Ella se había enamorado de un cuerpo,
Si de un pálido cuerpo que se iba desgastando
Con el rocíe de sus caricias.
Sin embargo él de su alma,
Alma que reposaba en su tártaro,
Y su luz yacía en sus adentros.
Aprendió a mirar y no a dañar su natura.
Cuando se encontraban los dos
Despojados en su alcoba libres de lo mundano,
Ella hacía de sus caricias un viaje celestial…
Tenía su límite, solo llegaba hasta la piel de su amante,
Tal vez cegada por la lascivia que despertaba sus instintos.
O inconsciente se guardaba para no lastimarse otra vez…
Él sabía que tenía su poesía escrita en carne
Su pálido cuerpo dibujaba un paisaje
Que lo recorres con los pies descalzos,
Reconociendo y admirando cada centímetro de su piel…
El terminaba embriagándose en sus besos.
Ella sabía que podría encontrar otros cuerpos
Que le ayudaran a olvidar
O que solo ayudarían a liberar su libido,
Era el momento de marcharse… solo se fue…
Su habitación en total silencio, solo la noche
Acompañaba a aquel amante, quedó desolado,
No podía ni buscarla porque tenía que dejarla volar
Que no volvería…
Esa era la pregunta que noche a noche consumía su alma.
En silencio sigue aguardando por su regreso.
Quizás nunca estuvo o nunca se marcho…
Gracias por leer!
Podemos mantener a Inkspired gratis al mostrar publicidad a nuestras visitas. Por favor, apóyanos poniendo en “lista blanca” o desactivando tu AdBlocker (bloqueador de publicidad).
Después de hacerlo, por favor recarga el sitio web para continuar utilizando Inkspired normalmente.