lypenaranda3 Ly Peñaranda

Emily Cass una anti-villana en la ciudad Gótica, alguien que dice no tener corazón ni empatía con sus víctimas, sus ojos vieron lo peor que Gótica podría mostrarle y ahora su gran castigo es entregarle su corazón a una persona que odia tanto, Bruce Wayne, será su salvación.


Fanfiction Comics Todo público.

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Bajo las sombras

La noche estaba fría casi se podía notar las calles nubladas Ciudad Gótica aún seguía siendo peligroso muchas muertes sin ser descubiertos, víctimas expuesto a la violencia de los más superiores ¿Acaso Gótica no podía cambiar? ¿Quién seria capas de dar esa respuesta? Si muchos los que viven en aquella ciudad está maldita cada persona a tenido sus víctimas en sus manos para destruirlos pero pocos son los que se salvan, pocos son los que pueden tener una vida saludable y feliz con su familia pero nadie ve lo que los demás necesitan.


En las oscuras calles caminaba una niña descalza, ropa vieja y desnutrida lo poco que había robado para una semana se había acabado, no tenía una familia, apenas tenia meses de nacida sus padres la habían abandonado con unos abuelitos que le llenaba de mucho afecto pero eran muy avanzados de edad y de poco recursos por desgracia habían muerto ya hace un año. La pobre muchacha se quedó sola y desamparada en las calles de Gótica.


Solía caminar por las calles pidiendo limosna a la gente, unos le daban y otros la insultaba, la maldecían, hombres asquerosos intentaban hacer cosas horrorosas con ella tratándola como si fuera una basura ¿Cómo pueden haber personas tan crueles? Solo era una niña ¿Qué mal hacia ella? Su vida no fue una maldición ni tampoco una bendición, la vida misma la había enseñado como es en realidad el mundo, la luz de sus ojos de niña inocente desapareció dando paso a unos ojos llena de oscuridad.


Gótica la cambió, convirtiéndola en alguien fuerte, inteligente y decidida prometiéndose que nunca sería humillada por alguien más, no lloraría ni se preocuparía por alguien ¿Porqué lo haría? Nadie se preocupó por ella cuando tenía miedo de los truenos en esas noches oscuras o cuando la golpeaban personas de la calle ¿Quién la defendía? Nadie, ahora ella no necesita a nadie que la defienda, no tuvo la vida de una niña rica pero en los largos años de su juventud encontró amigos, es una organización internacional terrorista, formada por los mejores asesinos de élite del mundo llamados La Liga de la sombras.


La niña ahora adulta se paseaba sonriente saludando uno que otros señores y señoras, la fiesta era a lo grande no se sorprendía sabiendo muy bien quien la realizó, nadie sospechaba de ella como podrían si hablaba y caminaba tan elegante que nadie se imaginaria que era aquella niña que muchos habían menospreciado, su vestimenta mostraba al público lo necesario un vestido con encaje de color azul marino con algunos adornos que le hacia lucir espectacular, sus zapatos con tacones altos del mismo color, su piel blanca y suave, el cabello ondulado había sido adornado con una hermosa brocha que tanto le gustaba, sus labios carnosos pintados con labial rojo, sus uñas largas pintadas de color piel y un par de brazaletes blancos, su sonrisa era radiante sus ojos verdes buscaba en toda esa gente al hombre indicado él tenía que venir ya se había cansado de presenciar cada fiesta que anunciaba y el no se presentaba en ninguna de ellas.


Si en esta no viene tenia que cambiar su estrategia no se rendiría tan fácilmente no con él no podía fracasar en la misión, eso seria imperdonable. Minutos después todos dirigieron las miradas al hombre multimillonario​ magnate empresiarial y filantrópico, la mujer cuando tuvo la oportunidad de acercarse lo aprovechó, lo llamó con una voz dulce, él giró a su dirección, no pudo ocultar su rostro de sorpresa cuando la tuvo frente a él, admiró su maravilloso cuerpo bien desarrollado y se presentó estirando su brazo y ella correspondió en un apretón de manos.


—Bruce Wayne, es un placer conocerla.


—Angélica Jones, el placer es todo mío señor Wayne.


Comenzó una conversación agradable y un toque de coqueteo ligero Angélica sabía a la perfección como tratar a hombres como él, es un hombre apuesto, lo tenía en mente pero eso no era impedimento para su misión, no fallaría con alguien como él.

La mujer logró su cometido esa noche pero lo que no sabía es que el multimillonario la reconoció de inmediato al verla frente a él con su vestido llamativo, con aquellos ojos verdes como el mar, carnosos labios rojos y un cuerpo divino que cualquier hombre se volveria loco, pero él no se dejaría engañar así de facil.


Angélica fue la primera en levantarse, desorientada observó la habitación y el cuerpo desnudo que dormía a lado de ella; recordó todo lo que había sucedido sintiendose satisfecha por su triunfo, buscó su ropa y se la colocó con toda la pereza del mundo. Eran las cuatro de la madrugada no estaba acostumbrada a levantarse a esa hora, agarró sus zapatos y caminó sin hacer ruido al bajar las escaleras se encontró con un niño peli-negro, los ojos del joven recorrió su cuerpo de manera rápido regalándole una mueca de asco hacia ella.


La mujer le miró con fastidio no le daba buena espina ese niño, sabía quien era, Richard Grayson, hijo adoptivo de Bruce.


—Buenos días, joven Richard —saludó Angélica con educación.


Richard la ignoró y pasó por su lado sin mirarle, ese niño tenía una idea rara en su cabeza sobre ella, no le gustaba y eso sería un gran problema para la mujer. Richard es astuto, terminaría descubriendola y le confesaría a su padre quien es en realidad Angélica Jones. Destruyendo todo sus esfuerzos por llegar a Bruce Wayne, aunque podría hacer algo al respecto, su poder de controlar la mente le ayudaría y si Richard seguía así el sería su próxima víctima sin importarle que aún sea un niño.


—No sé que planes tengas, Jones —susurra y la nombrada puso los ojos en blanco, se tensó—. Solo te digo que no lastimes a Bruce, te estaré vigilando.


Sus ideas eran erróneas pero no del todo y omite cualquier comentario que puede utilizar en su contra y se retira de la mansión Wayne. Es consciente de quiénes son aquellas personas y también que de alguna manera su plan tuvo un error. Acercase a Bruce Wayne era fácil si la considera una mujer hermosa pero ahí de ir más lejos, es algo que debe lidiar con eso.


Angélica tiene el poder de aparentar ser otra mujer, si su fachada no convenció al multimillonario, entonces utilizará su plan B. Cuando llegó a su casa, Talia Al Ghul la esperaba en su sala con las piernas cruzadas.


—No es tan descabellado ahora que ya sabes lo que se siente.


—¿En verdad eres mi hermana? por qué a veces lo dudo.


—Deja de decir estupideces, Ángela.


—Eres muy seria —dice Angélica haciendo un puchero en su boca.


—¿Todo está yendo como estaba planificado? —preguntó Talia levantándose del sillón y acercándose a Angélica.


—Si —respondió con dudas.


—Tienes dudas —Talia no podía fracasar en su plan de destruir al ser que mató a Ra's Al Ghul—. No olvides quién mató a nuestro padre.


—Ni siquiera lo conocí, pero tú me ayudaste en momentos que más lo necesite —suspira.


—Eso es gracias a padre, si no fuera por él aún estarías en la calle y lo sabes muy bien.


—Lo sé.


—Bueno, como sé que el plan va a la perfección y que no vas a traicionarme, me retiro —Talia camina hacia la puerta y Angélica la detiene.


—No te olvides de tus secuaces.


—Oh lo olvidaba —voltea hacia los ninja—. Muestrenla.


Los ninjas dejaron caer a Selina Kyle en el suelo, malherida y sujeta con cuerdas de pies a cabeza.


—¿Qué significa esto? —preguntó confundida a Talia.


—Es un regalo adelantado —sonríe—. Sabía que harías un excelente trabajo, ya debo irme, disfrútalo como deseé.


Talia y los ninjas dejaron a Catwoman en la sala. Angélica llama a alguien para indicarle unas cosas.


—No sé quién de las dos está mas loca —dice Catwoman débil en el suelo.


—Lourdes cuirará esas heridas, ponte cómoda —le desata de las cuerdas.


Selina la mira con recelo y Angélica la recuesta en el sofá mientras Lourdes, su ama de llaves, llega con el botiquín de primeros auxilios.


—¿Qué tienes que ver con ella? —preguntó Selina.


—Lamento por lo que hizo, a veces exagera, solo un poco.


—Casi me matan y aún no me has respondido.


—Digamos que le estoy haciendo un favor y ella a mi, claro.


—¿Y ese favor es secuestrarme? ¡ay!


La ama de llaves no es delicada con las heridas de la mujer y está muy seria por como le habla a Srta. Angélica.


—Por favor, no seas ridícula. Hasta donde yo recuerde, tú y yo hemos sido amigas, obviamente quien te quiere muerta es ella, no yo y eso es lo más curioso ¿Qué le hiciste para que te odie? ¿eh?

25 de Diciembre de 2020 a las 18:28 0 Reporte Insertar Seguir historia
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