ggukieallen ズリタ

❝Este es mi mejor amigo, su nombre es Jungkookie y vive detrás de la cerca.❞ Un muro distingue las clases sociales. Mientras Kim Taehyung está protegido bajo la cúpula, Jeon Jungkook está desamparado en la miseria. universo alterno infancia - contenido para adultos: angst, abuso de poder, genocidios, xenofobia, descripción de violencia física y psicológica, relaciones sexuales no consentidas, uso de sustancias nocivas, lenguaje altisonante, manipulación, abuso infantil: maltrato físico, sexual no explícito, emocional. © 010820, Ggukie Allen.


Fanfiction Bandas/Cantantes No para niños menores de 13.

#taekook #vkook #taegguk #bangtansonyeondan #bts #kimtaehyung #taehyung #jeonjungkook #jungkook
3
2.6mil VISITAS
En progreso - Nuevo capítulo Todas las semanas
tiempo de lectura
AA Compartir

Introducción



“¡Basta con eso!”

Los piecitos se detienen en seco ante el grito hosco.

El niño gimotea cuando cae al césped, agradeciendo con una mueca que el colchón natural ha amortiguado su caída, tras perder el equilibrio.

Aprieta sus manos para darse cuenta que ha soltado su avión, sin ver con claridad en qué dirección ha emprendido su vuelo.

Esto, debido a que su vista está nublada por el mareo y su entorno sigue dando demasiadas vueltas. No es hasta que pasan cinco minutos cuando puede estabilizarse y ver dónde ha caído.

Genial.

Ha aterrizado, de picada, ante los pies de su hermano. Y para su mala suerte, no del bueno, sino del que es un poco muy gruñón cuando considera que Taehyung está haciendo travesuras.

El mayor tiene una lista archivada en su mente de todas y cada una de las travesuras que el castaño hace, y ésta definitivamente forma una de ellas.

Se reincorpora con pesar cuando puede, tambaleándose y avanzando temeroso a donde el moreno se encuentra, viendo como no tarda en apartar el juguete sin cuidado con la punta de su pie hacia la entrada trasera, cuando lo ve venir.

“Por favor, sé amable con mi avión, hyung” demanda, encorvándose en reproche pues parece que su regalo se ha atrofiado por la caída.

Siente como sus extremidades tiemblan y bufa, requiere demasiado esfuerzo de su parte agacharse para lograr, o al menos intentar, esquivar las piernas contrarias que actúan como barreras que no le permiten alcanzar su juguete.

Ladea sus labios en un puchero, no queriendo encontrarse con la mirada de desaprobación que el peligris le da desde arriba. Taehyung sólo quiere levantar su avión del suelo para que no se dañe más, incluso puede dejar de jugar si eso le molesta.

“Es un regalo del abuelo, por fis” dice en un susurro, demasiado bajito, porque tiene miedo de lo que está sintiendo.

Aprieta los ojitos cuando el malestar que aborda su pecho se intensifica, estrujándolo con fuerza como si quisiera hacerle daño, y no puede evitar jadear por la falta de aire. No es sorpresa que esto esté pasando de nuevo.

Es entonces cuando Namjoon lo mira preocupado, no deshaciéndose de la tensión de sus hombros, sin embargo. Le causa demasiado conflicto ver al niño reprimiendo las secuelas que lo embisten, producto de su descuido.

“Debes aprender a obedecer, Taehyung” espeta, siempre tan hostil y lacónico cuando se trata del castañito. “¿Es tan difícil?”

El niño niega, como si lo dicho no fuese importante ahora, buscando la pared para recargarse en ella cuando su respiración se descompasa, dejando a su corazón atrás que late dolosamente lento.

A regañadientes, el moreno lo sienta sobre una de las cajas de mudanza que se encuentran ahí, asegurándose que no caerá para comenzar a atarle las agujetas alrededor de los tobillos, evitando así que el nudo se deshaga, dándole mejor soporte a sus torpes pisadas.

“S-sólo estoy jugando” pronuncia con un puchero formándose en sus labios, sintiendo su garganta vibrar, producto de un posible llanto.

Su hermano lo escruta con sus ojos cafés y él sólo quiere desaparecer, pero no puede hacer nada más que jadear en busca de llenar sus pulmones de oxígeno.

“N-no hice nada malo”

“Por supuesto que no” endosa, su voz pica en la piel de Taehyung, se siente áspera.

El castaño siente las manos del otro revisar el inhalador que cuelga de su cuello, podría esperar algún comentario de su parte avergonzándolo por el estampado infantil que el listón tiene, pero sabe que no es el momento. Solamente está cerciorándose que esté en condiciones antes de llevarlo a la boca del niño para que aspire.

“Esta no es la primera vez, ni la segunda, Kim Taehyung” y ahí está nuevamente ese horrendo tono severo. “Te he dicho que debes calzar tus zapatos especiales, esto seguirá pasando todas las veces que no obedezcas, ¿quieres volver a la andadera?”

“Hyung” niega, advirtiéndole que se va a desmoronar en cualquier momento.

Namjoon suspira, hastiando, apartándole las manos de un manotazo cuando se las lleva a los labios. Tal vez ha sido un poco brusco, pero están sucias y Taehyung es bastante propenso a enfermarse, en gravedad.

“El problema contigo es que eres bastante necio, parece que lo haces a propósito y no puedes entender que usar tus converse sólo dañarán tus pies de nuevo” busca suavizar su tono cuando ve los orbes aguados a punto de desbordarse, sintiéndose culpable al momento. “No debes jugar de esa manera”

“¡No me gustan!” vocifera, limpiándose bruscamente las lágrimas con el dorso de sus manos.

“¿Y eso importa?” cuestiona, la aversión presente en sus palabras.

“¡Claro que sí porque- porque son feos y pesados! ¡N-no los quiero, hyung! L-los niños se ríen de mí, todos me miran raro hasta- no” solloza, sintiendo como sus ojos arden en llanto que no parece querer detenerse. “No me gusta que- que se rían de mí”

“Taehyung-” tensa la mandíbula, fastidiado de lo que el menor tiene que vivir, y quizá la educación en casa fue la mejor opción desde el inicio.

“Por eso pedí estos, y-yo quiero usar zapatos como los niños normales, no me importa que me duelan los pies” con el rostro compungido confiesa, meciéndose sobre sí mismo hasta que el otro lo detiene. “Seokjin hyung entiende, ¿por qué tú no?”

“¿Niños normales? Tae, tú eres un niño normal”

“¡N-no es verdad! Jennie y Jimin-ssi no usan zapatos feos, ellos me lo dijeron. Usan bonitos, como los míos ahora” informa con recelo, entrecerrando los ojos cuando recuerda, sintiendo los temblores apaciguarse un poco e intenta sonreír cuando dice. “Jinnie hyung compró tres pares para mí, s-sólo por el día del niño. También tienen un colchoncito y son de diferentes colores”

Intenta mostrarse indiferente, pues no sabe cómo asimilar lo dicho, les ha costado bastante privarlo del exterior para evitarle malos tratos, que le es horrible enterarse que estos llegan a la puerta de su casa.

El mundo es cruel y, a pesar de que no debía conocerlo como tal, Taehyung comenzaba a percibirlo.

“¿P-puedo tener mi avión de vuelta, por favor?”

“Bien. No volveré a decirlo, sin vueltas y sin correr porque puedes caer” indica, apuntándolo con su índice al recordar su propósito inicial. “No puedo estar detrás de ti para evitarlo, tampoco voy a curarte sí desobedeces, ¿entendimos?”

Taehyung amaga en iniciar un berrinche por lo que el otro alza sus cejas, en advertencia, antes de acomodarse los lentes sobre el puente de la nariz.

El menor instintivamente busca a su hermano mayor con sus orbes, los cuales comienzan a aguarse de nuevo, viéndolo caminar hacia la casa tras terminar su llamada telefónica. Mirando cómo dos hombres que le sobrepasan de la altura vienen detrás de él, vistiendo uniformes pesados, haciéndolo encogerse sobre sí.

Jala el pantalón de Namjoon, colocándose a un costado en busca de protección, la cual de pronto no necesita porque ellos hacen una reverencia y se quedan afuera, siendo su hermano el único que entra a la vivienda.

Lo mira quitarse los zapatos al ingresar, con su semblante demasiado serio, tanto que le daría miedo si no se tratase de Seokjin. El rostro del mayor se ilumina cuando conecta miradas con él, y Taehyung busca refugiarse en sus brazos.

Seokjin es su lugar seguro.

“Volverás a usar los zapatos hasta que aprendas el peso de tus actos, Taehyung” el peliplata dice de pronto en voz baja, sosteniendo el cuerpo del niño para que no vaya hacia su hermano mayor, recibiendo una mirada confusa por parte del mismo. “Y no molestes a Seokjin con esto, tiene bastante trabajo”

El menor de los Kim bufa, molesto de pronto, frunciendo las cejas en respuesta a su hermano. Transmitiendo su indignación a través de sus orbes castaños inundados en lágrimas que planean salir. Prometiéndole así que no va a caer como siempre lo hace.

“¡N-no volveré a usar esos botines!”

“Lo harás” sentencia con la mandíbula tensa, mirándolo de mala manera.

“¡Soy grande, puedo usar tenis con agujetas!” inquiere, el barrunto de llanto liberándose del nudo en su garganta, haciendo su voz temblar y es suficiente para saber que miente. “¡Hyung, dile algo!”

“Sí, demasiado grande que sigues llorando cuando te lastimas y duermes con Seokjin cuando te asustas” espeta entre dientes, no pesando las palabras que salen desmedidas de sus labios, no hasta que lo mira a los ojos. “Sólo acata las reglas, o deja de jugar”

El pequeño sollozo que escapa de los labios de Taehyung es la gota que derrama el vaso y Seokjin se acerca, cansado de las constantes discusiones que había entre ellos dos. Abraza al castaño para protegerlo con sus brazos, sintiendo como el menor se aferra a él entre hipidos.

“¿No te parece que eres demasiado grande para discutir de esa manera con un niño de diez años, Namjoon?” Seokjin escupe, su voz siendo acido en sus labios. “Discúlpate”

El moreno bufa, murmurando ininteligiblemente mientras regresa por donde ha venido, yendo por más cajas. O al menos eso pretende.

Una delicada mano bate sus hebras castañas claras, el menor casi ronronea cuando las acomoda entre la boina amarilla que viste, ayudándolo a ver mejor donde se encuentra jugando. Terminando por limpiar el llanto silencioso que cae por sus mejillas con sus pulgares.

“No llores, amor” susurra en un tono dulce, buscándole la mirada y en un hipido las manitas del niño cubren las suyas. “Está bien, ya no pasa nada, ¿mhm?”

“N-no lo vuelvo a hacer, hyung-” susurra, con un pequeño sollozo irrumpiendo sus palabras. “F-fue un a-accidente”

Cuando logra sosegar sus hipidos, mira al mayor con ojos grandes y rojos, debido al llanto. El azabache le sonríe mientras asiente ante lo dicho, tomando su dedito para entrelazarlo con el propio en promesa.

“No es tu culpa, la de Namjoon-ssi tampoco” hace una mueca, mirando detrás como su hermano entra de nuevo a la amplia vivienda. “Todo esto de cambiarnos de casa lo tiene muy gruñón, más de lo normal”

El niño ríe poquito, casi sin ganas, y es todo lo que el mayor necesita para destensar sus hombros y reírse también.

Taehyung es bastante especial, casi puede sentir como refleja su felicidad en él.

“Sólo ten cuidado, ¿sí?” murmura, agachándose para terminar así con el peinado del menor, considerando cortarlo un poco. “No te agites mucho, tampoco vayas muy lejos porque allá atrás es muy peligroso y el pasto puede darte alergia. Es una regla. Cuando poden aquí prometo que jugaremos los tres, y podrás estar sin zapatos, ¿qué tal suena eso?”

Taehyung asiente efusivo, completamente feliz ante la idea. No puede evitar ahogar un grito de emoción cuando abraza a su hermano, y este lo impulsa a brincar en sus brazos, no recuerda alguna vez que pudiese jugar descalzo.

“Tae, volveremos a los otros zapatos, ¿sí?” ve al niño encorvarse, apretando el labio entre sus dientes al asentir. “Sé que no te gustan, pero queremos que estés bien, ¿verdad?”

“Síp” dice, sin ánimo.

“¿Por qué no tomas unas fotos para nosotros?” cuestiona apacible, tomándole las manos suavemente cuando las ha llevado a su boca, en un gesto ansioso característico del niño. “Podemos revelarlas el próximo lunes cuando vuelva a casa, piénsalo mientras nosotros terminamos de desempacar”

Los ojitos de Taehyung se iluminan ante la idea, soltando una risita que aprieta sus ojos cuando su hermano comienza a hacerle cosquillas, deteniéndose casi al instante. No pudiendo quitar la sonrisa de su rostro cuando Seokjin le lanzó tres besitos sonoros tras colgarle la cámara en el cuello, no sin antes cerciorarse que tenía suficiente batería.

“Hoy escogerás la cena en el hotel” dice, intentando arreglar un poco el avión para regresárselo al castaño que lo recibe con una amplia sonrisa, intentando brincar. “¡Sin olvidar las reglas, Taehyung!”

Escucha que grita cuando está un poco lejos, asintiendo con sus labios apretados.

“Deja de ser tan condescendiente con él, terminarás por malcriarlo”

No puede evitar oír lo que es dicho por Namjoon cuando cree que él no escucha, e intenta caminar más rápido pues no quiere presenciar la posible discusión que sus mayores tendrán por su culpa. Una vez más.

Taehyung sabe una dolorosa solución para aquello, por lo que respira hondo, apretando el avión en su puñito para que aquellos murmullos se disipen pronto.

Si ignoras algo, indeliberadamente es inexistente para ti. Poco a poco se vuelve una mentira blanca en tu vida, mostrándote una mejor realidad.

Taehyung lo ha aprendido de una mala manera.

Sin embargo, a él le funciona en demasía. A los siete años aprendió a ignorar a su padre, cada una de las veces en las que se descomponía, mostrándose como un monstruo colérico y desquiciado. Tomando demasiado alcohol por algo que parecía ser su culpa. Ignoró también los malos tratos, gritos y palabras dolorosas que recibía en su día a día mientras el hombre estaba en casa.

Seokjin le prometió, el día que su padre se convirtió en una estrella, que nada, ni nadie lo dañaría mientras estuviese a su lado, que no debía temer porque lo malo había terminado, pero eso no era más que otra mentira.

Porque tuvo que soportar las peleas que se desataban en la antigua oficina de su hermano mayor, los golpes que se escuchaban a través de las paredes, las manchas de sangre en las paredes, el rostro de su hermano lleno de hematomas.

Y ahora, tiene que dejar pasar los gritos y las malas palabras que se dedican sus hermanos cada que tienen un encuentro.

No soporta ignorar dichas causas, mas es la única manera en la que Taehyung logra conservar la imagen indemne de ellos siendo una familia feliz, sin problema alguno.

Está tan absorto que no se da cuenta cuando su avión ha caído a sus pies de picada. Se ríe un poquito, tapándose los labios, porque esta vez no ha durado siquiera cinco segundos oscilando a su alrededor gracias a la onda de aire que lo derribó.

De pronto el sol lo saluda con unos débiles rayos que lo hacen sentir cálido, apenas inicia la puesta y Taehyung agradece despedirlo con una sonrisa, entrecerrando sus ojitos castaños cuando persigue su avión pues está paseándose de nueva cuenta gracias a las ráfagas de viento.

Está ansioso por la noche, que es su favorita, porque puede ver las estrellas de sus padres, contiguas a la de su abuelo. Puede hablar con ellos, aunque no contesten, su favorita es su mamá y disfruta mucho verla brillar, siente que la ama demasiado a pesar de no haberla conocido.

Mira de soslayo la puerta trasera de su nuevo hogar, mordiendo en repetidas ocasiones su labio, muy nervioso, y sonríe cuando no divisa a ninguno de sus hermanos ahí. Al menos no a la vista.

“Damas y pasajeros” comienza, dudando que sea así como las azafatas dicen, sin embargo continúa. “El avión con destino a Seúl está a punto de despegar, abrochen bien sus cinturones, por favor”

Bate sus pestañas con nerviosismo, sintiendo su corazón golpearle con fuerza el pecho cuando termina de dar torpes vueltas en un pequeño círculo sobre sus pies mientras sostiene el plástico con fuerza.

“En tres, dos, uno” cuenta pacientemente hasta que cree poder lanzar el juguete al aire. “Y… ¡Despeguen!”

Oh, no.

La angustia lo aborda cuando la ventisca lo ha llevado al lugar prohibido, Seokjin dijo que no podía ir ahí. No hasta que los arbustos sean podados, sin embargo, el mareo opaca cualquier sentimiento.

Taehyung quiere vomitar.

Si eso le garantiza que todo a su alrededor dejará de dar vueltas, lo haría. Estaba en el cenit de su vuelo. Estaba, porque no ha durado demasiado, el vahído embistiéndolo nuevamente, no pensando en darle tregua en esta ocasión.

Aquello no le impide correr, o al menos intentarlo. Sabe que está mal, mas se trata de su avión y él no puede permitirse perderlo sin al menos luchar por él. Por eso, sus orbes pardos están fijos en la figura y no está demasiado seguro de que van en la misma dirección mas no le importa.

No hasta que tropieza sobre sus pies gracias a la maleza que se le enreda, misma que siente picarle los brazos cuando amaga en alcanzar el juguete antes que sobrepase el metal de la cerca, como si fuese posible para él tomarlo.

Jadea, tomando en sus trémulas manos la cámara que ha aplastado con su cuerpo, la cual le ha lastimado el estómago, casi sacándole el aire tras el impacto. Al menos puede quitarse un regaño de encima cuando esta enciende, mostrándose poco dañada.

Su anatomía entera duele, y cree haber sangrado al caer, llenándose de tierra seca que se adhiere a su sudada piel. No logra levantarse a pesar de sacudirse ante la sensación que la maleza a su alrededor le provoca.

Se da cuenta que son sus rodillas, las palmas de sus manos y su barbilla las partes más heridas, pues se sienten frías y arden ante el contacto con la transpiración. Se talla sin cuidado porque odia estar sucio, sintiendo su respiración descompasada cuando la tierra no se va.

Comienza a sollozar desesperado. Su pecho se oprime y siente como el corazón le retumba, sufriendo, no solo físicamente sino también porque ha perdido el último regalo que le dio su abuelo en vida.

Se agita ante el posible castigo de Namjoon, también el hecho que Seokjin no estará de su lado porque le advirtió sobre el riesgo de romperlo cuando lo desempacó.

Muerde el interior de sus mejillas, evitando así producir sonido alguno cuando llora, siseando de vez en cuando al limpiarse el rostro con su antebrazo sudado. Le arde demasiado pero va a soportarlo porque no quiere escuchar a sus mayores discutir por su culpa.

Siente como brota líquido de su rostro, siguiendo un trayecto de su mentón hasta manchar su camisa blanca. Tiembla, quiere asegurarse que es cualquier otra cosa y no sangre, como lágrimas, sudor o su misma saliva.

Mas el color vino estampado en grandes gotas y el sabor metálico en sus papilas lo aterran, y escupe hasta que no lo siente.

Taehyung se resigna, después de no haber siquiera intentado una vez, porque sabe que no lo logrará.

Está bastante seguro que lo ha perdido, él es suficiente mayor para recibir las consecuencias de sus actos, incluso está decidido a curarse por su cuenta, mas no sabe cómo lograrlo sin que sus hermanos se den cuenta.

Pero aun así tiene miedo, en demasía.

Escucha un llamado que lo saca de su ensimismamiento, casi como un susurro ronco, intimidándolo. Aquel siseo logra encogerlo en temor, no dejando de buscar entre el matorral que abundaba en el patio. La puesta del sol disipa la luz de a poco y eso no ayuda porque puede ser atacado por un animal.

Taehyung algunas veces es muy exagerado.

Aprieta las manos contra sí mismo, jadeando cuando arden, asegurándose de hacerlo con mucho cuidado. Al no encontrar nada decide irse, antes que su cuerpo se enfríe y en serio duela.

Sin embargo, está ese ruido extraño de nuevo, reteniéndolo sin saber por qué.

Acorta la distancia con desconfianza, el bombeo descontrolado de su corazón fundiéndose con el ruido de los grillos que comienzan a cantar a su alrededor, entrecerrando los ojos ante una pequeña sombra que luce distorsionada a través de aquel pequeño pozo debajo de los arbustos.

Tiene unas rejillas levantadas y parece como si alguien estuviese acostado ahí, no está seguro pero cuando lo ve moverse le causa escalofríos, mas lo soporta porque su curiosidad es más grande.

Y aunque está seguro haber escuchado que la curiosidad mató al gato, éste murió sabiendo y le quedan seis vidas restantes para averiguar lo que descubrió, como Namjoon dice.

Descarta la opción de que sea alguien, pues Taehyung no ve muy bien de lejos, puede ser un simple animal paseándose de un jardín al otro. Retrocede cuando lo ve moverse otra vez, y todo lo que puede hacer es tomar su cámara en sus trémulas manos, haciendo clic para sacar una foto con flash.

Traga cuando la sombra se ha ido, sus ojos se agrandan ante lo que está en la pequeña pantalla cuarteada, asustándose porque ve una manita con manchas moradas en ella y no puede evitar jadear cuando su boca se abre en asombro, porque no sólo es eso.

No sabe cómo, pero siente la tempestad se disiparse, permitiéndole respirar un poco. Instintivamente mira al paso cuando se endereza para confirmarlo.

Su avión está de vuelta.

24 de Septiembre de 2020 a las 03:27 1 Reporte Insertar Seguir historia
3
Continuará… Nuevo capítulo Todas las semanas.

Conoce al autor

ズリタ ¡Hola, soy nueva usando esta plataforma así que no entiendo mucho, tenme paciencia!

Comenta algo

Publica!
Ann Georgett Ann Georgett
Wow. Te intriga al momento. Esperare con ansias el siguiente 💜💜💜
October 14, 2020, 21:26
~