samily Samily San

Al tratar de huir de su inminente destino, Caleb se vera sumergido en un nuevo peligro al ser descubierto por la mafia roja y su líder el cual esta dispuesto a reclamar por lo que le han arrebatado.


LGBT+ Sólo para mayores de 18.
0
2.4mil VISITAS
En progreso
tiempo de lectura
AA Compartir

[Capítulo 01]

La temporada de invierno había llegado, las hojas de los arbustos comenzaban a caer con el paso del tiempo, dejando un rastro el cual sería llevado por las ráfagas de viento.

El local de comida rápida se encontraba a tope, la gente se encontraba degustando sus alimentos mientras que otros sólo entraban para refugiarse del frío.

Hoy debía ser su día de descanso, pero no podía darse el lujo de decir no a un segundo turno de trabajo. La noche parecía ser larga. Los pedidos seguían viajando de un lugar a otro mientras Caleb se cercioraba que todo estuviera en orden.

Después de cuatro horas de trabajo, Caleb tomó su abrigo y se despidió de sus compañeros de trabajo. Por fin había llegado su merecido descanso. Al salir del local, el frío viento logró despeinar unos cuantos mechones de su frente. Sus manos se encontraban algo entumecidas mientras que sus mejillas comenzaban a tornarse de un rojo carmín.

Caleb no tardo en retomar su camino y siguió su adelante. Últimamente no había podido tomar un merecido descanso ya que tenía que trabajar largas jornadas para poder solventar los gastos del hogar y los de su pequeño Sol.

Las calles de Busan seguían manteniendo esa frío tono que lograba provocar cierta sensación en las personas que transitaban por sus zonas. Caleb no le daba mucha importancia, siempre y cuando llegara con bien a su hogar y poder tomar en sus brazos a su pequeño Sol.

Caleb decidió irse por lo más rápido y doblo en una de las esquinas de un callejón. Sus pasos comenzaron a ser más lentos y sigilosos después de divisar una sombra detrás de él. Su respiración comenzó a ser pesada, su garganta picaba por las fuertes bocanadas de aire frío.

En menos de tres segundos Caleb había tomado una decisión. Tenía que perder al sujeto que lo venía siguiendo desde hace unos minutos, Caleb no iba a permitir que el desconocido supiera de su paradero y arriesgara su vida y la de su hijo. Caleb comenzó a acelerar sus pasos mientras buscaba con la mirada un lugar que lo pudiera llevar a una salida y escapar.

Las pisadas se oían cada vez más cerca y Caleb comenzó a asustarse más.

Caleb camino por otro callejón y rápidamente se ocultó en este. Detrás de un pequeño escondite, Caleb logró acertar sus sospechas.

Sus hombres habían logrado dar con él.

El desconocido había perdido de vista a Caleb, un error como ese podía ocasionar grandes problemas.

La frustración no demoro en reflejarse en la mirada del sujeto. Oculto en la oscuridad, Caleb logró observar como el sujeto sacaba un pequeño artefacto de su bolsillo y lo llevaba hacia sus labios.

Oh, no. Eso no lo iba a permitir.

—jefe, lo tenía a la vista, pero... —No logro terminar la frase cuando Caleb salió de las sombras con algo en sus manos y después darle un gran golpe directo a su rostro.

Caleb había logrado encontrar un trozo de madera y lo utilizó como un arma y dar directamente al rostro del sujeto, provocándole un gran daño a este.

Sin pensarlo mucho, Caleb se echó a correr sin importar dejar atrás al sujeto.

—¡Hijo de puta! —Logró escuchar a sus espaldas mientras seguía corriendo.

En ningún momento paro de correr, sus pulmones comenzaban a arder y su cuerpo comenzaba a doler. Algunas astillas habían logrado perforar su piel lo cual le ocasionaba cierto malestar.

Caleb tomó un respiro mientras podía observar con más claridad la luz de la carretera, solo le faltaba dar unos cuantos pasos más y escaparía del sujeto. Al lograr salir del callejón, Caleb se había llevado una gran y aterradora sorpresa. Al parecer él había logrado dar con su paradero.

Las camionetas blindadas se encontraban a su alrededor mientras sus hombres apuntaban con sus armas directamente hacia él.

—Mierda.

Había sido lo último que logró salir de sus labios antes de que la oscuridad lo llevara a un profundo sueño.

xxxxxxxxxx

El terrible dolor de cabeza logro que regresara en sí. El cuerpo le dolía de pies a cabeza, su visión era algo borrosa. Sus extremidades se sentían pesadas. ¿Qué demonios había sucedido? Oh por dios.

Su pequeño Sol.

El terror comenzó a apoderarse de él. Con movimientos bruscos, Caleb se levantó del frió suelo y se aproximó a la gran puerta de madera que se encontraba frente a él.

—¿Dónde está mi hijo? –pregunto con las esperanzas de recibir una respuesta.

Nada.

—Con un demonio Bennet. Se que estás ahí y será mejor que me digas donde tienes a mi hijo.

—Ya lo sabrás a su debido tiempo —contesto una voz.

La desesperación y el temor comenzaba a apoderarse nuevamente de su ser.

Con movimientos bruscos, Caleb trato de buscar el lugar de donde provenía la voz, pero lo único que había causado era propagar el inmenso dolor en todo su cuerpo.

—Ten más cuidado o te lastimaras.

—¿Qué demonios es lo que quieren? Prometiste que nos dejarías en paz. Rompiste tu promesa.

—Abecés las promesas deben romperse, Caleb.

—Vete al demonio. Devuélveme a mi hijo.

—Deberías de moderar tu lenguaje, la desesperación no te llevara a ningún lado.

—Por qué no vienes, me sacas de este lugar y tenemos una charla de amigos mientras tomamos el té.

Tal vez no era una buena idea retar al que está detrás de todo esto y lo mejor era cerrar la boca, pero en estos momentos lo único que deseaba era recibir respuestas, solo eso y salir de ese maldito lugar con su pequeño Sol en sus brazos.

—Agradece que tengo consideración contigo y tus estúpidos chistes. Mañana vendrá uno de mis hombres por ti.

—Estas cometiendo un grave error.

—El mismo que hiciste al huir de mí, llevándote lo que también me pertenece. Que no se te olvide eso, Caleb.

—Él es solo mío y será mejor que no te acerques a él. Algún día saldré de aquí y pagaras muy caro por esto —dijo Caleb mientras su mirada seguía posada en el pequeño punto rojo que seguía sus movimientos.

Y el silencio volvió a gobernar.

Xxxxxxxxxxxx

—jefe, lo hemos sedado.

—Bien. Empaquen y lleven la mercancía. Nos iremos en cinco minutos.

—Respecto al pequeño, no ha parado de llorar.

—¿Dónde está?

—En su habitación como usted lo ordeno.

—Tráemelo.

El pequeño de ojos marrones no demoro mucho en quedar inconsciente en los brazos de su padre mientras este cepillaba con cuidado sus oscuros mechones. En sus pestañas aún quedaban pequeñas lagrimas ocasionadas por el fuerte llanto. En el fondo sentía algo de culpa por ser el culpable de su estado, pero también sentía regocijo al tener a su pequeño primogénito en sus brazos otra vez.

7 de Septiembre de 2020 a las 21:43 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Leer el siguiente capítulo [Capítulo 02]

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~

¿Estás disfrutando la lectura?

¡Hey! Todavía hay 3 otros capítulos en esta historia.
Para seguir leyendo, por favor regístrate o inicia sesión. ¡Gratis!

Ingresa con Facebook Ingresa con Twitter

o usa la forma tradicional de iniciar sesión

Historias relacionadas