Soy yo, soy el ángel que te desafió, soy el que quiso manchar tu lienzo, soy el que tiene la corona, contempla mi reino. Soy yo, soy el ángel caído que te retó, soy el rey de las tinieblas, el que gobierna tu mundo, soy el amo del infierno, soy Satanás, mucho gusto. David Blum

Si te mueres mi vida se acaba, La luna en su tristeza se desangra, Mientras el universo se para, La gran estrella se apaga. Me pierdo en tu mirada, Tu sonrisa desarma mi alma, Me derrite tu piel pálida, Por esto mi corazón agoniza. Que mal que estés muerta. David Blum

Cariño, un paraíso sin ti, Es un infierno para mí. David Blum

Maldigo el alma de aquellos Que con un puñaladas Acabaron con mi corazón. Esos hipócritas que en mi lápida lamentan y lamentan mi partida, Y entre llantos y sollozos dicen: Era tan buen hombre ¡Por qué! Malditos sean hasta el fin de sus dias. David Blum

Luna no llores por mi partida, Porque tu viento me acompaña, En las noches de penumbra, Pero tu corazón se congela Y los lobos aullan tu llegada. David Blum

En algún momento de la vida, el miedo de que la muerte toque a nuestra puerta se hace realidad, y hasta con arma en mano te sientes indefenso, grita lo más fuerte que puedas, igual nadie vendrá a salvarte de tu destino, el olor a sangre invade tu olfato y tus ojos se abren como platos, el terror se ha apoderado de todo tu ser. De la muerte... Nadie se escapa. Novela: La Virgen de los Paramédicos | Disponible en Inkspired. David Blum

El resplandeciente Sol se había escondido de su esposa, la Luna. Él estaba disfrutando esa noche con alguna de las hermosas lunas de Saturno, muy apetecidas por todos, por lo que nuestra bella Luna no se quiso ni asomar, su luz se había apagado por completo, tenía el corazón marchito, por lo que el cielo se teñía cada vez de negro. Las estrellas lograban percibir su tristeza y todas lloraban con ella, el cielo se caía a pedazos, por eso la Luna siempre huye del Sol. David Blum

Despertó, pero no había nadie...