AA Compartir

EL TRIP DE LA VIDA

El viaje

Muchas veces escuché que el viaje era lo que importaba, no el destino… para mí siempre fue una metáfora de la vida, sin embargo cuando conocí aquel lugar todo fue mucho más claro, lo más importante es el viaje…

Una mochila, unos marlboro y unos gallos… La chamarra gorda y la bufanda impregnada con el perfume de la Yaz fueron suficientes para empezar a caminar por las calles de Teotitlan del camino Real. Ese lugar verde donde el frío de la mañana siempre huele a café de olla y caca de vaca, que se mezclan en un instante con el aroma de maderas y tierra mojada, ladrillos… que me recuerdan la tierra entre los dientes…

Solo 5 grados bajo cero, el vaho y la caminata por calles sin pavimento, me hacen reconocer este otro México. El campo… lugar de contrastes ancestrales, bendecido por dios y desprotegido por los hombres… la sierra de Oaxaca.

Acompañado de dos más, todos nos lanzamos al viaje y tras una noche en Teotitlan, iniciamos el ascenso…

La destartalada estaquitas que algún día fue azul, levantó el polvo del camino y se echó a andar por la carretera libre… Seis hombres de sombreros viejos y cotorinas, manos raposas y miradas vidriosas, dos mujeres con bolsas, niños y hambre en la cara subieron con nosotros para ir al mismo lugar… Mil Curvas, baches, frenones y una cuesta arriba imposible, todo para llegar ahí… a esa ciudad que tiene forma de alacrán y un gran río adornado de basura, con agua que baja apurada a quien sabe donde…

Finalmente hemos llegado al inicio del viaje. Huautla de Jiménez… y de los Honguito…

Demasiado temprano para comer algo, solo un café de olla en el mercado que apenas abre… el movimiento es tan lento, o ¿acaso voy muy rápido? Anyway, caminamos hacia el monte, el cerro de la adoración le llaman. Preguntas aquí, preguntas allá y no falta el conecte… cierto que no fue fácil, pero al final llegamos con él…

Creo que tiene como unos 50 años, y sonríe con la ligereza de un chavito, sobre todo cuando le hablamos de eso…

-Los honguito curan… -ríe, como diciendo, ya sé a qué vienen.

No hay más, sólo confianza compartida y una complicidad muy lejana a la del enigmático mago de Castaneda, o el sabihondo Petrus de Coelho, nada que ver… este es como un conecte más amable, Don Marce es de esos grandes que saben que la magia, no existe si esta oculta, la magia es tan natural como su sonrisa…

-No coman nada, y vayan al cerro…en la tardecita se bajan y ya preparamos todo para el viajecito… - al más puro estilo zen, en vez de recetarnos una bola de sermones y demostraciones de su poder nos mandó a caminar, a estar en paz.

Subir, escalar, caminar, ver que las nubes juegan con tu cuerpo… pasar las nubes y ver una alfombra blanca bajo tus pies, que estás en lo alto con tres cruces que coronan el cerro… Más allá del cielo que se ve desde el pie de la colina…

Es una forma de elevarte…

A sacar la mierda, toxinas, malas vibras y todo aquello que apesta, todo con tal de estar en paz, cansados y hambrientos… no hay que ser brujo para saber que el organismo en ese estado es vulnerable a cualquier cosa.

El descenso, entre amenazas de llovizna, es más rápido, y los caminos son más claros…

La esposa de Don Marce nos ofrece unos “honguito” en miel y té… así, minimalista y ritual. Ella sonríe con sus dientes de oro y nos da solo uno para probar. Está bueno, la miel es como un vino agridulce.

Un gran cuadro de la virgen de Guadalupe, y santos, muchos santos a su alrededor, en la otra pared, el Cristo rodeado de diplomas, reconocimientos de gobiernos priistas. Si, Don Marce es un curandero de larga trayectoria comprobada, en herbolaria, medicina alternativa… que solo te pide una cosa, firmar unos de los tantos cuadernos “scribe” de doscientas hojas amarillas de humedad y tiempo, que tiene acomodados en la pared, son muchos…

Es una colección de la gente que ha ido a buscarlo… por cura, por tratamientos, por viajar tomados de su mano. Solo dice que han ido de los cinco continentes, que lo mismo han llegado pobres que ricos, gentes del “poder” como dice él, de México y otros países… Su esposa nos enseña un montón increíble de postales mordisqueadas por los años… Moscú, Brasil, ¿Tanzania? y resulta conmovedor que la palabra más repetida es gracias… ¿pues quién es este Don Marce?

Entonces se puso de pie, alisó el cabello, se dobló las mangas de la camisa al tiempo que musitaba una oración en su lengua materna, qué dulce sonaba, un hombre frente a la virgen con tres tipos que lo miraban tranquilos en la paz nocturna de la sierra…

No importa que no creas en Dios, o que tengas otro dios, solo pídele que te dé buen viaje y si no es a Dios, pídele a los benditos niños honguito… que te curen, que te quiten el mal.

Armado con huevo y una vela blanca Don Marce nos limpia, mientras suda y reza, sonríe, intoxicado por una felicidad eterna… va se lava las manos y la cara, y limpia a mi compañero… y luego al otro, este último dijo Don Marce - Está muy cargado y con rencor y miedo, los honguito no trabajan.

Su esposa ha movido unas sillas y un sillón para colocar colchones en el piso de la sala, luego trae almohadas y cobertores bien doblados. Los coloca en el colchón como si estuviera sola…

-Tú vas a tener buen viaje, ya verás - me dijo con una sonrisa que no podía contener, parecía emocionado y yo solo reí como idiota…

Al pie de la Virgen, siempre ante nuestros ojos estuvieron ellos… envueltos en hojas de plátano, estaban acomodados por parejas, nos dijo sus nombres, san pedritos, de cañadita y derrumbes… tenía tres pares para cada uno, son los benditos niños honguito.

Crudos con algo de tierra húmeda mastiqué a la primera pareja, tiene la consistencia del hongo común, esponjoso y un tanto rígido, aunque su sabor es muy amargo… se parece al de la aspirina, pero también es un poco jugoso… comerlos no es difícil, de hecho es posible acostumbrarte a su sabor. Te cierran la garganta en momentos.

Y después, se sentó aliviado junto a la Virgen... estaba cansado pero reía y hablaba cosas del cerrito, todos los días, decía -Tengo que ir arriba…- las voces, las risas se oyen tan lejanas.

Un momento, las patas de la silla de Don Marce están chuecas, se puede caer… ¿que no siente? ¿no ve que el cuadro de la virgen es descomunal para ese cuartito…? El mareo repentino es incontrolable y apenas puedo hablar. Cierro los ojos y entonces siento sus manos calientes como fuego tocando mi cabeza… ahí está frente a mí pero sus manos no me tocan.

-¿Que sientes? ¿Estás mareado…? – preguntó tranquilo.

- Si…- le contesto, pero en mis oídos comienzo a escuchar el fluir de un líquido dentro de mí, constante y agudo, pero en bajo volumen…

Mientras me habla tranquilo me lleva a uno de los colchones, donde logro sentarme….

-¿Estás bien…?- preguntó.

- Bien… si, bueno… pues un poco hasta la madre…- ja. Entonces lo veo, como si fuera a través de una pecera, se limpia con un cirio blanco y reza frente a la virgen, enciende el pabilo y…

Caí tumbado hacia atrás, la luz se apagó… todo estaba oscuro… no podía ver ni mis propias manos, pero el estado de mareo se había alejado ahora estaba mas conciente, pero no veía nada.

-Es el cinito - dijo…

Con un fondo negro, una estrella amarilla, comienza a volar frente a mí, y luego otra y luego un regimiento de estrellas, un mosaico de estrellas de colores desfilaron ante mí.

Todo había desparecido, una angustia comenzó a roerme por dentro, solo oía a Don Marce que rezaba en español y luego en su lengua, como una tonadilla interminable que acompañaba a las estrellas, que ahora giraban sobre su propio eje, movimiento constante que después hizo girar a las estrellas en conjunto de manera circular… una sonrisa de niños llega a mis oídos.

Mil pelotas de colores giran en vez de las estrellas, nunca vi cuando cambiaron de forma y entonces el oscuro fondo desapareció, vi el cielo azul con nubes y un carrusel que da vueltas sin cesar se acerca a mí, y un niño ríe montado en el caballo, su carcajada es aguda y llena de mil ecos… que se mezclan con ese fluir líquido que está en mis oídos…

Siento miedo. Quiero ver a Don Marce, y a mis compañeros… pero no puedo, es como si estuviera ciego. Solo Don Marce me habla, me dice que él me cuida… su voz es tan ronca y lenta, me habla.

-¿Quieres que pida por alguien…? Yo rezo por ti… no tengas miedo...

Mil formas de colores, espirales rojos en fondos blancos girando sin fin, un mosaico con la cara del gato Félix, círculos plateados y llantas negras girando, movimiento perpetuo de colores y formas pasan frente a mi…¿o dentro de mí?

Entonces una bocanada de aire llega a mi nariz, es aire fresco que me hace abrir los ojos y ver a Don Marce rezando, sentado en la silla junto a la virgen…

No sé cuánto tiempo ha pasado, no importa… sudo, estoy caliente por dentro, y frío por fuera, una emoción me recorre todo el cuerpo, como si tuviera hormigas dentro de la piel, enloquecidas, me hacen reír.

La realidad ahora parece iluminada por una luz que sale de mi… Todo brilla, entonces me entero de algo. Uno de mis compañeros tiene diarrea y ha estado toda la noche yendo al baño; el otro está igual que yo, feliz, amodorrado… elevado…

Don Marce nos pone alcohol caliente en la coyuntura de los brazos, junto con polvo de sanpedro…mientras reza, no ha dejado de rezar… y nos saca de la casa…

La Luna creció un infinidad, parecía que podía tocarla…mientras caminábamos entre la hierba, la luna lo iluminaba todo… llegamos hasta la cancha de básquetbol de la telesecundaria del lugar y ahí vi cómo las canastas se alejaban una de la otra cada vez más, y más… hasta perderse en el infinito… No sentí el piso bajo mis pies mientras caminamos fuera de la casa y al regresar descubrí que la luna ya se había ido… o que quizás nunca estuvo…

Una pareja mas de los niños benditos…

Y entonces empezó el viaje…

Los honguitos jugaron, buscaron y removieron todos los recuerdos. Sacudieron las emociones que me ligaban a estas memorias… Pude ver recreadas y revividas a modo de película, todas mis experiencias pasadas donde eventualmente entraba a escena y siempre reaccionaba de acuerdo a la emoción.

La analogía perfecta es realidad virtual… con la excepción de que el programa es personal, único, subjetivo e intransferible.

De esta forma, quedó al desnudo mi vida.

No solo eso, también pude vislumbrar sin tapujos, mis deseos más íntimos, mis miedos, mis sueños, parte de mi vocación, mis alegrías y mis tristezas, todos acompañados de la ansiedad, la incertidumbre o la felicidad que me ofrecían.

El viaje es tan profundo que en ocasiones es difícil salir de él… conforme pasa el tiempo (y por supuesto el efecto de la psilocybina) se hace más controlable… es como dormir con un pie tocando el piso.

Yo tengo presentes y perfectamente claros imágenes, movimientos y ritmos que jamás he visto en la realidad, ni recreadas a través de los avances tecnológicos. La estética de estas visiones es puramente orgánica, incontrolable y azarosa. Aunque siempre cargadas de las emociones personales.

Poco a poco las imágenes comienzan a mezclarse con el sueño, hasta que ya no hay más. El líquido fluir en mis oídos empieza a cortarse intermitentemente.

No sé qué ocurra realmente, pero al despertar una extraña energía nueva vibraba en mi cuerpo, mi cara era diferente, mi cabello parecía húmedo y tan sedoso… tenía hambre, mucha hambre… Comimos los huevos a la mexicana que en silencio nos preparó la esposa de Don Marce… Sabían a gloria.

Con promesas de volver… ah , y después de pagar el salvoconducto del viaje nocturno, nos alejamos por el camino. En medio de la mañana, me percaté de que yo ya no era el mismo, nunca volvería a ser el mismo…

De vuelta a empezar el viaje…

Como siempre, el viaje es lo que importa, no sólo el destino.


oooOOOooo


Esta es una crónica que publiqué en el 2008 en la revista ELEMENTO, lifestyle.

8 de Noviembre de 2019 a las 15:39 0 Reporte Insertar 2
~
Leer más Página de inicio 1