Y decir que la vida de un hombre de 23 años fuese tan fácil, si no me crees, te presento a Thomas Holland.
Tom:
Un día mas empezaba, eso significa mas de estudio y trabajo. La pesada cama le impedía levantarse, pareciera que lo tuviera atado.
Tom era de esas personas tímidas, no lograba entablar ningún «hola» con una chica. Su mamá, se había ido a trabajar. El trabajaba de día y de noche iba a la universidad, no necesitaba ser independiente... Ya lo era.
Pesadamente, se levantó de su cama, buscó su ropa del trabajo para después tomar una ducha. Su jornada laboral comenzaba a las 9 de la mañana, así que aprovechaba a escribir en su diario.
Él le apodaba.. «El diario de un nerd»
Se reía de ese nombre, más que todo porque era el nerd de la universidad en donde el estudiaba, se limitaba a decir "hola" y "adiós", sus amigos Jack y Daniella era con los únicos que hablaba.
Mientras Tom buscaba algo en su mesa de noche, el teléfono no para de sonar, era Sam, una compañera de trabajo. A ver que el teléfono no paraba de sonar, Tom se quejó y tomó el celular.
— ¿Tom, estás bien? — preguntó con algo de preocupación.
— Si Sam, todo bien — dijo indiferente
— Es que Karla... Pregunta por ti — dijo preocupada
—Sam, dile que llegaré lo más pronto que pueda. — dijo molesto
—Está bien, Tom — dijo detrás del teléfono.
—Ok, adiós Samantha — colgó
En cuanto Sam colgó, Tom bufó molesto. Le molestaba en que Karla lo estuviera controlando e inclusive, lo trataba mal cuando él estaba haciendo bien su trabajo.
Con pesadez se vistió, ya que andaba en toalla, después de eso tomó las llaves de su motocicleta para llegar a su trabajo.
Durante el camino, iba pensando en muchas cosas, a veces se sentía que no había alguien perfecto para el, que la verdad necesitaba un espacio para si mismo y que amarse a sí mismo era la mejor opción.
Después de 15 minutos llego al restaurante, Sam al verlo formó una gran sonrisa y se le acerco al castaño de una manera cariñosa.
—Tom, qué bueno que estás aquí. —dijo separándose del chico.
—Sam, tranquila estoy súper bien. Solo que me duele mucho la cabeza, tengo un montón de trabajos que entregar en universidad. — bufó cansado.
—Cámbiate, para que empieces a preparar el café que a Stephanie le gusta. — sonrió.
Sam, era de esas chicas que a la primera que te sientas mal, siempre te hará reír. Tom, se fue a cambiar a un cuarto que estaba ahí, se quitó todo quedando solamente en bóxers.
Alguien husmeaba en el cuarto, era su jefa. Ella entró, y empezó a tocar su espalda; algo que lo asustó, no sabía cómo alguien como ella se fijase en el, de una manera sexual.
— Mira que me regaló el día de hoy, a uno de mis empleados justo como quería — sonrió seductoramente
Tom se dió la vuelta sorprendido.
«Eres un idiota, por dejar la maldita puerta sin llave.»
— Mire, si quiere seguir con esto, me temo que tendré que renunciar.— mofó molesto
—Ah, vaya. Tu y yo sabemos que esto es difícil de parar, te lo he dicho varias veces, me gustas Tom. — se acercó empezó a acariciar al chico, el cual no se inmutó ni nada.
Al final tuvo que ceder, si no ella lo echaría a la calle.
—Aquí no, busque un lugar más privado y hacemos las cosas que tú quieras, pero por favor, salga de aquí y déjeme solo.
Karla asintió y salió por la puerta.
Tom, estaba confundido. Por un lado quería tener algo con Karla, pero se da cuenta de que eso será imposible de hacer. Así que se cambió y fue a la cocina a preparar algo para Stephanie, una clienta que frecuentaba el Restaurante. Stephanie, era una periodista, de las que estaba iniciando en el mundo laboral, hay algo en ella que le llamaba la atención.
Gracias por leer!
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