Te vi sonriendo, alegre, hermosa y pensé; ”ojalá siempre sea yo, quien la disfrute”... Pero me vi llorando, triste, quebrado y pensé "ojalá más nunca sea yo quien la sufra".-

Y si, aunque no lo quiera admitir, se que siempre tendré este punto de rencor en mi hacia ti. Ese que hace que no te responda. Ese que me hace rechazar cualquier acercamiento de tu parte. Ese que no permite que te de otra oportunidad en mi vida. La indiferencia, fue el resultado de la metamorfosis que sufrió mi amor inducido por tus acciones.-

¿Soy egoísta por no querer verte ser feliz?, Soy una persona horrible por desear que en esos momentos pienses en cuánto daño me hiciste, dime si soy una persona despreciable por querer que te atormente mi dolor, el verte ser feliz me hace querer golpearte, que llores y que venga a tu mente todas esas veces en la que me hiciste llorar con tus duras palabras; ¿Soy un ser inmundo por querer que no sea feliz?, Dime, solo dime.

Por primera vez en años me voy a enfrentar a esta barrera asquerosa que me han hecho tener entre él y yo, voy a destrozar el miedo con mis propias manos y me haré cargo de mí mismo otra vez. ¿Me trajiste al mundo? Pues las vas a pagar hasta morir, genio.

¡Te odio! Me grita irritada y llorando. Los ojos rojos derraman pedazos de su alma. ¿Por qué lo hiciste? Llevamos dos años andando, de conocernos, de querernos. Y vienes admitiendo que te acostaste con ella... —su voz se entrecorta— que fuiste un maldito infiel sin ninguna pizca de remordimiento. Sonrío, eso le acelera la respiración, me abofetea, trato de quitarla de encima, hay gente mirando, murmuran, eso me excita. Se irá a morir, hoy la bloqueé, pero luego rogará para volver. Sí, paciencia.

Todavía no sano esas malditas heridas que dejaste marcadas en trauma cefálico y te juro que te odio tanto, tanto... Tanto que te deseo lo mejor y que te vaya bien, tan bien que nunca odies a nadie como yo te odio a ti.

Amor dime, si yo era el equivocado, ¿por qué odias al saber que soy tan feliz donde estoy como cuando me dejaste? Si hasta insinúas en regresar... Pero si hoy no me conoces, confiada del ayer, de nuevo me presento. No hay mejor aliada que el tiempo ni mayor maestra que la experiencia. Puesto que, yo cada día evoluciono y me supero, no creo que caiga dos veces en el mismo pozo. Quien a su ser amado traiciona, peor le hace a quien utiliza sin descaro. Tú no puedes matar lo que ya está muerto.

Todo empezó con un encuentro lleno de amor, aunque los dos sabemos que nuestro pasado siempre estará lleno de dolor, nos dimos la oportunidad que merecíamos. Si tan solo hubiera sabido que terminaría así, ojalá me hubieras avisado. Yo terminé tan triste como cuando nos conocimos y tu rencor hacia el mundo se expandió. Fuimos dos extraños que se amaron de una forma tan intensa y tan corta que tuvieron que volver a ser extraños.

Cuándo fue que me perdí de vista, tan a lo lejos, casi sin reconocerme. Me llamé a mí misma «mala» porque no sé ser imparcial. Y es que este rencor no me deja en paz. Lo odio, me odio, odio.

Os deseo la muerte a vosotros tres. Una muerte tan terrible, tan horrenda, tan mórbida. Una muerte tan lenta y dolorosa. Tan agonizante. Espero que muráis, y no de forma agradable. Que muráis por vuestra propia mano no me basta, tendré que mataros aquí y ahora, en este escrito.