Rescata todo eso que adoro,
aquello que sonríe en mi boca
excusa de realidades penosas,
pecaminosos suspiros en las retinas.
No te olvides de los momentos,
no intentes pensar
que se fueron lejos y no son más
de ti, de mi, lo que solíamos ser.
Escapar es un sinsentido.
Elévate tras el alivio
que recordar es traer del olvido
y que viene de un cajón marrón
que al final sólo guarda la emoción.
¿Qué hay más nocivo,
qué más excitante que esa emoción?
Esa es la razón del delirio
explotando a ratos en mi corazón.
Resuenan timbales en mi interior
y descubren la estupidez de sus cálculos,
analiza tras una guía de acción
que se vale del lanzarse a ciegas.
Es la completa locura
desde tercera persona recurro al castigo
de asomos de una mente apenada
de que sus recuerdos se vallan.
Conversemos tranquilos, meditemos
con orgullo lo pasado en imágenes
que son reencarnaciones por vez que vuelvo
a sentir el cajón, una vez más, que se abre.
Peinándome el pelo con los dedos
siento caricias que no son más que mías
a veces lágrimas condicionan su suavidad
y vuelvo condenada al ejercicio de pensar.
Pero cómo tanto dolor
en lo hermoso de momentos grandiosos
y plagiando un verso viejo
me conforto mirando mi cajón.