diegociegoviejo Diego F.

Cap 1: La casa estaba vacía, la cena estaba servida ¿vino o tal vez sangre en la alfombra? La muerte llega como brisa de otoño, arrancando las hojas de los árboles con brusquedad, no todos pueden lidiar con el peso de ella.


Suspenso/Misterio Todo público.

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Un viento que arrebata

La noche estaba rota, estrujada, en la calle varios autos sin dirección, la lluvia que había empezado desde que oscureció no era fuerte, las gotas no eran pesadas, pero sí caían con seguidilla.

La cena servida, la televisión encendida, un cigarrillo que solo se consumió, una copa de vino solitaria en la mesa, la otra en el suelo, destrozada.

El vino parecía sangre, sangre que corría hasta la puerta, puerta abierta en par, rechinante, el viento se ocupó de cerrarla más tarde.

Afuera la lluvia otoñal arrojaba ventiscas a los árboles crespos y marrones, sus hojas se suicidaban al caer, el viento las llevaba a la muerte.

La casa estaba vacía, once de la noche, dos se había ido y uno había vuelto.

Carlos se desplomaba en las paredes húmedas del pasillo.

Las rodillas flojas, gotas de vino en su ropa, caminaba con cojera.

Una voz amenazante resonaba, aceleraba el débil corazón de Carlos que sufría de hipertensión.

Hay alguien en la casa.

Caminaba por indefenso en su propio hogar, asomándose en cada esquina, buscando a su homicida.

El homicida aparte de ser agresivo, estaba loco, hablaba solo, un monologo que antes de que Carlos hubiera podido entenderlo, se esfumó.

Se esfumó junto a las luces tenues que quedaban encendidas.

La lluvia causó un apagón en todo el sector.

Carlos entró al comedor, donde los ecos de la voz misteriosa ya se perdían tras las paredes.

La ventana alumbraba la mesa, la cena a mitad, el vino derramado y el televisor susurrante, el que asustó a Carlos.

No había nadie en casa, salvo el fantasma de Evelyn abriendo la ventana y yéndose con el galopante viento otoñal.

Tomó con firmeza la copa solitaria, se tomó lo poco de vino que sobraba, la copa se le resbaló y cayó, se hizo trizas junto la otra.

La soledad toma más presencia que cualquier persona y pesa más que cualquier sentimiento.

Arrinconado en las mantas de su cama cerró los ojos en la oscuridad.

9 de Junio de 2020 a las 21:59 0 Reporte Insertar Seguir historia
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