bleisor Darwin R. Mañay

Ideas contradictorias, sucesos y acciones provocan un final; y tras ello solo quedan aquellas promesas que viven en el rincón de tus prioridades, principios y tu misma naturaleza. ¿Qué hacer con ellos? ¿Simplemente desecharlos?. Cómo hacerlo sin quedar como un mentiroso... Cómo hacerlo sin que sus palabras y sentimientos no se conviertan en falsas palabras de un ingenuo hablador. ¿Qué hacer...?


Drama No para niños menores de 13.

#dolor #recuerdos
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A más de un año de ti, Amor

Pronto se cumplirá un año, de aquel nuestro ultimo adiós y a pesar de que no fue el mejor desenlace ni se dio el más trágico final; aquellos últimos momentos en los que era aún prodigioso de mirarte, hablarte, de decirte todo cuanto aún llevaba guardado en mi corazón, simplemente no fui capaz... Ya no quedaban más oportunidades, las perdí, las deseché una tras otra e incluso así me resignaría ha acabar con todo sin ser completamente sincero a mis sentimientos. Mi alma se iba resquebrajando en los más ínfimos trozos de mi identidad, el dolor era insoportable, la tristeza causaba refugiarme en lo que creía incorrecto, en la locura y las decisiones estúpidas que cegaran todo cuanto estaba sucediendo. Y aun así intenté de la mejor manera darle el tan merecido final, uno que sea digno de recordarse y que encajara perfectamente a la historia que narramos juntos, uno que expresara lo valioso y único que fue cada minuto, cada segundo, cada instante junto a ti. Pero, para un final se necesitan de las dos partes, de un “tú y yo” por una última vez, que para ese momento ya no existía, pues es lógico pensar que todo había acabado mucho antes y era aquella fractura en un punto desconocido, quien poco a poco nos llevo por toda esa serie de acontecimientos hasta finalmente terminar en aquel día. Ese sería la última vez que las palabras de uno marcarían las decisiones del otro, el lugar donde se perdería la ultima gota de confianza que nos teníamos, momento en el que me volví un desconocido para ti y tú un bello recuerdo para mi. Fue el lugar donde la esperanza se negaba a desaparecer incluso hasta minutos después de que todo se acabara, diciendo “¡Todo esto es un error, pronto se arreglara!”. Convirtiendo de aquel momento en la fuente de mis tristezas, construida sobre aquellos cimientos de la más pura felicidad que vivimos en tiempos que se sitúan incluso más allá de lo que cualquiera pudiese recordar. Pero para mí son sucesos que no se encuentran más allá de esta madrugada, en la que al despertar aún pensaba en ti.

Modelaste el entorno y las matices de nuestro final y yo simplemente sentí ser correspondido a tus acciones y decisiones. No podía ser de la forma que yo quería porque si mis sentimientos pudiesen elegir, aquel mismo instante nunca hubiese existido. Era necio, ciego y no quería entender ni asimilar la importancia de aquel momento, tal vez bastaba con un simple par de palabras, con un gesto o expresión. Pero no... Aquel momento tenía un significado diferente para mí, aquel día era el ultimo momento para decir las verdades guardadas, dejar las cosas claras y seguir cada uno con nuestros caminos, ¡Libres! sin la mirada del otro…En cierta ocasión imaginé como sería nuestro adiós, eso fue mucho antes, antes que todo esto empezara. Aquel final no dista mucho de la realidad, de mi realidad; tuve la oportunidad de decirte cuanto te quiero, lo indispensable que llegaste a ser en mi vida, cuanto cambiaste el significado y concepción de la misma y como te convertiste en aquello por lo que por primera vez empecé a soñar; fui feliz contigo y contigo aprendí lo valioso de la vida, quise ser algo más, alguien mejor, alguien que valiera lo suficiente para que alguien como tú lo llevara consigo en sus recuerdos, ahora estoy consciente que aquella forma de pensar fue la incorrecta, pero así pasó “Nuestra historia”. Todo eso conseguí expresarlo de una u otra manera, seguramente fue la incorrecta, pero debía hacerlo no porque buscaba conseguir algo con aquellas palabras, simplemente buscaba encontrar paz interna que tanta falta le hacen a esos sentimientos que deben su existencia a tu cautivadora forma de ser. Lo que no conseguí a mi idealizado final, fue tomar tus manos por ultima vez, comprender que todo había terminado y recordarte la promesa que te había hecho tiempo atrás y decirte que nada cambiaría con respecto a aquella decisión. Tampoco conseguí verte con aquella última mirada que expresara cuan grande e indescriptible fue el amor que sentí por ti. Que a pesar de que nuestro encuentro fue un error y un crimen a la vez, fueron aquellas decisiones las que me permitieron conocerte y, si todo esto que ahora vivo es el precio a pagar por mi egoísmo e ineptitud al continuar ahí, cuando lo correcto era nunca cruzar miradas en una primera ocasión; estoy dispuesto a pagar por mi osadía y por hacerte daño si así fue...¡Lo siento!

Todo eso quedo atrás y ahora la ruta que has elegido se marcha a prisa muy lejano a donde he de marchar yo. Como duele que esto sea así, como quisiera nunca se hubiesen dado esos momentos, sin embargo estoy consciente que aquella era la mejor decisión, la única como lo veo yo. Lo comprendo, pero mi corazón aún ve lejano el día en que puedan decir “Hice lo correcto”. Como duele recordarte en todo momento, ver tu mirada y tu ser en lo más profundo de mi corazón, pensando si de alguna forma podría formar parte de tu vida, una vez más. Estoy consciente que el aún tenerte como parte fundamental de mi ser estoy yendo en contra de aquella promesa que tanto me duele; cuando fue ese mismo día en el que mis palabras dieron inicio a la escena de nuestro ultimo adiós y con ello nacería la promesa de ya no buscar más las formas de encontrarte ni de interrumpir en tus decisiones, la promesa de un Adiós. Pero, también queda aquella primera promesa que te hice, aquel “Nunca te olvidaré, incluso después de la muerte serás por siempre el pilar fundamental de mi ser, el alma más bella que llegué ha conocer. Que lo que siento por ti superará los limites de la eternidad. Te amo y te amaré no lo olvides como yo no lo haré” fue esa promesa la que marco el camino oscuro que estaba siguiendo y aun así continué decidido a vivir al máximo hasta el último momento que pudiese disfrutar de aquel privilegio que era estar contigo.

Cómo quisiera escribirte como antes y que esto que estoy escribiendo fuera diferente, que sea una de esas tantas cartas que te escribía, que sea uno de esos tantos temas que solo vivían por el momento para segundos después perderse entre las tantas cosas que compartíamos juntos. Inclusive, podría tratarse sobre un adiós diferente el cual no duela tanto recordar y, que asimismo esté cargado de la añoranza y aquellas lágrimas de felicidad que nunca faltan; las mismas que ahora están enmarañadas entre sí a todas esas verdades calladas, esa ausencia, esos silencios y vacíos que nunca se dijeron… Lo intento comprender, pero son aquellos vacíos los que me causan tanto dolor, los que impiden olvidar todo el dolor natural resultante ante la perdida de algo que forma parte de la esencia misma del ser.

Discúlpame una vez más, por continuar sin entender, por aún ser tan inmaduro y tan cobarde, por ser incapaz de enfrentarme a las realidades de la vida y las decisiones que cada uno deben tomar. Perdón por aún seguirte escribiendo, estando consiente que esta carta nunca llegará a tus manos, que tus ojos no volverán a seguir detenidamente línea a línea el contenido de estos párrafos y, mis palabras nunca más harán eco en tu corazón...


A más de un año de distancia de ti. Maya, mi princesa querida ¡Te extraño!

26 de Agosto de 2020 a las 19:59 0 Reporte Insertar Seguir historia
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