littlecomet Irina Nuñez

Cada chico a la edad de quince años debe elegir que hará con su futuro. Eli, nuestro protagonista, decide que no se quedará viviendo en el mercado como el resto de su familia y se enlistara en uno de los tantos colegios ubicados en la Ciudad Dorada. ¿Cuál? Nada más que el colegio de soldados. La vida de Eli cambia drásticamente al descubrir un mundo del cual no conocía, y estaba seguro que él tenía algo que ver.


Fantasy Medieval All public.

#312 #230 #217 #258 #234 #229 #juvenil #amor #ángeles #371 #secrets
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Prólogo

Su respiración era entrecortada por la larga corrida que estaba llevando. Sus pies dolían, había perdido su calzado varios kilómetros atrás pero no le importaba, debía ponerlo a él a salvo. Había entrado a un pequeño pueblo de comerciantes, estaba desesperada, esperaba que fuera un buen lugar.

"Está lejos, nadie sospecharía que lo dejaría aquí"—miró para todos lados. Las calles estaban desoladas, seguramente habían sido informados del gran ataque en uno de los pueblos vecinos— ¡Ayuda!—dijo con su pobre español— ¡Por favor, ayuda!—empezó a llorar. Sabía que no le quedaba mucho tiempo, debía dejarlo y huir, ellos habían visto su rostro.

Sabían quien era.

Decidió que no esperaría a que alguien la socorriera. Ante la primera puerta que vio decidió molestar a la gente que viviera ahí. A los tropezones se acercó a la puerta y tocó con la poca fuerza que tenía .

Nadie respondía.

Volvió a llorar.

Sus compañeros debían de estar muertos, se habían quedado para que ellas pudieran escapar. Estaba preocupada por su compañera, ¿dónde estará? Se habían separado ni bien fueron atacados. Estaba segura que a ella también la habían seguido.

Bajó la mirada cuando el bulto entre sus brazos largó otro lloriqueó. Eso le había ayudado a volver a la realidad. Comenzó a golpear de nuevo la puerta con desesperacion.

-¡Por favor! ¡Necesito ayuda!—Nadie volvió a responder— Por favor... más tardo aquí más muerte habrá— trató de formular con su pobre español. Rompió en llanto cuando ni escuchó ruido alguno, decidió sentarse en el suelo esperando a que alguien me abriera, que alguien sintiera pena por ella.

Acercó el bulto a su cuerpo, hacía frío, él no debía sufrir, era el trabajo que tenía. Suspiró y decidió que lo último que le quedaba era rezarle a los dioses de que todo saldría bien.

-Señorita—escuchó cerca de ella, asustándola. Escondió al pequeño en su pecho y miró a la persona que tenía frente a ella.

Era una joven que seguramente no pasaba los veinte años. A lo lejos pudo ver que un chico de más o menos la misma edad vigilaba la escena desde la puerta de su hogar. Por su posición estaba segura que él le había advertido a la chica de enfrente que no saliera.

-¿Señorita?—volcó su atención en la joven y luego miró el bulto entre sus brazos, lo alzó en dirección a la joven.

-Cui... cuidar—dijo despacio, recordando la palabra en su mente— Por favor.

-¿Su hijo? ¿Por qué?—la mujer descalza negó con la cabeza.

-Hijo no. Cuidar, por favor—dijo desesperada— Si no me voy, mucha muerte—trató de explicarle ante el ceño de confusión en el rostro de la joven. La chica se agachó y tomó al pequeño en sus brazos— ¡Gracias!—se levantó del suelo. Iba a irse corriendo pero la menor la detuvo, asustándola. Debían quedarse con el pequeño, si ella lo seguía teniendo lo más seguro era que moriría.

-¿Cuál es su nombre?—preguntó mirando al crío.

-Nombre es...

March 1, 2020, 12:38 a.m. 0 Report Embed Follow story
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