violetjeon Irlanda

ONE SHOT "Así que puedo decirte, Min Yoongi, que tienes las estrellas más radiantes en tus ojos y la vía láctea en tu corazón, por eso llegué a la conclusión de que la galaxia que tanto buscabas, está dentro de ti" AU BTS Min Yoongi no sabía que toda la magia que necesitaba se encontraba en Park Jimin. 🔹 Género: Romance & Angst 🔹 Mención de personajes con enfermedades en etapa terminal 🔹 Historia original. No se permiten adaptaciones sin autorización previa -VIOLETJEON 2020


Fanfiction Todo público.

#yoonmin #bts #jimin #yoongi #bangtan
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Capítulo Único

Abrió sus ojos despacio, tratando de acostumbrarse a la penetrante luz blanca de aquella sala, sus ojos paseándose por el lugar detenidamente. El sonido de los monitores poco a poco se aclaraba más y sus fosas nasales pronto se vieron inundadas por el olor, ciertamente fuerte, del desinfectante. Min Yoongi sentía ganas de llorar en el momento en que reconoció el lugar en el que se encontraba. No quería ir al hospital, realmente lo odiaba y en las últimas semanas, para su desgracia, las visitas a éste se habían vuelto más habituales de lo que le gustaría. Su paseo por la habitación continuó, hasta que se topó con la mirada examinadora del médico.

—Me alegra que hayas despertado, Yoongi—Dijo, con la misma estúpida sonrisa que había estado dedicándole desde la segunda vez que llegó al hospital.—Tus padres están realmente preocupados por tí, quieren verte, y deben hablar contigo—Y esas fueron las últimas palabras de aquel médico, ya que poco después ingresaron a la habitación dos personas.

El señor era alto, y su parecido con Yoongi era simplemente extraordinario, su piel pálida cuál marfil, con unos labios delicados, los cuales podían notarse ligeramente irritados, producto del estrés que había pasado los últimos meses. Tomada de su mano había una mujer un poco más bajita, su cuerpo sumamente fino, el cabello oscuro y unos cafés claro con marcadas ojeras grisáceas debajo de éstos, evidencia de las malas noches que había pasado, últimamente más frecuentes. Sus ojos se veían algo hinchados y las lágrimas nuevamente amenazaron con recorrer sus pómulos cuando su mirada penetrante se topó con la de su hijo.

Y Min Yoongi no se consideraba un experto lector de los sentimientos ajenos, pero estaba completamente seguro de los ojos de sus progenitores no se habían visto tan cansados y tristes desde hace mucho tiempo, y lo consumía la culpa, pues todo eso era gracias a él.

Hizo un intento por tomar el rostro de su madre entre sus manos, sin embargo un dolor punzante en sus muñecas lo detuvo, estaba tan concentrado en el hospital y sus padres que había pasado por alto un pequeño detalle. Su vista en automático viajó sus manos, dónde unas gruesas cadenas de metal se encargaban de mantenerlas dolorosamente firmes a los costados de la cama.

—Y-Yoongi, cálmate cariño—La señora Min fue la primera en hablar, con lágrimas en los ojos, al ver a su único hijo tirar de sus manos con más fuerza, y definitivamente entrando en pánico cuando vió sangre en sus antebrazos, producto de lesiones previas, por las cuales habían llegado esa vez al hospital.—Escuchame... por favor escúchame—Dijo la mujer, tomando suavemente una de sus manos y sentándose en una de las sillas que se encontraban junto a la cama del hospital, para después agacharse y besar cariñosamente su mano.

En el suave tacto de su progenitora Yoongi encontró un poco de calma, por lo que los forcejeos se detuvieron y ahora sus ojos se dirigieron a sus padres, aguardando por una explicación. Pero dedujo que nada bueno se acercaba cuando su madre volteó hacia su padre, como si esperara que éste le explicara la situación.

—Hijo...—La voz de su padre se volvió algo débil al final de la palabra—Sabes que como padres siempre buscaremos lo mejor para tí ¿Cierto?—Y dirigió su mirada a sus hijos, como si necesitara de su aprobación para poder continuar.

Yoongi sólo pudo asentir, estaba extremadamente confundido.

Su padre lo interpretó como una señal para poder continuar.—Yoongi... Nosotros-Nosotros ya no podemos cuidarte—Y eso sí que llamó la atención del adolescente, sus ojos se abrieron desmesuradamente, no creyendo lo que estaba escuchando, su respiración volviéndose errática y pudo sentir un vacío enorme en su pecho, que se acrecentó cuando su madre llevó sus manos a su rostro y comenzó a llorar de manera inconsolable. Su padre aclaró su garganta y tomó una profunda respiración antes de poder continuar—Si la señora Lee no nos hubiera llamado al teléfono, justo ahora estarías muerto... Yoongi, ya no podemos ponerte toda la atención que requieres sin descuidar nuestro trabajo y-y tu sabes que no es el primer intento de suicidio que tienes—Observó a su hijo por unos cortos segundos, antes de agachar la mirada y proseguir—El doctor Choi nos ha recomendado ésta clínica para que podamos internarte.

Y en ese preciso instante Yoongi en serio podía desmayarse. No pensaban dejarlo ahí ¿Cierto?...¡¿CIERTO?!.

Su madre por fin enjuagó sus lágrimas y se animó a hablar—T-Te prometo que vendremos a verte, no vas a estar sólo, mi amor—Dijo, inclinándose hacía la cabecera de la cama, con el propósito de darle un beso a su hijo, más el pálido chico se hizo a un lado, esquivando el contacto y mirando fijamente a sus padres. Porque él jamás iba a decirlo, pero estaba muy asustado.

Sus pensamientos se vieron abruptamente interrumpidos cuando entraron a la habitación tres personas: el doctor con el que había estado cuando despertó y dos hombres más, que le soltaron los brazos, pero los llevaron hacia su espalda, para después colocar nuevas cadenas en sus muñecas, ya con las manos en la parte posterior de su cuerpo. Para ese punto el chico ya estaba aterrado, su mirada instintivamente buscó a sus padres, los cuales se encontraban en un rincón de la habitación, su padre tomando a su madre se los hombros, mientras ésta última cubría su boca con sus manos, mirando la escena con horror, sin embargo nunca intervino.

En ese momento Yoongi comprendió que estaba sólo, unas cuantas lágrimas se colaron por las comisuras de sus ojos, pero nunca emitió sonido alguno. Sin darle más tiempo para asimilar todo, los hombres lo empujaron hacia la salida de la camilla, eliminando a sus padres de su campo de visión.

Los pasillos se hicieron cada vez más eternos, y cuando ingresó al área del hospital correspondiente a psiquiatría y psicología, supo que estaba perdido, y tal vez nunca saldría de ahí. Según los médicos y psicólogos él tenía razón de estar ahí, y es que claro, tres intentos de suicidio, sumado a la drástica baja en su peso, falta de energía, entre otras cosas, era suficientes para asegurar que Min Yoongi tenía depresión.

—Pronto vendrá la señorita Shin, para programar tu agenda con las actividades de éste centro de rehabilitación—Dijo el médico, mientras los otros dos chicos se encargaban de liberar sus muñecas, las cuales tenían un tinte rojizo ahora, producto de los raspones que dejaron el la blanca piel del adolescente.—Procura disfrutar tu estancia aquí, será mucho mejor si pones de tu parte para mejorar muchacho—Y Yoongi vislumbró algo de pena en los ojos del doctor, provocando que blanqueara los ojos, no necesitaba eso, ya se odiaba lo suficiente.

Pronto todos se fueron, dejándolo solo para que pudiera acostumbrarse y acomodarse en la que podía intuir, sería su habitación por varios meses. Lo que el pálido desconocía era que, al otro lado de su ventana, un chico rubio lo observaba cautelosamente, con un leve puchero en sus labios.

Park Jimin, un chico tal vez uno o dos años menor que Yoongi se encontraba junto al marco de su puerta, debatiéndose mentalmente si era correcto o no entrar y platicar con el chico. Jimin no solía ser un chico muy platicador, pero cuando se corrió la voz de que un chico nuevo sería internado, no quiso perderse la oportunidad de hablar con él, ya que no tenía muchos amigos en ese lugar, y estaba seguro de que el nuevo paciente estaría muy asustado. Y vaya que no estaba muy lejos de la realidad, porque aunque intentara ocultarlo, los ligeros temblores del castaño eran evidentes para el pequeño.

Juntando todo el valor existente en su pequeño cuerpecito, tocó ligeramente la puerta antes de ingresar. Yoongi dirigió su vista hacia él, y al no observar ninguna reacción negativa, con pasos pequeños se acercó al castaño, tomando asiento a su lado en la cama, y regalándole un resplandeciente sonrisa. Tomando la iniciativa para hablar al ver que el contrario no tenía intenciones de conversas.

—Hola, soy Park Jimin—Y su sonrisa apareció nuevamente, provocando que sus ojitos se volvieran más pequeños, haciéndolo lucir adorable.

Y a pesar de que en un principio Yoongi estaba pensando en ignorarlo por completo, la ternura que desprendía ese chico lo hizo darle una oportunidad. —Soy Yoongi, Min Yoongi—Dijo, con la voz algo cansada.—Y si no te molesta me gustaría descansar, ha sido un largo día, y lo único que quiero ahora es desaparecer... O morir, cualquiera de esas opciones se escucha mucho mejor que pasar tiempo aquí, dudo mucho que pueda ser feliz aquí—Dijo, de manera un poco hostil.

Cinco meses cuando mucho, lo siento Jimin

La voz de su doctora pronto inundó sus pensamientos, después de recibir esa, no tan agradable sorpresa, se prometió que no podía morir simplemente así, el quería dejar huella en alguien, y que después de su muerte alguien pudiese recordarlo, o sencillamente, alguien se convirtiera en mejor persona gracias a él. Se lo había prometido a su madre, y ahora, el chico frente a él le estaba brindando lo oportunidad de cumplirlo. Y Jimin estaba tan emocionado que ni siquiera pensó sus siguientes palabras.

—Dejame a mí—Dijo apresuradamente, sus mejillas colorándose un poco—Dejame ser esa puerta donde puedas encontrar consuelo y felicidad en éste lugar.

Y se retiró rápidamente de la habitación un Jimin completamente apenado, aunque si hubiese volteado solo un poco, habría notado la ligera sonrisa en los labios pastel de Yoongi.


[...]


Los siguientes meses definitivamente fueron muy distintos a lo que Yoongi imaginaba. Y es que desde su primer encuentro, las visita de Jimin a su habitación fueron muy frecuentes.

Y Yoongi pudo deducir que era un chico bastante organizado con sus tiempos, ya que siempre entre sus pequeñas manos traía consigo un cuaderno francés en el cual había actividades por hacer durante los próximos cuatro meses. El mayor nunca entendió realmente el propósito de anotar las actividades, pero decidió no preguntarle al rubio por el momento, simplemente asumiendo que era un chico bastante ordenado, y la razón de que se encontrara en ese internado era algún TOC.

Los últimos cuatro meses de su vida, el chico castaño podía asegurar que se había divertido más que en todos sus años viviendo fuera. Obviamente las terapias continuaban, pero Jimin se encargaba de apoyarlo con los ejercicios que le recetaba su terapeuta.

Durante las noches, ambos habían adoptado la costumbre de tomar una taza caliente de té, mientras observaban las estrellas. También amaban ver las rosas florecer en los pequeños invernaderos, y recientemente, les encantaba salir al jardín, para poder apreciar las flores de cerezo que adornaban las calles en primavera. Efectivamente, si Min Yoongi pudiese pedir un deseo, sería tener la magia de Jimin por siempre.

Esa tarde, Jimin estaba extraño, intentaba ocultarlo, pero después de tanto tiempo de convivencia, Yoongi podía asegurar conocerlo a la perfección. Estaba algo ¿melancólico?. No era capaz de decifrarlo con exactitud. Pero justo ahora, mientras se encontraba pidiendo dos tazas calientes de té, podía observar al rubio en la lejanía, con sus manos moviéndose impacientemente sobre la superficie de la mesa, sus ojos no tenían esa magia habitual y parecía perdido. Parecía asustado.

La charola con su pedido interrumpió sus pensamientos, la tomó, y se acercó cautelosamente hacia Jimin, quién pareció notar su presencia cuando el vapor de su bebida irrumpió su campo visual.

—Por favor, no finjas conmigo —Habló Yoongi, después de sentarse junto a Jimin—Sé que pasa algo, por favor, dime qué está pasando—Y tomó la mano del menor, en un intento de transmitirle confianza.

Las comisuras de los labios del pequeño se elevaron ligeramente, regalándole a Yoongi una pequeña sonrisa.— Mejor cuéntame cómo van tus terapias, los doctores dicen que has mejorado bastante.— Mencionó, ahora sí levantando su vista hacia el contrario.

—Estoy esforzándome mucho, prometimos que saldríamos de aquí juntos, así que estoy dando mi mejor esfuerzo para poder recuperarme pronto— Dijo, bastante emocionado.—Parece un milagro—Dijo con voz muy baja.

—¡Lo sabía!—Exclamó Jimin, ahora con un poco más de ánimo—Te dije que lo superarías.

—Lo sé, juntos somos capaces de superarlo—Dijo, ahora abrazando a Jimin contra su pecho—Llegué a éste lugar sólo, y triste, porque pensé que había perdido las estrellas...—Se separó un poco, sólo para poder mirar a Jimin a los ojos—Sin imaginarme que encontraría una galaxia aquí dentro.— Y sonrió ampliamente, contagiando a Jimin en el proceso.—Eres mi razón de vivir, Jimin.

Y eso sí que lo desconcertó un poco, la sonrisa del pequeño tembló, y unas lágrimas amenazaron con salir de sus ojos.

Yoongi se percató de eso y lo abrazó aún más fuerte.— Sé que estás dudando. Anda, sé que también estás pasando por algo difícil, no te diré la típica frase de "ten fuerza", sólo voy a escucharte—Y acercó su mano a las mejillas del menor, limpiando cuidadosamente las lágrimas que rodaban sobre ellas.

—¿Me creerías si te digo que estoy asustado?—Dijo Jimin, su llanto incrementando mientras continuaba hablando—Tengo miedo del tiempo, es la verdad. Me he acostumbrado tanto a estar contigo, que tengo miedo de no funcionar por mi cuenta—Se tomó un respiro antes de continuar—Pero tengo aún más miedo de que tú no seas capaz de avanzar por tu cuenta—Y lo miró a los ojos, notando como los del contrario se oscurecían un poco, estaba seguro de que ya sospechaba que algo andaba mal, pero no tenía el valor de decírselo, no aún.—Y-yo... solía ser invisible para todo el mundo, para mis padres, para mis hermanos, para mis amigos... Y para todos en éste lugar... Pero tú, tú me reconociste entre las sombras...Llegaste a mí y me hiciste quererme. —Y el llanto ésta vez le impidió completar su oración. Todo lo que pudo hacer fue abrazar al chico que tenía frente a él, lo abrazó con todas sus fuerzas, como si de esa manera el asegurara que quedaría marcado en su corazón.

—¿Qué está pasando, Minnie?—Preguntó Yoongi, ésta vez, sin deshacer el abrazo, acariciando levemente su espalda, sin saber qué más podría hacer para que dejara de llorar. Ahora sí que estaba asustado.—¿Hay algo que no me hayas contado aún?. Déjame aliviar tu dolor.

Jimin llevó sus pequeñas y cálidas manos hacia el rostro delicado de Yoongi, sus ojos y naricita aún algo rojas por el reciente llanto.— Todo está bien. ¿Puedes confiar en mí?—Y lo miró a los ojos nuevamente, su alma tranquilizándose al ser capaz de observar la vía láctea en aquellos ojos, por lo menos una última vez. —Debemos ir a dormir, es tarde—Mencionó levantándose de su asiento, dejando la tasa sobre la mesa, el té ahora frío.

—¿No veremos las estrellas?—Preguntó Yoongi, confundido. A Jimin le fascina ver las estrellas, y más aún en primera.

—Creo que hoy, ya he visto todo un universo—Dijo Jimin, con voz más tranquila.

—De acuerdo—Y algo dudoso, Yoongi dió media vuelta, para encaminarse de nuevo a las habitaciones. Mas la mano de Jimin lo tomó de la chaqueta y en un movimiento, con un poco de fuerza, logró que sus labios se juntaran. Sólo se acariciaron suavemente, era un beso tan delicado, Yoongi jamás había recibido nada igual.— Y-yo te dí lo mejor de mí, prométeme que darás lo mejor de tí, siempre.

Y como el beso aún aturdía sus pensamientos, sólo pudo asentir, y observar cómo Jimin se perdía entre los pasillos blancos de aquel hospital.


[...]


El estruendo de la puerta siendo abierta provocó que se levantara rápidamente, su cabeza doliendo un poco por el reciente movimiento.

Un chico pelirrojo se acercó a él, lo cual ciertamente lo desconcertó, pues Jimin era la única persona con la que él hablaba, y estaba dispuesto a ignorarlo de no ser por un pequeño detalle.Un cuaderno francés en sus manos.

—Eres Min Yoongi, ¿Cierto?— Preguntó el chico, con cautela. Entregándole el cuaderno al recibir un leve asentimiento de parte del contrario.— El doctor de hematología me pidió que te entregara ésto, al parecer Jimin quería que tú lo conservaras.

De acuerdo. Demasiada información que procesar y Yoongi realmente no sabía por dónde iniciar. ¿Por qué Jimin estaría en el servicio de hematología?. Siempre asumió que pertenecía a psicología, igual que él. Con manos temblorosas tomó el cuaderno que el chico le ofrecía.

—¿Por qué hematología?¿Que hacía Jimin ahí?— Las preguntas salieron de sus labios antes de que pudiera procesarlas, pero necesitaba saber. ¿Por qué ese chico tenía el cuaderno de Jimin?. Y lo más importante ¿Dónde estaba Jimin?¿Lo habrían dado de alta ya?.

El rostro del chico pelirrojo era un poema—¿Jimin no te lo contó?—El fue internado porque fue diagnosticado con Anemia de Fanconi, es un síndrome de fragilidad cromosómica, es una enfermedad hereditaria, y en el caso de Jimin, presentaba insuficiencia medular progresiva, lo que significa que tenía una disminución en todos sus tipos de células sanguineas. Que en conjunto le ocasionaron un hemopatía maligna, la cual le fue diagnosticada hace aproximadamente cinco meses. El falleció ayer por la noche— Yoongi sintió que podría desmayarse en ese momento—Yo... No sé por qué razón no te lo dijo, pero te podría asegurar que las respuestas que buscas están en su cuaderno— Explicó el pelirrojo, y con una mirada triste, se retiró de la habitación.

Tan pronto como el chico cerró la puerta, Yoongi comenzó a buscar entre las hojas de aquel cuadernillo, las lágrimas acumulándose en sus ojos, nublando su visión, y aquel papel fue testigo de las primeras lágrimas que derramó, y mientras continuaba buscando, se permitió llorar. Porque el amaba a Jimin más que a nadie en el mundo, era su lugar mágico, su galaxia, y el realmente no sabía dónde encontrar otra, se sentía perdido.

Mientras más buscaba, más sentido cobraba toda la lista. Por qué Jimin tenía todas las actividades tan calculadas, por qué siempre intentaba mantenerse activo y sonriente. Por qué ayer lloró...

Estaba por cerrar el cuaderno, cuando se topó con un dibujo suyo, un boceto perfectamente marcado a lápiz, y junto a él, pequeñas notitas en rotuladores de colores. Algo realmente hermoso, casi tan hermoso como Jimin.

"Eres sin duda lo mejor que pudo haberme pasado Min Yoongi, podría decirte que eres lo más cercano a la perfección que conozco"

Yoongi quizo reír, porque para él no había nada más perfecto que Jimin.

"Pero tienes un gran defecto, buscas estrellas en los demás... Y no te das cuenta de que tienes más brillo que cualquiera de ellas. Así que puedo decirte, Min Yoongi, que tienes las estrellas más radiantes en tus ojos y la vía láctea en tu corazón, por eso llegué a la conclusión de que la galaxia que tanto buscabas, está dentro de ti"

Bueno, ahora sí que estaba llorando, el papel arrugándose entre sus manos, por fin dejando salir todo ese dolor.

"Prometo que la próxima vez que nos encontremos, seré más valiente. Y crearé mi propia galaxia, para que podamos brillar con mayor intensidad, juntos, pero sin depender uno del otro. Recuerda, me diste lo mejor de mí, así que da lo mejor de tí, y toca el corazón de alguien más, sé su lugar mágico"

Abrazó el cuaderno con todas sus fuerzas, una pequeña sonrisa en su rostro, porque Jimin cumplió su promesa y no lo dejó solo. Así que pondría todo de su parte para mejorar por completo, ya que no quería volver a caer el abismo, no ahora que Jimin le había mostrado el universo.

8 de Agosto de 2020 a las 03:48 0 Reporte Insertar Seguir historia
2
Fin

Conoce al autor

Irlanda Vivo para escuchar las voces de BTS en un concierto en México algún día. 💜 Cuidando de BTS, GOT7 y Blackpink a quienes amo mucho ❤️ Wattpad: -VioletJeon Asianfanfics: -VioletJeon Twitter: IrlandaVK

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