“Este poder es increíble, siento que mi cuerpo rejuvenece a sus glorias… No, esto es mucho más poder, pero cuando dejo a un lado la runa, mi cuerpo se deteriora, tiene que haber una forma de no separarme de ella, unirme de forma permanente, pero ¿cómo?, tal vez si me corto la carne y la coloco ahí. Sí, es lo correcto, sacrificar mi carne por el poder, si lo haré”. Estas fueron las desquiciadas palabras de un viejo ermitaño que encontró un runa en las profundidades del cráter congelado.

Y así es como se ve el mundo por tus ojos, pequeño, frágil plagado de criaturas insignificantes como parásitos alimentándose de un huésped, ahora que por fin veo a través de tu poder, ahora entiendo el desagrado que sientes por nosotros, recién comprendo el sacrificio que hiciste al aceptarnos, ahora lo veo todo mas claro, tengo que librar este mundo de tanto parásito así tenga que asolar mi alma. — Hechicero Seref-’fer —

El amor es tan poderoso que puede crear reinos con una sonrisa y destruirlos con una lagrima, por amor, miles han hecho los más nobles sacrificios, pero, para alguien que no sabe lo que es amar, es muy fácil conseguir lo que desea, solo tiene que fingir que se tiene corazón. Es así como me engañaste y te di lo que realmente necesitabas, mi engañado corazón ya no te sirve. — La princesa Ancestral —

En el momento que me dispuse a seguirla, una sombra paso rápido por encima de nosotros, ella volteo a verme con su rostro descompuesto por el miedo, quise salir corriendo pero ya era tarde, un destello seguido de un fuerte estruendo me helaron la sangre, reconocí aquel sonido, era la descarga del dragón, quise protegerla pero fue tarde, el rayo impacto en ella, lanzándome por los aires, me levante dando tras pies, gritando su nombre, tratando de llegar a ella pero ya era tarde, estaba muerta.