EN LA OSCURIDAD Follow story

Lo recuerdo y recordaré como si hubiese sido ayer. Puede que no os de el miedo que esperáis pero si hubieseis estado en mi piel en esos instantes...

23 de Agosto del 2017, un soleado día acompañado de grata compañía. Alicia y yo estábamos patinando por el polígono del pueblo. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y empezamos a hablar de nuestras vidas y sucesos. Siempre hemos tenido en común los sucesos paranormales y en esa ocasión me contó que de viaje con su familia tenía muchas dificultades para dormir porque al cerrar los ojos una silueta le hablaba al fondo de su sueño. Le decía cosas inteligibles para ella en el momento, pero que de algún modo ella sabia que no era nada bueno. Al describirme la silueta, el tipo de voz, como se mostraba en sus sueños y las vibraciones que le transmitía supe que era el mismo que me vino a mi años atrás.

De pronto el despejado cielo se volvió gris y comenzó a llover. Pasó la tarde y cayó el sol. Habíamos pasado toda la tarde hablando del tema y ella tenía miedo. Me pidió hacer hasta una ouija pero me negué rotundamente. Y no por miedo si es lo que pensáis. A parte del terror que podría soportar me preocupaba la serie de normas que deben seguirse en el ritual correcto y si Alicia podría o no seguirlas.

Habiéndola tranquilizado y pensando en un modo de ayudarla me fui a dormir. Todo iba bien hasta llegadas las 4 a.m. en punto. Me desperté sobresaltada por un grito. Me levante corriendo de la cama para ir a ver a mi madre pero ella seguía dormida y mi padre seguía tranquilo, sentado en el comedor al otro lado del pasillo. Volví a la cama para seguir con mi sueño. Volví a abrir los ojos y todo estaba igual pero mas oscuro. Dudé en levantarme, eran las 04:01 a.m. imposible que lo fuesen y que todo fuese tan distinto. No era exactamente real. Me levante encendí la luz de la mesita y al girarme me vi tumbada en la cama, profundamente dormida. Tuve miedo. Hacia años que no realizaba un viaje astral en cuerpo completo. Escuche de nuevo el grito y encendí la luz del cuarto, me asomé al pasillo y todo estaba oscuro excepto el baño. Miré en el cuarto de mis padres encendiendo la luz del pasillo y mi padre estaba dormido pero mi madre me vio. Se levanto y me preguntó que sucedía, que si tenia miedo de algo. Me pareció muy extraño pero no dije nada. Me acerque al baño y apague la luz y de pronto la luz del pasillo se apagó, intenté abrir la del baño pero no funcionaba. Corrí al interruptor del pasillo pero nada. Entre en mi habitación gritando a mi madre y ella vino diciendo que nada pasaba. Que todo acabaría estando bien. Se fue al cuarto de nuevo. Volví a asomarme al pasillo y la luz del baño estaba encendida y en la puerta, en mitad del pasillo estaba él. El ente que vino hacía años, del que me despegué, el que estaba en casa de mi amiga. Me dirigí a toda prisa hacia el cuarto, quería y necesitaba despertarme. Encontré a mi madre de cara apagando la luz del cuarto y mi luz de la mesita. Corrí a la cama me tape pero ahí estaba el . A los pies. Mirándome amenazante. Quise volver a entrar en mí pero me agarró del brazo y me quede en parálisis del sueño. En ese momento de tensión en que quieres despertar y tu cuerpo no responde. Hice toda la fuerza que pude pero me sacó, me decía que le dijese la respuesta que yo sabía la respuesta que yo la sabía y que si no se la decía seguiría con mi amiga y vendría a por mi. Le grité, no sabía de que me hablaba y volví a intentar despertarme, pero no sirvió, seguía evitándome la entrada a mi propio cuerpo. No era capaz de verle la cara, no podía combatir mi miedo tan rápidamente. Cuando conseguí despertar el brazo me dolía y el reloj marcaba las 4:30 a.m. Encendí la lucecita de noche pero los ojos se me cerraban solos. No podía contener el sueño. Esta vez al querer levantarme no me dejaba. Hacia presión en mi pecho. No podía respirar ni moverme y de pronto ya no estaba. Me desperté de nuevo. Todo en su sitio aun con el brazo dolorido. Volví a caer rendida por el cansancio pero esta vez pude descansar hasta casi las 8 de la mañana.

Hablé con Alicia pasado el medio día a ver como había pasado ella la noche pero sin contarle nada de lo sucedido.

Me recorrió un escalofrío desde la rabadilla hasta la nuca. Me dijo que toda la noche estuvo ese ente en sus sueños, esta vez aterrándola, diciéndole cosas que seguía sin comprender con exactitud pero entendiendo que eran amenazas. Y que así estuvo hasta las 4:00 a.m. que a partir de esa hora se despertó no supo como y se relajó. Pudo descansar a la perfección hasta tarde en la mañana. Y yo sigo soportando cada lapso de tempo a ese ente.