oscar911 oscar ruiz sanchez

Una historia sobre nosotros en un entorno de gasolina, viajaremos en el tiempo pasado sobre las mejores monturas hechas por Alfa Romeo,abrocharos los cinturones.


Memoir & Life Stories Not for children under 13.
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Vaya noche...

Cierra su alto ventano la fortuna, y el desencanto a su redil desciende, y el viajero nocturno al fin comprende que el camino no lleva a parte alguna…” (Daniel de la Vega). El PRESENTE.
Vaya noche de mierda…aquí estoy de pie mientras cierro los ojos notando caer la fina lluvia correr por mi nuca que va deslizándose desde mi cabello mojado, dándome escalofríos producidos por el frio, levanto la cabeza hacia el cielo y ahora noto el agua chocar en mi rostro, el agua fría corre por mi cuello mojándome por debajo de la ropa. Van más de tres días sin parar de llover, el mono azul claro que me han dado, sin bordado, está rasgado, sucio y empapado de tanta agua, me dicen que lo encontraron en la anterior fábrica, será de algún piloto novato que perdería la vida en su primera prueba. Comienzan a hablarme. -Espero poder recuperar el automobili entero.- Me chilla Masi mientras gira la manivela para darle vida al motor, después de unos cuatro movimientos la bestia respira produciendo unas luminosas llamaradas y un ronco suspiro, dando paso a un permanente tac tac metálico. Las gotas suenan en la chapa, una y otra vez con un ritmo continuo y sin compás, el agua corre por el camino sin drenar creando un reflejo debido a las pocas luces de una noche tan cerrada como esta. Empezamos ese día bastante temprano, haciendo pruebas al automobili, Masi y Luiggi me están ayudando para aprovechar bien esta ocasión donde estarán como publico varios integrantes de la fábrica, entre ellos Nino Franchini, jefe de pruebas. No adivino qué hora será e intentando sacar el suficiente temple de todas partes de mi cuerpo… bueno ahí estoy, de pie aguantando la lluvia y el frío, éste último me hace sentirme vivo pero no me ayuda, me hace tiritar más aún. Abro los ojos pasando las manos agrietadas por mi rostro para apartarme el agua y miro a mi derecha, y ahí están, siempre apoyándome, eso me da confianza, miro a Luiggi quien si todo sale bien será mi mecánico, embutido en su mono azulado, bordado con el logo de la cruz roja lombarda y la serpiente símbolo de los Visconti, su gorra que exagera más esa expresión roedora, y ese mostacho tan prominente, que le da ese aire burlón. Bastante mayor que yo, él tenía ya treinta y seis, a su lado, su maestre y amigo Sereno Masi, al que le gustaba ir bien vestido, incluso en esta ocasión llevaba su gabardina hasta los tobillos de color crema, ataviado con un pañuelo en tonos azules al cuello y su gorra gris con costuras azules, rojas y negras, y yo con este mono ya comido por las costuras y encima grande, para mí en ese momento eran como unos héroes, alguien a quienes imitar. Pienso en estos dos tipos, como siguen aquí, aun hoy, pensando todavía en coger un coche y ponerlo al límite, creo que han nacido, comen, sueñan y respiran para eso, no hay otra cosa, y ahora pienso que para mí será así también. En ese pensamiento esbozo una sonrisa en mi cara y respiro hondo, trayendo el máximo de aire a mis pulmones y soltándolo suavemente e intentando regular mi respiración y también mi equilibrio, que parecía estar en descompensación. Ahora pongo mi mirada y atención a todo un 24hp versión Corsa, que en el año 1911participó en la carrera Targa Florio, conducido por Nino Franchini, probador jefe de la marca, me cuesta enfocar la figura del automobili, no logro concentrarme. Estoy nervioso, mis ganas por comenzar me provocan una arcada que consigo mantener dentro de mi cuerpo, ésta oportunidad no la suelto, Luiggi me da la orden, señalándome con la mano, y el cigarrillo en la boca, escuchando algo gracioso de Masi que por el ruido de la lluvia y el motor no alcanzo a escuchar. Subo al automobili aún sin carrozar dejando ver su chasis de madera. Ese mismo día hasta que llegó la noche, los mecánicos estuvieron trabajando en él, para ojos profesionales eran evidentes las evoluciones realizadas, como unos travesaños reforzados en chapa laminada, todo un adelanto en un tiempo que los chasis eran de madera y el asiento del mecánico más bajo para una mejor relación de pesos. Es grande, casi de alto como yo, y largo, algo más de cuatro metros, el chasis de largueros al descubierto, la tapa del motor en el rojo típico de la fábrica con el número 1 de Nino Franchini. Me siento en él como el que ensilla un caballo, ahueco mis nalgas en el asiento, con la ayuda de unas cuantas mantas, situadas en el asiento del piloto, para que yo pueda alcanzar el volante, ya que a pesar de mis veinte y un años no me dan la altura necesaria. Con el motor ya arrancado, un 4 cilindros en línea, observo que sí llego al volante, es fino, de agradable tacto y color madera clara, de grandes dimensiones que me ayudara a mover la pesada y dura dirección, mis nervios se calman, ahora siento estar en casa, empiezo a acelerar, y escucho su característico tac tac tac tac metálico. Engrano la primera de las tres marchas, y con medio gas suelto suavemente el embrague, empiezo a moverme notando la fuerza motor como llega a través del árbol de transmisión justo debajo mía. He recorrido unos pocos metros, y una voz grita en mi cabeza: -Demonios¡¡¡ ponte las gafas o no veras nada con esta lluvia tan fina cazurro. Hubiera preferido correr otro día con más luz, las condiciones meteorológicas adversas me gustan, eso está claro, y el recorrido es fácil .Estoy en las cercanías de Portello, muy cerca de Milán, en un camino frecuentado por pilotos, apenas tiene unas curvas y todas de amplio radio, llego al punto donde se regresa y noto que voy bien, estoy más espabilado, el aire y la conducción han hecho centrarme. Seguro de mí, piso con decisión el acelerador y a pesar de la lluvia me vienen los olores de gasolina no quemada, engrano la tercera velocidad con un embrague suave, haciendo un doble embrague. Vuelta al punto de inicio, veo la última curva ,quizás la más cerrada pero de amplio radio a derechas, piso el freno y apunto hacia el vértice con más fe que confianza , cierro demasiado la trazada, intento corregir a base de volante pero ya es demasiado tarde, huelo la tragedia, es como si mi cerebro ya supiera lo que va a pasar, aun así intento rectificar de nuevo el giro de volante y con gas, pero ya no puedo evitar el desastre, la rueda derecha se mete en la cuneta de forma violenta produciendo un fuerte ruido, veo a cámara lenta como salen algunas pequeñas piezas volando delante de mí. El coche frena en seco debido al violento golpe, rompiendo el brazo delantero derecho. Por la fuerza de la inercia del frenazo, giro sobre mí mismo, y me veo volando sobre el capó, la rueda derecha pasa por mi lado sin darme, pierdo la referencia de donde estoy hasta que caigo sobre algo tierno, seguro será la tierra acumulada en las cunetas, que debido a los largos días de lluvia se han formado en un confortable y amortiguador lodazal. Estoy convencido, esto me acaba de salvar de hacerme más daño, parece que al caer de pie solo me he doblado un tobillo y el dolor no es demasiado fuerte, por lo tanto, no será nada por lo que preocuparme, pero sí debería preocuparme por el estado del automobili…mierda!!!
Luiggi, Nino y Masi vienen hasta mí en un flamante ALFA 24 hp Torpedo, de un color azul mate, y líneas de color rojo marcando el contorno del capó delantero al igual que tapicería y ruedas. Fue el primer vehículo de la nueva compañía y salió al mercado un 27 de junio de 1910, se trataba de un turismo convencional fiable y de buen manejo. Veo las luces llegar hasta mí, el dolor del tobillo parece relajarse, ya han llegado y bajan del coche. -Al igual que Nino en un lodazal¡¡¡-gritaba Masi en un tono de burla -Has hecho lo mismo que el jefe, eh?-me dice Luiggi mientras me coge por las axila para subirme al Torpedo. Estos no tienen remedio, yo asustado por varios motivos, uno el golpe y otro por cómo va a terminar esto….y ellos llegan mofándose y riéndose de mi salida de carretera. -Chico no pasa nada, yo estrellé éste mismo cuando lideraba mi categoría, así son las carreras- Me dice Nino sonriendo quitándole hierro al asunto. - Así este mundo chico.- Acelerando fuerte el Torpedo.
-Orazio, Orazio despierte¡¡¡….otra vez se ha dormido.- Me habla un joven con bata blanca. Reconozco esa voz, abro los ojos, y la luz me hace pestañear varias veces, y me doy cuenta de que sí, otra vez me he dormido, la medicación que me da la joven y guapa Sofía, me deja caos. Logro vislumbrar donde estoy, paredes de color blanco, un olor aséptico, un pequeño televisor donde retransmiten un partido de fútbol, empiezo a recordar, estoy en el hospital y reconozco la voz que me despertó. Ahí está, es uno de mis nietos, Nacho, con esa mirada tan jovial y alegre, mi otra nieta hoy no está tampoco, bueno ya vendrá. Suenan unos golpecitos en la puerta que está abierta, no nos dejan tenerla cerrada, manías del personal del hospital Niguarda C`Granda, entra un joven, estudiante de periodismo, creo recordar que actualmente está trabajando para la revista Automóvil –Formula de España, quería hacer un reportaje del automobili en Italia, siempre y cuando mi memoria me deje y no me falle, y además es de la familia y a mí me queda poco tiempo. Se acerca saludando a Nacho con un abrazo, y arrastrando una silla cerca de mi cama, al sentarse saca de una cartera marrón una revista sobre el Salón de Turín de este año, creo que estamos en el 84, mi memoria ya no es tan buena, aunque nunca lo fue referente a fechas, mi buena mujer así lo supo durante una vida. -José que alegría verte, espero que el viaje haya sido bueno-refiriéndome al joven. José un joven alto, no muy guapo, algo dejado, con melena y patillas largas, con vaqueros y una chupa de cuero con un escudo con las insignia de AC&DC en fondo negro y letras rojas, viene de España, concretamente de la capital, Madrid, aunque él es de Granada, de donde procede la familia de mi difunta, y tiene ese algo que me recuerda a ella. Hola señor Eberto, es un placer verlo de nuevo. -No me trates de usted, sabes que odio eso, me hace sentir más viejo de lo que ya soy. -Perdón, es la costumbre Orazio, te acuerdas de mí?-preguntó, como por si estar en un hospital hiciera que perdiera la memoria. -Claro José, hace ya unos años que no voy por España, pero aún te recuerdo, aunque eras más pequeño-risas Si yo soy Orazio Eberto. En cuanto cojo la revista empiezo a ojearla. -Sabía que el presidente Pertini iría en un Maserati Quattroporte- -Alejandro de Tomaso ha puesto mucho interés, casi como algo personal, en el desarrollo de este automobili-me responde José sacando su bloc de notas. -Quieren que compita en el mercado con el 450 SEL 6.9, y que mejor publicidad internacional, no?.- Dijo Nacho mientras veía el partido del Inter en la pequeña televisión colgada de la pared. -Sí, el mismísimo presidente de la república, hizo acto de presencia en el salón internacional montado en un Maserati- dijo José mientras se quitaba la chaqueta. Quería a su modo competir con el Mercedes Benz 450SEL 6.9,recuerdo que a pesar de sus 1935 kg, los alemanes de Stugartt echaron el resto, con una alimentación Bosch último modelo, el L Jetronic, engrase por cárter seco, suspensión hidroneumática integral, pionera en este modelo ,se diferenciaba de la de Citroën con una amortiguación y corrección más rápida. - A 240 Km/h de contador en la pista de Monza, posiblemente el último que pruebe.- Se me hace un nudo en la garganta, creo que era lo que más me gustaba en este mundo, llevar al límite cualquier tipo de vehículo. -Se manejaba fácil, y por fin tenían una transmisión que pasaba de una velocidad a otra sin brusquedades, pero los neumáticos franceses, los Michelin XS de la serie VR. - Haciendo un gesto de desaprobación me percaté de que José estaba mirándome, esperando a poder preguntarme ya con libreta en mano, y bolígrafo haciéndolo bailar en la otra. -¿Has tenido algo que ver en la puesta a punto del Alfa 90, el sustituto del Alfetta, Orazio?- Me pregunta José, cambiando el tono, espero que se relaje y disfrutemos de las anécdotas. -Algún consejo han tomado de este viejo, pero ahora los tiempos son otros, y priman otras cosas antes que el corazón.- Añadí con algo de nostalgia. -¿No crees que han arriesgado demasiado con el cuadro digital?- Parecía que el muchacho quería empezar ahora, pero yo estaba ya algo cansado. -Parecen que han sido valientes con la estrategia comercial, ¿no crees Nacho?- Pero él está ya ojeando, devorando las páginas de la revista, no obtengo respuesta alguna. Estoy incomodo, quiero descansar. - Mira¡¡¡ lo presentan , como una vedette, el Thema, y un Fiat Regata familiar… llamada Weekend, es original.- Me dice Nacho para desviar la atención. Desvió los ojos para ver esos diseños junto a Nacho, que me incita señalando con el dedo un Seat Ibiza SXi, diseñado por Bertone. - Seat mete su Ibiza en Italia.- Le dice Nacho a José. Se ve que en España la gente como a él le duele que su historia automovilística no sea como la nuestra. Ahora Seat está intentando sobreponerse a su ruptura con Fiat, y está haciendo amigos con los alemanes de Porsche. Esto significaba mucho para un país, era señal de poderío tecnológico. España, con su guerra civil perdió muchos años respecto a Europa y Gran Bretaña. -Mire Orazio, Pininfarina ha hecho un familiar del 205, Verve se llama.- Comenta Nacho.
-Bueno Orazio, creo que sería momento de comenzar.- Dice José dirigiéndose a mí. -José prefiero empezar mañana, y así dejas a este viejo descansar, y aprovecha tú también para descansar un poco que seguro que lo necesitas.- -José será mejor que descanse hoy, y tú también, has tenido un largo viaje y mejor comenzáis mañana.- Nacho ha salido a mi rescate rápidamente, o quizás al suyo, tendrá ganas de salir de esta habitación. Ya se van los dos de la habitación, no escucho lo que hablan. Pero voy a descansar, estoy cansado y dolorido.
- José la situación va a peor, ya nos confunde con otras personas, pero en cambio recuerda datos muy precisos de su pasado.- Mientras salían de la habitación. - Lo sé, me he percatado de eso Nacho, confunde la orientación, el tiempo en el que vive, a nosotros con alguien, pero efectivamente datos precisos los recuerda.- Comentaba el doctor. - Bueno esperemos a su hija Sofía, y hablarle de la nueva medicación e intentar junto a ella fomentar su memoria por actividades mentales.- Alejándose por el pasillo.

Jan. 18, 2020, 8:39 p.m. 0 Report Embed Follow story
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