeste de Argentina. Era una mujer alta, esbelta con orientación hacia lo atlético, sus piernas, definidas a razón de largas y zigzagueantes caminatas, se movían al compás de dos cuchillas que acariciaban el suelo. Sus cabellos, casi blanquecinos, le llegaban al hombro, enrulándose ligeramente en las puntas. Era, sin lugar a dudas, una musa caminando sobre la tierra. Tenía una piel clara, de esas que parecen brillar bajo el sol. Unos labios abultados y aunque nunca la había visto sonreír, consideraba que sus dientes eran perlas sagradas de perfecta simetría.

Sabía poco de ella, de sus pensamientos en general, su belleza la había cautivado desde el primer momento que la había visto y todo lo demás le fue agregado. Joaquín se imaginó su voz, dulce, suave y profunda; fantaseó con sus gestos, sencillos, aunque poderosos. Se pensó entre sus largas piernas, fundiendo su piel con la de ella, sus almas en una danza perenne que los juntase al fin.

Ese verano en particular, Joaquín estaba completamente decido a hablarle. No sólo para expresar la vergüenza de aceptarse admirador, sino para establecer un contacto verdadero, escuchar su voz. Tenerla más cerca que a unos diez metros, la distancia que separaba una vereda de la otra. Vivian frente a frente. Joaquín con sus padres, María Teresa y Mario, y ella, según intuía, estaba soltera, vivía sola y no tenía hijos. Creyó verla entrar y salir algunas veces siempre con hombres diferentes, pero estaba convencido de que ella no era una persona de las aventuras, sino alguien que se reservaba para el correcto. Así como lo hacía él con ella.

Sus padres no sabían de su encantamiento, pero por algunos comentarios de María Teresa, creía que quizás resultase obvio el hecho de esperarla volver del trabajo solo para verla pasar. De todas formas, no le importaba en lo más mínimo, ella era su secreto inevitable. Cuando María Martina pasaba frente a sí, era el momento en el cual comenzaba el día. Su vida, por esos años, era las oportunidades en las cuales la veía venir cuadras a lo lejos y entrar a la casa, todo lo demás, formaban unas pausas de mayor o menor contenido. Lo extraordinario, era que, para Joaquín, su existencia pasaba de un blanco y negro, a una paleta de colores casi infinita cuando la tenía delante de sus ojos.

Un miércoles, cuando María Martina transitaba por la vereda de enfrente hasta la puerta de su hogar, Joaquín tomó un valor inusitado. Un relámpago ardiente y veloz se derramó desde la cabeza hasta la punta de todos sus dedos, guiándolo hacia ella. Comprendió en ese mismo instante, lo que era el amor, lo mismo que sentían todos los planetas por el sol, una necesidad imperiosa de acercarse. O en todo caso, de no poder alejarse una vez encontrados. Él estaba siendo arrastrado hacia ella.

Avanzó lentamente, no quería tropezarse ni parecer evidente. Calculó la trayectoria, pensó algunas palabras y se dispuso a cruzar la calle. Deberían encontrarse unos pocos metros antes de que ella llegase al acceso de su hogar. Iba con la cabeza agachas, no quería que ella lo notase. Aunque la imaginaba ingenua, calma y de fiel espíritu, tenía que tratar de guardar las apariencias.

Al cruzar la calle, a mitad de la acera, escuchó un ruido que lo distrajo por unos segundos. Unos segundos que se transformaron en eternos, puesto que nunca más volvió a abrir los ojos. Un automovilista imprudente, desquiciado tal vez, lo había levantado por los aires sin la más mínima intensión de esquivarlo. María Martina vio al joven volando por los aires e impactando de forma violenta contra el pavimento caliente. Se quedó quieta, como quien ve el nacimiento de un fantasma.

11 de Octubre de 2020 a las 12:25 10 Reporte Insertar Seguir historia
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Lihuen Lihuen
Un buen comienzo y muy bien narrado
December 08, 2020, 19:48

Angélica Plaza Angélica Plaza
Excelente historia...
November 28, 2020, 00:11

Mauricio Jofré Mauricio Jofré
Primero; excelentes descripciones, me resultaron muy vividas en mi cabeza y no me costó nada imaginarme lo que nos relataste, sobre todos los personajes. Segundo, hermano, que puta tragedia; una historia que terminó incluso antes de empezar. Un final triste y bastante irónico para el pobre Joaquín.
November 27, 2020, 23:16

  • José Mazzaro José Mazzaro
    La vida misma mi estimado Mauricio. Cómo los exorcismos, a la realidad se la enfrenta nombrándola. Gracias por leer y fuerte abrazo! November 28, 2020, 00:55
Tenebrae Tenebrae
Que tragedia, justamente cuando se decide tratar de coincidir y expresar su amor por la mujer, es atropellado recibiendo gran golpe de lleno, oh no...
November 27, 2020, 18:01

Francisco Rivera Francisco Rivera
Amor, platonismos, tragedia y evocaciones que muchos hemos pasado por algo de esto. Ya seguiré el resto de lecturas. Me gusta la introducción y la manera en que llevas el relato: sobrio, evocador, en velo de suspenso. Me comprometo a leerte y comentarte, amigo. Un saludo desde Veracruz, México.
October 28, 2020, 15:54

  • José Mazzaro José Mazzaro
    Gracias Francisco, te sigo de cerca. Un abrazo desde Argentina October 28, 2020, 17:13
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