0
5.5mil VISITAS
En progreso
tiempo de lectura
AA Compartir

1

Recuerdo el día de mi nacimiento, tuve algunos problemas al momento de romper el cascarón, pero afortunadamente el profesor Cipré estaba ahí para ayudarme.
Lo primero que vi fue la luz solar y el rostro de él, sonriendo de par en par.

Yo era una froakie algo tímida y solitaria, que no le gustaba mucho jugar con los otros pokémon iniciales al principio. Ellos me decían que esto solía ser normal en algunos, que poco a poco me acostumbraría al entorno; pero la mera verdad, soñaba con vivir aventuras por mi cuenta, conocer nuevos pokémon, crecer juntos, como una entrenadora.
Aunque no fuese una humana, de todos modos no marcaba un límite para mí.

Un día decidí irme del laboratorio, no sin antes convencer a unos de mis compañeros.
Tardé mucho más de lo que imaginaba, y todos se burlaban.
Después muchos entrenadores novatos venían para llevarme, pero yo no aceptaba sus ofertas y me iba antes de que me metieran en la pokéball, no teniendo otra opción más que escoger otro. Mis compañeros se enojaban mucho conmigo por mi "rara forma de ser".
Una noche, harta de pensar que mi vida estaría estancada en este laboratorio que en cada momento se encogía más a no poder, decidida cogí mis cosas, que eran una mochila de preescolar (regalo de un entrenador que por accidente olvidó y jamás reclamó), unas cuantas bayas y 5 pokéballs de mi colección. Luego rompí la mía para que nadie intentara atraparme fácilmente.

Excarvé hasta el cansancio, cuando por fin pude salir de aquella prisión, me sentía libre, como un pokémon salvaje, y podría hacer lo que quisiera.
Viendo como el sol salía de los techos de las casas, me di cuenta de que pronto los ayudantes del profesor llegarían, entonces me escapé para no correr el riesgo de que descubrieran mi ausencia y me buscaran.

Me interné en el bosque Novarte para descansar. No saben lo difícil que fue huir sin pasar de desapercibido. Tuve que recurrir a varios objetos a modo de disfraces y sigilo absoluto.
No sin antes agarrar un pedazo de tela rojo y un clip. Lo dividí en dos. Uno para hacerme un moño y ponérmelo en mis burbujas para simular una trenza. La otra para crear una banda y sostener con el clip en mi antebrazo.
Si quería demostrar que era una entrenadora, debía tener una prueba de ello, además de que servirá para poner la primera medalla de gimnasio de Kalos.

Sip, estoy dispuesta a derrotar a los 8 líderes de la región y ganar la Liga. No se porque tenía esa sensación, pero como dije, era capaz de realizarlo.

Cuando me repuse del agotamiento de mi escape, continué mi recorrido hacia mi pequeña aventura.
Mientras caminaba alegremente, imaginando cual sería mi primera captura del día, de repente una enorme raíz salió del suelo queriendo agarrarme por la fuerza, intenté escapar de eso, pero mis cortas patas no me dieron la suficiente velocidad como para huir rápido.
Tropecé con una roca; cuando me sentí acorralar, un shuriken pasó delante de mí, atravesando el interior de la raíz y partiéndolo a la mitad.
En ese momento un pokémon desconocido saltó de la nada.

Volteó a verme.

No se parecía en nada a mí, pero por un casual sentía que esa era mi evolución. Cortésmente ayudó a levantarme.

-¿Estás bien? ¿No le sucedió nada?

-Eres muy amable, gracias.

-No tienes nada que agradecer, para eso estoy aquí y si necesitas algo, no dudes en preguntarme.

Ahí fue cuando tuve mi gran idea.

-De hecho si tengo algo. - agarré mi mochila y saqué una pokéball- ¿quieres ser mi primer pokémon? Pareces fuerte y veo que no será problema ganar el gimnasio.

-Ahh. Yo, pues...
Empezó a titubear.

-¿Qué pasa? ¿No quieres acompañarme verdad?

Era obvio que alguien reaccionara de ese modo, como lo hizo él. Yo no lo entendí en aquel entonces. Era una joven rana.

-No es que no quiera, al contrario, pero ahora estoy muy ocupado. En otra ocasión será ¿vale?

-De acuerdo, ¿y puedo saber en qué estás muy ocupado?

-Oh, pues estoy destruyendo estas raíces. Si lo deseas puedes ir conmigo, al parecer detecto otro no muy lejos de aquí. Además talvez encontremos más rápido a tu primer compañero.

Respondió, quizá creyendo que estaba jugando, o perdida.

-¿En serio? Muchas gracias.

-Ya te lo dije, no tienes porqué agradecer jajaja, ¡ay! Eres una ternura de froakie.

Esa frase me enojó un poco. Yo no quería ser eso, quería ser una entrenadora seria y capaz.

Decidí acompañarlo en su misión.

Acomodé mis cosas en la mochila y me dejé guiar por Greninja. Caminamos rumbo al norte; hicimos plática para no aburrirnos en el trayecto:
-Y... ¿qué pasa con las raíces? ¿Porqué me atacaron?

-Simple. Esas raíces son, los restos de lo que alguna vez ocurrió aquí en Kalos.

- Wow, ¿qué ocurrió exactamente? Cuéntame.

-De acuerdo.
Me relató la historia de un posible fin del mundo, por así decirlo, en el que un legendario, había sido controlado por un láser compuesto de un tal poder mega. Me dijo que él y su entrenador también fueron expuestos a dicha radiación pero que, gracias a su vínculo afectivo especial, sus ganas de crecer juntos, y el apoyo de unos amigos, lograron pararle los pies al Team no se qué y volver a la normalidad a ese pokémon.

-¡Wow! ¿Eso realmente pasó? Genial, eso debió ser intenso.

-Lo fue, de hecho.

Sonrió.

-Genial. Ojalá hubiera estado ahí, Greninja; te habría ayudado. Es una pena que no.

Me sentí tan mal, en verdad, que me detuve a llorar por un momento.

-Tranquila, escucha. -se agacha para limpiar mis lágrimas -Te prometo que si me demuestras ser fuerte, así como tú lo dices, te llamaré para la próxima aventura que tenga. ¿Qué te parece mi oferta?

-¿Bromeas?, es perfecto, acepto con gusto. Solamente una pregunta, ¿cuándo y dónde hago mi promesa?

-Yo no sé, no lo había pensado la verdad.

-¿Qué? Pero yo en serio quiero mostrarte mi fortaleza, Greninja.

-Ya habrá tiempo para eso. Encontraremos un rival adecuado a tu nivel

-Por alguna razón estás insinuando en que soy una froakie débil.

-No no, al contrario.

Se carcajeó.

-Más te vale, porque podría hacerte trizas con mi destructor.

-No, mejor sigamos. Aprovechemos la luz del día.

-Vale.

Recorrimos medio bosque entero y ninguna raíz quiso aparecer, a pesar de que mi amigo sentía su presencia.
En fin, volvimos a charlar sobre nosotros otra vez:
-Oye Froakie, aún no me has dicho tu nombre, bueno, si es que lo tienes claro.

-Obvio, no me iba a llamar froakie así como así. Mi nombre es Azure.

-¿Y cómo llegaste hasta aquí?-
Le narré mi vida. El motivo de mi escape, las razones por las que siempre rechazaba a mis futuros entrenadores, el bullying que me hacían mis demás compañeros. Todo.
No omití nada.

Cuando terminé de hablar, noté como su rostro cambiaba de la alegría a la nostalgia. Pensativo, inmerso en su mundo.
-Hola Greninja. ¿Te sientes bien?

-Sí, estoy bien.

Sin embargo, se le veía pensativo.

-Yo, disculpa si te hice sentir mal.

-No, no pasa nada despreocúpate; es sólo que me hiciste recordar algo.

-¿Ah sí? ¿Qué?

-Mi…

Estaba a punto de decirme el porqué de su tristeza cuando nos tomó por sorpresa una enorme raíz del tamaño de un edificio. Era de oscuro con márgenes rojo vivo. Lo rodeaban unas extrañas púas finas.

-¡Azure! ¡Hazte a un lado!

Atravesando la superficie terrestre, y justamente enfrente de nosotros, pudimos notar que esa, era diferente.

-De acu... ¿pero qué?
De repente, con una enorme fuerza, me tumbó lejos de él y mi mochila.

-¡Auch! ¡Greninja!

-Demonios, tengo que hacer algo ahora.
Se abalanzó sobre la planta con un shuriken en cada mano, pero al parecer resultaba ser más lista de lo que creíamos. Logró esquivar cada uno de sus movimientos a la perfección.

-Ching, ching- Un pequeño Fletching se posó sobre la rama de un árbol, para observar- ¿Ching?

Por más que mi amigo trataba de dar al menos un golpe, nomás no podía.
Fueron varias las veces en el que la raíz le acestaba una buena golpiza.
Hasta que finalmente lo dejó al borde del agotamiento.

-Oh no, ¡ching ching!

La avecita se emocionaba al verlo combatir, y no lo dudo, realmente era un experto batallador.

-¡No, Greninja, no te rindas!
Para que servía darle falsas esperanzas, si resultaba ser difícil al menos el poder pararse del suelo.
Le era inevitable parar el golpe final.

Tenía que ayudarle.
No me iba a quedar parada allí y ver como derrotaría al pokémon que supo ver mis virtudes y defectos con cariño. Me armé de valor.
Fui a defenderlo. Me puse delante de él y usé mis burbujas para detener su ataque.

-Oh Arceus, ching, ¡así se hace!

-Azure, ¿qué estás haciendo? Huye mientras puedas. Esto es demasiado peligroso.

-No, Greninja, si escapo, te pondrías en riesgo a tí. Además, si más no recuerdo, teníamos un trato. Si te demostraba mi verdadero poder, me llamarías para acompañarte en tu próxima misión, ¿no es así?

-Pero, por favor.

Hablaba, que al mismo tiempo rebanaba apenas la punta de la raíz.

-Greninja, este es el momento.

Seguí insistiendo. -Confía en mí.

Continuó peleando, ya mas débil.

-Es lo único que pido.

No imaginé lo que me contestaría.

-Está bien. Si crees que eres capaz de luchar y hacerle frente, adelante.

- Gracias, no te decepcionaré. Saldré victoriosa de esto. Lo juro.

Eso me esponjaba la espuma de mi cuello.

-No jures, mejor actúa. Quiero ver acciones.

-En ese caso. -Me puse en posición de batalla; preparé mi cuerpo, mente y poder para aquél significativo momento de mi vida. Y el Fletchling parecía estarlo pasando pipa.

-Ching esto se va a poner bueno.

-¡Bien raíz, estoy lista!

La raíz, como si hubiese escuchado realmente mi grito de batalla, se dirigió hacia mí en seco.
Rápidamente evadí su ataque.
La punta de esta se precipitó contra el suelo, enterrándolo en lo profundo, dándome la oportunidad para golpearle el tronco restante. Entonces usé mi destructor a modo de cuchilla; logré quitarle unos cuantos pedazos.
Reaccionando al dolor, seguramente, sacó la punta para agarrarme del cuerpo y lanzarme por los aires.

-¡Ching!- Asustado, se alejó volando a buscar otro árbol más seguro.

Me impactó contra un árbol. Fue demasiado para mí. Eso me acuerdo que me irritó bastante.
Hasta la fecha no me siguen gustando los golpes críticos. Prefiero darlos yo.

Y sucedió. Estaba enojada y algo débil por lo de antes. La raíz volvió a atacar en seco, esta vez más rápido. Igualmente evité su derribo y aproveché para poder trepar hasta la cúspide. Salió e intentó liberarse de mí sacudiéndose. Utilicé mis burbujas para apaciguarlo, pero no sirvieron de mucho. No se rendía.
Salté lo más arriba posible para hacer un nuevo movimiento: pulso de agua.
Pero, según Greninja que vio todo desde abajo, este era diferente. En cuanto lo lancé salieron cuatro filosos bordes de la nada.
Nunca me di cuenta de ello. Tal vez por eso logró cortar la gran mayoría en dos. En fin, del subsuelo brotó otra ración. Me enfurecí al ver que mi objetivo no se daba por vencido. Pero mi amigo me apoyó en ese momento.

-¡Azure, toma esto! ¡Te servirá!

Me arrojó un shuriken de agua suyo.

En cuanto la tomé, una fuerza extraña se apoderó de mi interior. Entendí lo que debía hacer.
Bajé para volver a treparme en la planta, llegando ahora si a la cúspide. Entonces brinqué muy, muy alto. Más de lo que puede hacer un froakie normal. Sosteniendo con firmeza el shuriken; dejando que aquella fuerza misteriosa recorriera mi brazo derecho e izquierdo, me dejé caer al vacío, para rebanarle por todo el tronco y finalizar de una buena vez la batalla. Aquello fue muy arriesgado.

-¡¿Oh por Arceus, donde estás?! - Volaba, quizá buscándome.

Una enorme nube de polvo cubrió el lugar por completo. Greninja estaba preocupado. Aunque seguía agotado, se levantó a como pudo y me buscó. Más yo, con el shuriken intacto en mano (nunca supe por qué motivo no se desintegraba), aparecí triunfante en medio de la niebla. La raíz, había perdido.
Él simplemente se quedó parado.
Con la boca abierta. Sin aliento.
Esa era la sorpresa.

-¡Sí, ganaste! ¡Ching, froakie eres extraordinaria! -revoloteando por doquier.

-Wow, definitivamente eres fuerte. Me dejaste estupefacto en verdad. Tal como prometí, te hablaré en cuando haya una misión intensa, Linda.

-¿Realmente cumples tu promesa? Gracias, muchas gracias.

-Es más, si es cierto lo que dices de retar a los líderes de gimnasio y llegar a la Liga Kalos, quisiera tener contigo un combate. Sólo tu y yo. No sé, quizás mejorarás con el futuro. Pero eso lo decidiré en cuanto me entere de tu participación en dicha Liga.

-Yo no tengo palabras para esto.

Ahora sí que lloraba.

-No tienes porqué, si soy el que en realidad debería darte las gracias.

-Ching, esto es muy adorable.

Maldita avecilla espectadora, jaja.

-Considera ese shuriken como un regalo de agradecimiento, y el sello de nuestra amistad.

-De acuerdo, trataré de darle buen uso, Greninja.

-Se que lo harás.
Rendido, se tumbó al piso. Fuí por mi mochila para ofrecerle una baya aranja.

-Ten, esto te hará sentirte bien.

-Oh, eres muy amable. No me arrepiento de haberte conocido, Azure.

-Ni yo de tí, Greninja.

Pasó tan deprisa el día, y nosotros no nos dimos cuenta de ello hasta llegada el anochecer, en el Bosque Novarte.

12 de Diciembre de 2020 a las 04:58 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Continuará…

Conoce al autor

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~