Hoy por fin me he decidido a cambiar, soy una nueva persona, llena de vitalidad, de luz, optimismo, me amo y dejó atrás todos mis miedos, mis fantasmas absurdos. Parado frente al espejo me miro a los ojos y digo –Te amo, tal como eres te amo– ¿Te has fijado cómo cada espejo te mira diferente? – la figura del otro lado del espejo me habla y me deja sorprendido, estira sus manos de repente y me jala hacia adentro, siento que me quiebro por la cintura mientras mi propia imagen me come insaciable.

–Hijo, perdóname, nunca quise terminar con tu vida y la de tu madre en ese accidente hace 20 años, desde ese día soy un muerto en vida que perdió su todo– Ian no pone atención a mis palabras y sigue jugando con sus peluches. Parece tan feliz y lleno de energía y por un segundo creo sentir felicidad como la primera vez que lo vi en el quinto aniversario, después de aquel tequila que había jurado no tocar otra vez. Hoy por fin supongo, ha decidido que los acompañe. Nunca temí tanto a un muerto.

–Hay que tener más miedo a vivos que a muertos– nunca pensé sentir tanto dolor, no creo tener algún hueso que no este roto. Tanta violencia, tanto odio. Hasta una lágrima que cae, me surca el rostro como arado del diablo, siento que me desprende la piel por donde pasa. Hay que temerles a los vivos…no puedo quitarme la frase de la cabeza mientras mi corazón se llena de una tristeza mucho mayor al dolor físico.

–Doctor Armando Torres– repite en su mente cómo para no olvidar quien es, más en aquel momento de regocijo mundial pues ha encontrado cura al virus asesino. Pero no puede, se nublan sus pensamientos al sentir el tibio aliento como brisa tropical de esa lengua que explora su boca con apetito insaciable, travieso, que lo tiene con las piernas a punto de volverse agua. –Juan, detente, tengo que salir al salón– suspira pensando en el aviso que dará y como lo tomaran sus esposas y el mundo.

–Acércate más Gabriel, un poco más a la orilla –me reta Josefina, con esa mirada azul profundo. –¡Vamos!, ¿te dan miedo las alturas o qué? –Rafael grita exasperado, aburrido ya de mi cobardía. –¡No puedo! –espetó y recibo en respuesta miradas de odio, de todos los otros siete hermanos. –Son solo un par de pasos –susurra Josefina –¡Dije que no Josefina! –¡Entonces cállate y vístete, vamos por alguien que tengo hambre! –Cesa toda discusión, se callan las voces en mi cabeza y salimos a cazar.

A ciegas van viviendo, con su niñez o la juventud a cuestas, cuál harapo viejo sin sentido ni utilidad, cómo si en lugar de abrigarlos les estorbara. Tratando en ese intento de cobrarle a la vida todos los adeudos ancestrales que les arrebataron mucho antes de nacer, acabar de un solo golpe en sueño eterno.

Profundo es el silencioso pozo obscuro del recuerdo, de una noche en qué los deseos se fugaron de sus cuerpos hasta amarse con la piel, hasta que dolió, pero no con el corazón.

Tiene tiempo que no escucho tus locuras, las necedades de tu subconsciente temeroso e introvertido, también tú me has abandonado?

Todo pasa, inexorable frente a tus ojos; por eso hay que disfrutar cada instante, cada detalle bueno o malo, estar listos para la siguiente lección, aguantar, aprender...y esperar a que pase. Disfrutar tu existencia, porque al final, también tu vida pasará.

Tuve que perderlo todo para darme cuenta de que no soy nada, de que el tiempo, aunque parece mucho, muy pronto se acaba, y sin embargo; nunca es tarde para hacer caminos nuevos.

Muchos recuerdos adheridos al subconsciente son fantasmas que es mejor dejar dormir

Tu lenguaje corporal me desconcierta, por un lado, ese olor, el sabor de tu cuerpo al hacerte el amor, ese jugueteo frenético que me pone de cabeza, enamorándome, embruteciendo mis sentidos, el brillo opaco de tus ojos al mirarme entre cerrados, besar cada centímetro de tu cuerpo, mordisquear… y luego indiferencia. Hoy disfruto poco menos que nada de ti, al fin y al cabo, ya casi nada queda, ya tu piel se desmorona con tan solo rozarla y he disfrutado cada parte que comí.

Ninguno de los teléfonos de sus grupos de apoyo, trabajo o familia coincidían con el celular del chantaje, pero estaba segura que la persona responsable del ataque la conocía muy bien. Respiró profundo y se dispuso a apartar cualquier distracción de su mente, tenía un hermoso cuerpo que debía ser desmembrado y enterrado en el jardín, ya casi amanecía y su sábado no podía ser arruinado, después de todo, quien se resiste a esa sensación como pasión de una virgen que se entrega al placer.

Gina no podía creer el mensaje en su celular, la amenaza directa a su familia, el chantaje. Lo que más le sorprendía era el detalle minucioso de las actividades de sus hijos, de su esposo. Quién podría estar detrás de esto?, Quién la odiaba tanto como para querer destruir su vida de esa manera? El número de celular de dónde provenía la amenaza no correspondía a nadie de su agenda.

Cada paso que me acerco a ti, el sol acaricia mi rostro como beso de león que lengüetea su cena. No me importó ni me detuvo un centímetro, un instante siquiera de mi objetivo de tenerte de vuelta. Cuando por fin te vi cerca, quise correr para de una vez abrazarte y nunca dejarte ir, pero de repente sentí que mi barbilla bofeteaba la arena. Mi cuerpo se había derretido.

Hoy por fin me decidí...Querido diario: ...FIN