sunflowertwelves Aphril Castaño

le sonreía bonito bajo la sombra de un árbol a medio día. libro #1 Florez con 'z' -s.


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#fanfiction #yoonmin #bts #bangtang #yoongi #min-yoongi #park-jimin #jimsu #gay #erótico
Cuento corto
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[ p e o n í a ]

🌹 (soy consciente de que es una rosa y no una peonía, pero era esto o una hibiscus ;v)

el aire presionaba mi rostro, con un ligero olor a violetas y comida casera entre a casa, mis manos soltando casi de inmediato mi bolso contra el suelo, suspirando con mi espalda encorvada y mis pies adoloridos. Presione las raíces de mi cuello, consciente del dolor por doblar mi cuello durante mucho tiempo en una sola dirección.

-¿Mamá?- mi fina voz atravesó el pasillo, con el sonido de trastos y cubiertos siendo movidos por aquí y por allá, el acariciar de las cuerdas de una guitarra formando parte de mi ambiente, sonreí al oír la suave voz de mi hermana, corriendo por el aire como un suave toque agradable.

-Jimin, que bueno que llegaste, sal a ayudar a tu padre en el campo. En menos de dos horas estará lista la comida. -, sonreí, mi madre estaba moviendo sus caderas al compás de “here comes the sun” en la radio, cuando pise el primer escalón la canción se hizo aún más fuerte, entonando con una voz chillona comenzó a seguir la alegre tonada.

Pase la puerta abierta de mi hermana, quien, contagiada por la tonada, término cambiado completamente sus notas hasta llegar a la dulce nota “little darling… mhmhm” susurraba para su ventana, en busca del sol en su bello esplendor tocando los pétalos de sus girasoles a los pies de la casa. Sonreí, pasando por el pasillo, quitando mi camisa y tirantes, dejando mi pantalón sobre una silla: con una camisa ligera y overol, botas sobre mis pies y guantes en mis manos corrí fuera de la casa, esperando encontrar a mi padre en medio del campo de algodón, con una cubeta siendo su único compañero aparte del extenuante cansancio.

-Hola, papá- sonreí en grande, haciendo mis ojos pequeños, mi padre quitó su gorro y me sonrió de igual forma. Extendiendome otra cubeta más pequeña, habló, mientras tosia.

-Jimin- tosió, cubriendo su boca con su antebrazo. -, ¿cómo te fue?- siguió en lo suyo, quitando de dentro del tallo una pequeña mota de algodón blanco tal cual nubes, me agache, poniendome a la altura más baja de las plantas, quitando también los pequeños pedazos de algodón. Era fácil, el único problema para quitar las motas eran que luego se atoraba sobre el mismo tallo, dejando un pedazo deforme en vez de una pequeña bolita.

-Bien, eso creo, no sé- respondí rápido, no era muy afán de hablar sobre mi día en general, y menos de la escuela, en donde era tachado de maricón, débil y “niña”, suspire al recordar a Jackson aventandome contra las ventanas, haciendo que chocara con los cristales, con un ligero dolor sobre mi mejilla.

-¿Te siguen molestando?- tan rápido que casi oí mi cuello tronar, mire los ojos oscuros de mi padre, este se burlo de mi expresión, seguro estaba con mis ojos tan abiertos como platos, boqueando como pez fuera del agua y sintiéndome un estúpido baje la mirada, siguiendo con el trabajo de quitar los pedazos blancos y meterlos en las cubetas.

-...¿cómo lo sabes?...- susurre, escondiendo mi mirada de la suya, el sol chocando contra mi castaña cabellera, el fleco cubriendo parte de mis ojos. El volvió a reír, esta vez era una risa sensible y llena de cariño.

-Soy tu padre, los padres somos cómplices, no tontos. -, dejo la cubeta sobre la tierra, volvió a acomodar su gorro mirando el cielo despejado y quitó el sudor de su frente con una franela que portaba sobre su cintura, amarrado a uno de los tirantes de su pantalón. -, aparte, note los moretones sobre tu espalda el mes pasado. -, comentó con la voz baja, como si aquello fuera un secreto que no quisiera que los gorriones escucharan. Suspire, dejando que un poco del dolor saliera de mi cuerpo, alcé mi cuerpo, mire a mi padre a los ojos y me lance a abrazarlo.

-...siento ser tan cobarde…- anuncie con lágrimas aglomerandose bajo mis ojos, él negó varias veces, acariciando con su sucia mano mis hebras castañas, el sol pegando en nuestras espaldas. Quito mi cabeza de entre su hombro y su cuello, palmeando mi mejilla con amor. Sonrió. Comprensivo, tal vez igual de asustado que yo, pero con relucientes y blancos dientes que hacían participe el sentimiento, y en silencio me dijo cuán orgulloso estaba de mi, por la razón que fuera.

-Cuando terminemos aquí ve al camino y toma un balde de agua, manche tu cara y cabello, seguro querrás bañarte- sonrió, comprendiendo un poco mi dolor. Finalizamos el aturdidor momento, sobre sus hombros alzó dos cubetas llenas casi en su totalidad de pequeñas nubes encerradas en la madera. Me sonrió y lo acompañe a casa, cargando una cubeta más pequeña. Llegando dejamos todo en la entrada de la casa, yo corriendo al sótano para tomar una cubeta, saliendo de nuevo de la casa, comenzando a caminar por el sendero de bellas violetas para ir al pozo sobre el camino, un pequeño prado verde y amarillo por las margaritas y el césped, donde pocos árboles crecían pero los que solían crecer daban una sombra maravillosa. A lo lejos, los gritos de mi madre sobre las manchas de tierra en su limpia alfombra y sobre sus sofás recién sacudidos.

Reí por el descuido de mi padre y el regañó que se estaba llevando.

🌹

El prado se veía totalmente despejado, césped en su más brillante fervor, pues la primavera casi que tocaba nuestras puertas con sus nudillos de soles brillantes y flores naciendo, a lo lejos, el pozo de piedras viejas aún resistentes. Me acerque acelerando el paso, pues quería tomar un baño con agua bien fría, para quitarme el sudor de la jornada y la tierra que recibí durante la escuela y ayudar a mis padres con su humilde cosecha de algodón, donde lo vendíamos a una mujer que iba al centro de nexiburn para hacer ropa artesanal, no ganaban las grandes millonadas pero podíamos costearnos lo suficiente, aparte de los pequeños trabajos en las granjas vecinas en los que mi hermana y yo cuidamos unas cuantas ovejas, ordeñamos quince vacas por día o ayudabamos a diferentes cosechas.

Metí el balde en la polea, bajando poco a poco, viendo como el pedazo de madera se perdía entre la oscuridad de aquel agujero. Cuando sentí la cuerda aflojarse espere un par de segundo a que volviera a su posición tensa, el cielo era completamente limpio a esas horas del día, observe como el pasto verde se balanceaba en un ligero compás ante la caricia del viento, suspire el bello aroma, notando una parvada de aves atravesar el cielo con ligeros graznidos, sonreí al sentirme igual de listo y preparado para volar sobre el manto azul de mi universo. Amarre el extremo de la soga que mantenía en mi mano, sobre las bases del pozo, evitando así que mi balde se fuera hasta el fondo y ya no pudiera recogerlo.

A nadie le importaría que tomara un pequeño descanso bajo aquel árbol, recargue mi espalda por completo bajo el lecho del tronco, disfrutando de la poca luz que atravesaba entre las hojas de la copa del árbol. Suspire, soltando el aire de mis pulmones, acariciando mi muslo con los dedos sentí el aire contra mis labios, empujando la sombra de mis pestañas aún más contra mi piel, podía casi sentir como el aire me susurraba cosas, dejando un poco el mundo real, concentrandome en solo y nada más que solo la canción que el viento me compartía. Deje que mis brazos cayeran por mis costados, mirando aún el cielo y como un avión surcaba el azul, dejando una estela de humo blanco, acaricie la tierra con la yema de mis dedos, hasta que mis dígitos chocaron con un tallo, baje la mirada a mi costado izquierdo donde, entre mis dedos índice y corazón, una bella flor de pétalos brillantes de un rojo encandilador llamó mi atención, enrede mi dedo en su tallo, listo para arrancarla del suelo cuando una voz me detuvo.

-¡No la arranques!- alce mis manos, poniéndolas contra mi pecho, encogiendo mi cuerpo contra el árbol, observando cómo poco a poco un hombre iba siendo tragado por la sombra que causaban las hojas sobre nuestra cabeza. Con un pantalón desgastado de las rodillas, converse y una playera tan delgada que se podía notar su delgada silueta bajo las telas sueltas.

Me miró a los ojos, me sentí apenado, levantándome en cuestión de milisegundos estuve casi a su altura, excepto porque el me supera tal vez por un par de centímetros, le sonreí torcido, mi cabeza maquilando una disculpa.

-¿Es tuyo?- me refería al árbol, a lo que él nego, mi expresión pasó de vergüenza a confusión, ladeando un poco mi cabeza en su dirección.

-Pero creo que la naturaleza no debe ser arrancada de la tierra- simplemente dijo, alzando sus hombros. Volví a teñir mis mejillas de un rosado, esa flor era realmente hermosa y yo solo quería observar más de cerca el pequeño punto negro en su centro, sus pétalos cual terciopelo y olfatear su olor, aunque imperceptible, calmado y tranquilizador. Metió ambas manos en los bolsillos de sus jeans, sonriendo con un poco de curiosidad. -, ¿vives por aquí?

Alce mi rostro, contrariado, ¿no estaba molesto por qué quise arrancar una flor del suelo? -...vivo caminando hacia allá…- señalé más allá del pozo, más allá de la gran pradera donde un par de paredes de árboles encerraban la vista de mi casa hacía acá, y de aquí a mi casa. El se hizo a un lado, mirando detrás de mí, con sus labios fruncidos, pronto sus negras pupilas me miraron, sonriendo con unas hermosas encías rosadas.

-Yo vivo al otro lado- señaló con sus hombros el otro lado de la pradera, donde un gran bosque se hacía presente, los que separaban el pozo de mi casa eran parte de un sembradío de manzanas, pero aquellos árboles eran un bosque, enorme, que asustaba por los días y aterrorizaba hasta a los más valientes del pueblo. Muchos decían que ahí vivían brujas que no habían sido quemadas durante la guerra, otros que un par de lobos hambrientos se comían a los hombres que entraban ahí solos, siendo que una vez una expedición de cinco alumnos entro, pero nunca más salieron.

-¿D--d--dentro… del bosque?- le pregunté, él negó, divertido.

-Vivo a las afueras, tengo que caminar por todo el sendero que separa el bosque de la pradera, es un horror caminar hasta acá en verano- rió de todas formas ante mi miedo, seguro el se había criado siendo un marginado por “vivir en el bosque”, o eso creí al notar un destello de lágrimas en sus bonitos ojos. -, me llamo Yoongi.-

-Yo soy Jimin- le sonreí, cortésmente.

🌹

Tal vez era la décima vez en los dos meses desde que conocí a Yoongi hyung, que yo decidía salir a recoger agua al pozo en vez de ayudar a mi padre con la recolección, pero no importaba, era mucho más pesado, sí, pero tenía una linda recompensa de un par de minutos en compañía de Yoongi hyung y sus asombrosas historias sobre cómo el perro de su abuelo había saltado la cerca y corrido hasta un gato solo para terminar con su ojo dañado y un regaño severo, reír junto a él era asombroso. Un día podría contarme sobre su abuela, al otro sobre cómo cayó de la cama esa mañana, pero siempre haciendo reír. Llevaba consigo siempre sus jeans desgastados y unas converse blancas muy sucias y con el nudo mal hecho, su cabello negro era desprolijo mientras que el mío castaño casi siempre estaba bien peinado y terminaba por desarreglar por completo todo mi ser, tanto emocionalmente como físicamente.

-Entonces mi padre entro todo sucio a la casa, sentándose en el sofá y manchando todo- conté sobre cómo mi papá era tan descuidado al entrar a casa todo manchado de fango y tierra, cubierto a veces por motitas de algodón que terminaban volando por toda la casa.

Él me escuchaba atentamente, frunciendo su ceño hasta que al final comentó. -Creo que tu madre debería conseguirse otro esposo- lo decía de broma, siempre era así de bromista, eran tan carismático, era perfecto. El hombre perfecto. Se preocupaba por mí, me acompañaba hasta que debía perder su hermosa piel entre los árboles de manzanas y me ayudaba a llenar el balde un día que noto lo complicado que era para mí subir el balde completamente lleno: el tampoco era muy fuerte, pero sí más que yo, así que entre ambos solíamos tomar la cuerda del pozo y jalar hasta sacar la cubeta, quedando sus palmas rojizas por los mecates fuera de la cuerda. Reí fuerte ante el comentario.

-¡Yoongi hyung!- mi risa alboroto sus mejillas, dejando un sonrojo sobre estas. -, no te burles de eso. - seguí riendo a carcajadas, cuando por fin pude parar, Yoongi se acercó más a mí, invadiendo parte de mi espacio, no era molesto, era… lindo.

-No dejes de reír, tu risa es hermosa- dijo, mirando directo a mis ojos, voltee la mirada hacia el alba, con los pómulos rosados y calientes. Mi boca curvada en una sonrisa de labios sellados. -...¡o tendré que hacerte cosquillas!- gritó antes de abalanzarse sobre mi cuerpo y comenzar a acariciar mi estomago por sobre las ropas, reí, comencé a reír más fuerte, inclusive a carcajadas que llegaron a ahogarme un poco. Ambos caímos por la pequeña pendiente de pasto verde, hasta llegar a una pradera completamente plana. Admire por encima de su cabeza un cielo despejado y azul, el viento corría sus cabellos, su frente con un poco de sudor de nuestra anterior carrera por ver quién llegaba antes al árbol desde el pozo, y por último, esos dos faroles negruzcos pero tan brillantes observando con detenimiento, como si estuviera observando un diamante, o la cosa más imposible del mundo. Cómo si yo fuera total y únicamente hermoso.

Nuestros rostros se fueron acercando, un poco, lento y tranquilo, sin necesidad de apurar el momento. Relamió sus labios delgados con la punta de su músculo, yo abrí la boca. Cerrando los ojos y tensando mis hombros ocurrió.

Mi primer beso, bajo el cielo despejado, bajo el sol y sobre un montón de pasto verde haciendo cosquillas en mi nuca. Él tomó mi cuerpo debajo de mis axilas con sus brazos, presionando sus manos sobre mi espalda, alzando un poco nuestras anatomías, el medio sentado, yo con mis piernas entre las suyas. Cuando nos separamos un segundo nos miramos a los ojos, brillantes, dulces, esperanzados, ambos volvimos a besarnos. Con la misma parsimonia que caracterizaba el momento. Hacia formas de círculos sobre mis omoplatos, tocaba mi columna vertebral con la punta de sus dedos y jalaba solo un poco las puntas de mi cabello castaño.

-...¿puedo?...- susurro contra mis labios, preguntando sobre los botones de mi camisa, con un sonrojo invadiendo mis mejillas, nariz y orejas asentí, volviendo a besar sus delgados labios. Tan acaramelados, acaricié su nuca con mis dedos y cuando desprendió el último botón de la tela blanca arañé solo un poco su cuello.

Sonrió ante la vergüenza, él también la tenía, podía sentir las manos de Yoongi temblar. Sin dejar de mimar mis labios y mejillas, yo baje mi mano hacia los dobladillos de su camisa, alzando con los mismos nervios que él. Sonriendo mientras nos separabamos suspire, tratando de tranquilizarme. Ambos estábamos tan preocupados de arruinar todo, con el miedo en la punta de la lengua y el rechazo siendo saboreado en nuestro paladar, con todas la fuerzas que provenían de mi apego a él quite su camisa, dejando a la vista aquel ser perfecto del cual me estaba enamorando.

-Y--yoongi- susurre sobre su cuello, escondiendo toda mi vergüenza en aquel pequeño hueco, el alzo su hombro, haciendo que mi mejilla chocara contra su oreja.

-Tenemos miedo, ¿no?- río, por el bochorno de tener nuestros torsos desnudos, cuando note lo divertido de la situación no pude evitar soltar una carcajada mayor. Contagiando así a Yoongi, ambos terminamos mirando los ojos del otro, reflejando nuestra propia esperanza en ellos.

Como capullos en primavera, siendo ruborizados por la luz del sol, besamos una vez más nuestros labios, acariciando estos entre ellos. Mis manos viajaron a su cintura, presionando con mayor fervor nuestros pechos, Yoongi me empujo una vez más sobre el pasto, las hierbas altas cubriendo parte de su rostro y cuerpo, y haciendo cosquillas sobre mi pecho desnudo. Se deshizo por completo de mi ropa, inclusive los calzoncillos. Era embarazoso mostrarse desnudo frente a alguien más que no fuera el rechazo de tu propio espejo, tus padres o, en el peor de los casos, mi hermana. Sin tomar en cuenta mi pena, bajo sus besos de mis párpados hacia mi cuello, mi pecho y acarició los huesos de mis caderas, formando pequeños revuelos en mi estomago, como si un par de abejorros quisieran salir disparados de mi garganta por el encogimiento de mi miembro viril al ser expuesto al aire del ambiente. Él desabrocho sus vaqueros y cuando iba a bajar el cierre, quite sus manos lentamente, ademán de yo querer hacerlo, el quito sus manos, siendo manso ante mi silenciosa petición, baje el cierre observando la tela blanca que cubría un gran bulto, con los escrúpulos a punto de estallar en mis mejillas, Yoongi se levantó un poco para que pudiera quitarse sus tenis y yo poder retirar por completo la tela de mezclilla desgastada.

-Es… un poco difícil- reí, en las películas todo era tan rápido y de un momento a otro ya estaban sobre la cama comiendo, literalmente, sus rostros entre sí. Corrí la tela y un gran pedazo de carne salto hacia su estómago, asustado por el tamaño ni si quiera pude tocarlo. Yoongi se bajó de mi cintura, tomando mis muslos internos, abriendolos un poco para colocarse debajo, haciendo que mis piernas quedaran sobre sus muslos bien definidos y fuertes, pálidos a pesar del trabajo de campo que nuestras familias hacían.

-Te… t--te voy a prep--preparar- con pudor intento buscar donde sea que fuera a hacer lo suyo, solté un gemido dolorido cuando su uña paso por uno de mis músculos, con bochorno cubrí mi boca, él me miraba con sus ojos bien abiertos, luego río. -...lo siento.- finalizó antes de acariciar un poco más la zona.

Tomó la muñeca que cubría mis labios y volvió a acercarse para besarme, susurro contra mi mandíbula “cierra los ojos”, y le hice caso a ciegas, confiaba plenamente que nunca me haría daño. Comenzó a introducir uno de sus dígitos, solloce de incomodidad y un poco de dolor, beso el dorso de mi mano y presiono más fuerte contra mi entrada. Al finalizar su entrada lenta y tortuosa se quedó quieto, suspire por la intrusión tan rara, gire mi rostro en varias direcciones, inclusive me atreví a ver su miembro antes de observar su rostro, que aseguraba tenía una sonrisa de encías y bellos ojos centelleantes. Al final él terminó besando mis labios resecos del miedo, con ojos abiertos del susto finalice por retirar mi mano del césped y acariciar su cuello, mis entrada se expandió un poco, detonando que estaba relajado. Con esa simple señal comenzó a sacar y meter su dedo, volví a tensarme un poco, pero bajo mi nerviosismo repartiendo besos por todo mi rostro.

-Tranquilo- parecía más una plegaria hacía sí mismo, sonreí enternecido porque, sí, ambos estábamos muy asustados, de hacerlo mal. Con un poco de confianza creciendo en lo profundo de mi pecho acerque su cuerpo al mío, sintiendo la calidez de este, ¿de verdad estaba haciendo el amor con Yoongi? Cuando quise comprobarlo sus ojos se centraron el los míos, un bello negro asegurandome que aquello era tan real como hermoso. Comenzó la intrusión de un segundo dedo, tan pacífico dentro mío, ya no dolía, ni ardía. Poco a poco se estaba construyendo nuestro propio mundito de placer, bajo la luz del sol su piel parecía inclusive más pálida, sus cabellos negros siendo lo único que cambiaba de color, con el sol en lo más alto podía observar perfectamente a Yoongi como si fuera un rey, un dios divino que me había escogido a mí para hacerlo suyo.

-Eres hermoso- le dije, pero él solo me miro a los ojos, sonriendo con vergüenza, sintiendo sus latidos explotando en su pecho. Con un poco de miedo más que de confianza, tome su miembro, cubierto por una ligera capa de piel, baje el prepucio, acaricie la uretra y esparcí el pre-semen sobre toda la punta. Lleve mis dedos a mi boca, lamiendo un poco, solo sacando un poco de saliva sobre mis labios para mojarlos, no empape pero si lubrique su pene, tomándolo de la base empujé mis caderas abajo para que me penetrara, parecía en shock, mirando mis movimientos mientras temblaba, él y yo estábamos temblando. Beso el empeine de mis pies, acariciando mis tobillos, deteniéndose a la mitad solo para que me acostumbrara un poco. El picor, el ardor, nada se comparaba con la felicidad explotando en cada poro de mi ser al verlo sonreír. Sonreí de igual forma, acariciando sus mejillas, sintiendo el calor de esta más allá de todo su ser. -, eres precioso… me encanta todo esto- dije, sintiendo como su pene crecía cada vez más en mi interior.

-Jimin, se supone que yo debería decirte todas esas cosas- me regañó, pero era inevitable, verlo tan avergonzado causaba en mí un sinfín de emociones.

-Me gusta decirte--¡ah!- gemí cuando mi perineo choco contra su pelvis, lo había empujado todo dentro, cuando agache mi cabeza él tomó mi mandíbula haciendo que conectara mis ojos con los suyos entrecerrados por el placer.

-A mi me encanta oírlo, igual eres precioso, como la más simple margarita, pero tan complejo como un girasol- sonreí ante sus metáforas, me llenaban de un no-se-que en el estómago, me levanté más, terminando por montarlo con el sentado. Ambos tranquilos, no queriendo que el final se acercará pronto, pero no deteniendo las paredes de aquel hermoso y culminante orgasmo que se podía observar en el rostro de ambos. -. Jiminnie, eres mi amapola, se mi amapola para siempre.-

Bese sus labios, dejando ir mi orgasmo y el suyo, saboreando sus labios y su lengua, sintiendo sus manos a cada lado de mi estrecha cintura. Sintiendo la naturaleza en mi piel y el pétalo de las más hermosas flores en sus mejillas.

-Se mi novio, Yoongi hyung, por favor- susurre contra su cuello, debajo de la oreja, acariciando su cadera y nuca con mis manos, él subiendo y bajando sus dedos por mi espalda, rascando de vez en cuando el pasto que se había quedado pegado a la misma.

-Claro que si, Jiminnie- sonreí, complacido por su respuesta, complacido por terminar siendo más que amigos de pozos y árboles, ahora eramos novios de pláticas eternas y bosques terroríficos.

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25 de Agosto de 2020 a las 22:54 1 Reporte Insertar Seguir historia
2
Fin

Conoce al autor

Aphril Castaño Mi nickname es Sun, puedes decirme Sunny Diosa y Ama del Hentai uwu atk, es broma. Escribo (o eso intento) erótico, fantasía, ciencia ficción y todas mis historias tienen que ver con la comunidad LGBTQ+ ¡Espero que mis historias llenen tu vida de pastel y rosa! (si, hablo del color, no de la flor o de otra cosa lmao)

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Prince Gómez Prince Gómez
Buena historia!❤️
January 12, 2021, 05:06
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