Por último se fue corriendo de donde estaba y nunca más fue vista por allí.
Por vigésimo palideció comprobando lo que tanto sospechaba.
Por décimo noveno se detuvo a mirar y escuchar con atención porque creyó haber visto u oído algo mal.
Por décimo octavo se extrañó y se paralizó de que en su rutina algo fuera tan distinto que desentonara con el resto.
Por décimo séptimo pensó qué podía ser lo que estaba pensando.
Por décimo sexto se dio cuenta de que pasó algo.
Por décimo quinto percibió que estaba pasando algo, por su sentido de la vista y del oído.
Por décimo cuarto fue al jardín.
Por décimo tercero vio y escuchó algo que estaba pasando en el jardín.
Por décimo segundo estaba recostada en la mecedora de la sala de estar descansando, luego de la larga rutina del martes.
Por décimo primero estaba en la cocina, cortando partes de la comida que comería luego.
Por décimo estaba lavando las cosas que luego usaría para comer.
Por noveno estaba en la cocina de su casa pensando en lo que iba a comer.
Por octavo estaba en el jardín enterrando su pena.
Por séptimo estaba deseando enterrar su pena en la tierra como lo hacía todos los martes en su rutina.
Por sexto estaba terminando con su pena. Que esta vez tenía 38 años y estaba vestida de negro y azul.
Por quinto estaba deseando terminar con su pena de este martes.
Por cuarto estaba asegurándose de que sus otras penas estuvieran bajo tierra y sin manos.
Por tercero estaba haciendo una lista de las cosas que debía hacer con su pena de ese día, pero se olvidó de escribir que debía cortarle las manos.
Por segundo se horrorizó al pensar que si no le cortaba las manos a su pena, ésta se levantaría de la tierra como un zombie y la perseguiría.
Por primero estaba leyendo un artículo que hablaba de los zombies y de que estaba científicamente comprobado que existían y que para matar a una persona y que no se convierta luego en zombie, había que cortarle ambas manos.
Gracias por leer!
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