Se miraba en el espejo mientras arreglaba una de sus pestañas. Estaba empezando a caer la tarde, así que cuando no encontró lo que buscaba decidió esperar al autobús para llegar a su casa, que aunque no estaba tan lejos no estaba dispuesta a caminar.
Fue en ese momento que la calle se quedó vacía y pudo mirar frente a ella, cruzando la calle, algo particular. Era lo que buscaba.
Sonrío mientras en su mente decía “Bingo”.
Miró a ambos lados disimuladamente para ver que no cruzaban autos, y luego pasó al otro lado. Y cuando estuvo en la puerta de aquella carpa fue que se detuvo.
¿Acaso lo estaba haciendo por él? ¿O era por ella misma?
Eso era lo que quería averiguar.
Pero desde ese momento, nunca pasó por su mente que tal vez todo lo que pasaría después de ahí no era lo que esperaba. Estaba entrando en un juego peligroso, o mejor dicho…
… ya estaba dentro de él.
Abrió la cortina y se introdujo hacia la oscuridad. Una oscuridad que duró muy poco a decir verdad, pues en ese momento las velas se encendieron de golpe, dejando ver a aquella señora. Tragó saliva.
- Siéntate. – La voz arrastrada de la señora la hizo moverse de su lugar y hacerle caso. – La consulta son diez dólares, ¿Estás dispuesta a la consulta?
- Si.
- De acuerdo.
Las cartas se desplazan por la mesa como un manto de trampas mostrando un solo color a sus espaldas, rojo. Las miradas furtivas entre las dos personas sentadas frente a frente en la mesa daban de que decir, y el destino comenzaban a mover sus hilos desde ese momento.
La joven castaña se movía inquieta dentro de su asiento, y sus ojos no dejaban de seguir en vaivén de las barajas sobre la superficie, su curiosidad parecía dudar de vez en cuando al no saber si hacia lo correcto.
- Y dime, Livia. – La mencionada se tensó. – ¿Lista para saber tu destino?
Oct. 30, 2019, 12:46 a.m. 0 Report Embed 1Thank you for reading!
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