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Fuera de lugar
¿Son ese tipo de persona que no puede guardar un secreto? Él me hizo aprender a hacerlo. 0 reseñas
Historia No Verificada

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El secreto
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El comienzo de una relación silenciosa

Comenzaré esta historia de una manera cliché (y al empezar con esa frase reafirmo que es aún más cliché)...


Desde que tengo memoria, soy pésima para guardar MIS propios secretos (los de mis amigos están completamente a salvo). Soy requete mala para las sorpresas, termino entregando los regalos en cuanto los compro o con días de anticipación. Tal vez soy un poco impaciente; pero me encanta ver la reacción de la gente, no me desviaré, esa es otra historia.


En general, no me considero una persona con una vida amorosa de ensueño. Tengo un imán para los locos (loco mala onda). No es porque pienso que los puedo arreglar, quizá es porque siempre me gusta tener historias qué contar y mis relaciones, vaya que me han brindado harto material.


En la actualidad, me encuentro en la relación más estable que jamás haya tenido. Siempre pensé que los conceptos de estabilidad y aburrimiento eran casi sinónimos. Pero, (cliché) con este hombre como que me equivoqué.


Es buena onda y me hace reír, tiene planes y trabaja (lo cual para mí, es bastante sorprendente). En fin, tiene muchas cualidades que mis ex-parejas desconocían.


Lo más interesante de mi relación es que es un secreto. No porque él sea asesino en serie o lo estén buscando los cobradores (Parasite), simplemente porque trabajamos juntos. Así es, súper cliché... nos conocimos en la oficina, amor Godín, nos vemos siempre, pero mantenemos distancia, pueden pensar "¡¿QUÉ?¡" lo que quieran; pero uno de mis talentos, es que he sabido guardar un secreto... POR UN AÑO.


Es una de las razones por las que estoy incursionando en este mundo del blog. En mi trabajo, en parte, me dedico a fortalecer la Comunicación interna. Soy como el happy chief. Para este 14 de febrero, solicité que me enviaran las historias de cómo conocieron a sus respectivas parejas y yo me estaba quemando por participar (issue que tengo desde morrita) pero NO PODÍA.


Hace un año, comencé a trabajar en este maravilloso lugar que despierta mis instintos suicidas y las ganas de jamás volver a tocar una computadora en mi vida.


En mi primera semana, me mandaron a un "pueblo" (en el cual me crie) a grabar un spot. También le hago a eso de la producción audiovisual y para mi sorpresa, este vato también.


Nos mandaron juntos, en compañía de dos compañeros más. En el camino no intercambiamos palabra porque me puso a ver Isla de perros, de Wes Anderson.


En ese viaje, empezamos a conocernos. En la convivencia con los demás compañeros, soltábamos información uno del otro y cuando pasaba, terminábamos nuestras frases con un: ¡¿TAMBIÉN TE GUSTA?¡ WOW, NO HABÍA CONOCIDO A OTRA PERSONA QUE LE GUSTARA... etcétera, etcétera, etcétera.


Habíamos terminado un día largo, bastante diría yo. Parte de ese cotorreo era acompañado de una deliciosa agua de levadura espumosa. Uno de nuestros compañeros es señor, lo fuimos a dejar al hotel y nosotros nos escabullimos para seguirle. ¡VIVA LA JUVENTUD! Aproveché y le comencé a dar un tour por mi magnífica ciudad, aunque todos la tachen de pueblo bicicletero. Después de los 10 minutos de recorrido, terminamos en el lugar más fino y elegante, obvio.


Después de entonar algunas melodías junto con los taka-takas, él me llevó a la cantina de a lado (yo jamás había ido ahí, porque chavita bien. Guiño incluido). Nos acoplamos con un joven de 40 años de -inserte pueblo que usted desee aquí- porque como he mencionado antes, esta historia es un secreto.


Acto seguido, estábamos bailando y cantando en compañía de las mujeres de la vida galante. En ese momento, estimados lectores, dije: no mames, me wa enamorar.


Él se fue de regreso y como yo me crié ahí, me quedé durante ese fin de semana disfrutando de los mimos y comida merecedora de cinco estrellas Michelin de mis padres. Cuando regresé a mi arduo labor, me sentía nerviosa ¿saben? Así como cuando te gusta alguien que está en el mismo salón que tú (el profe, es broma) o que estudia en la misma escuela (el profe, broma x2).


Ahí mis estimados lectores, fue cuando dije: ya valió madre. Llegó 15 minutos después de la hora de entrada, no es el rey de la puntualidad y nos saludamos. de Algunas horas más tarde, se acercó a mi escritorio y me dejó un post-it.


Él: ¿Has escuchado a ____?

Yo: (haciéndome la interesante) Pff, obvio.

Él: ¿En serio? ¿Qué canción te gusta más? ¡Es mi banda favorita!

Yo: (recordando la frase célebre de mi santa madre: "no digas mentiras") ay, es que hace mucho que no los escucho... pero esa canción no la conozco (mínimo ahí dije una verdad).


Luego de esa primera desconocida pero ahora demasiado conocida canción, es un hábito muy bonito que hemos adoptado. Yo le contesté con otra canción, él con otra y así sucesivamente. Ya tenemos cinco post-its gigantes, tapizados por ambos lados y una playlist en Spotify con nuestras canciones. De hecho, hace una hora vino a dejármelo con una melodía nueva.


En nuestro viaje, nos contó que siempre se reunía con su mejor amiga a tocar varios instrumentos (siempre tocaban las mismas dos canciones) y podían hacerlo durante horas. Su versión es mejor, más detallada y más graciosa.


El viernes de esa misma semana, salí con mis amigos. Pero, antes, él me había preguntado que si qué iba a hacer. Lo invité al mismo lugar. Como era de esperarse, no fue.


Intercambiábamos mensajes de vez en cuando. Al día siguiente, esperé respuesta a mi último WhatsApp. Eran las 8:00 pm y nada.


"Ya valió, ni te ilusiones."


9:00 pm


Él: ¿qué andas haciendo?


Después de brincar y tardarme dos minutos en contestar para hacerme la ocupada, le conteste un casual "nada ¿y tú?"


"Estoy con mi mejor amiga (con la cual iba y tocaba dos canciones con varios instrumentos), iremos a ____, ¿quieres ir?"


Acto seguido, estoy en un Uber, bajándome en la cantina de mala muerte (nuestro bar favorito), acomodándole los rellenos a un trasvesti en compañía de su mejor amiga.

Comenzamos una bella amistad, su amiga y yo nos vemos de vez en cuando sin que él esté presente y no hay ningún problema.


Salíamos cada fin de semana. Hasta que un hermoso día, nos reunimos a ver películas. Ahora sí, solo él y yo. No mal piensen, lo invité a hacer chilaquiles. Soy la reina de los chilaquiles verdes. Chilaquiles, caguamas, The Shining y El Choki.


Durante The Shining, nos dimos nuestro primer beso. El beso que para ser sincera, yo esperaba. Después de fracasar con nuestra noche de películas, procedimos a la plática intensa.


Fue donde mi éxtasis por haber besado al vato que me gusta se desvaneció.


"Hace poco que terminé una relación, no puedo prometerte nada."


Lloré, así es, lloré. Pero poquito. Debía ser fuerte. Recordé que soy una mujer luchona, independiente y me dije: "equis, vas a ver que aquí te vas a quedar..."


Podría contar tantas anécdotas de mi relación, pero esto es solo a una introducción. Recordemos que el punto de esta historia es que es un S E C R E T O.


Después de un año de varias preguntas y momentos incómodos, una compañera le acaba de ofrecer a mi novio una cita a ciegas. En frente de mí. Cuando acontecen situaciones de este tipo y tengo el don de ver a la nada, reírme "quedito" y sacar de la manga otro tema de conversación me sorprendo cada vez más de la actriz que vive en mi interior. Wow, LLEVO UNA DOBLE VIDA.


Fingimos la amistad perfecta, pero ¿saben? Llevamos una relación de amistad perfecta. Le tengo la confianza más grande del mundo, podemos aparentar y ser al mismo tiempo, los mejores amigos. Aunque levantemos muchas, demasiadas sospechas, jamás me había divertido tanto guardar un secreto.




14 de Febrero de 2020 a las 01:57 0 Reporte Insertar 0
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