Se podría decir que las mejores cosas nacen de aquellas decisiones improvisadas, de esos pequeños impulsos que sentimos de la forma más espontanea. Y ciertamente, es verdad.
Asimismo, producto de esas manifestaciones que podríamos catalogar como prematuras, la desdicha no se tarda en aparecer para demostrarnos que, en aquellas actitudes adolescentes, también está presente. Avergonzando nuestro caminar con sus burlas de antaño.
Bueno, depende de cómo lo uno lo decida ver, y pueda manejarlo...
De dichos momentos, y el transcurso de nuestra existencia, nos topamos con personas que en la vida pensamos, ni deseamos cruzar. Aquellas que, con el pasar de los años, se transforman en luces prescindibles que van iluminando un sendero obscuro por naturaleza.
O se convierten en los profetas de nuestra destrucción…
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