Había corrido por cada calle, cada callejón, trato de reconocer cada una de las casas, pero era en vano, no sabia donde estaba.
Las calles eran grises, las casas parecían estar por caerse, no había luz alguna que iluminara, salvo por la luna que iluminaba un poco su vista.
Estaba segura de que no había salido de la ciudad, era imposible; el autobús no recorrió más de cinco minutos y atravesar la enorme ciudad tomaba horas.
Nuevamente tomo aire y recorrió las grises calles en busca de algún indicio, cualquier cosa que le indicara donde estaba. Aunque no había nada, ni siquiera el aire, que fuera similar a algo que ella conociera.
Se encontraba en lo que parecía ser la calle principal de la pequeña ciudad, era larga, gris y no había pavimento, al igual que en todas las calles.
Trato de forzar su vista para mirar a lo lejos, había luces, se veían muy lejos pero era lo único que tenía, si había luces había personas y le dirían donde demonios se encontraba.
Estaba a punto de comenzar a caminar cuando escucho sonidos de pasos detrás de ella, se dio la vuelta para ver a quien estaba caminando hacia ella, quizá podía ayudarla.
Lamentablemente esa cosa lo ultimo que haría seria ayudarla.
Iris tenía los ojos desorbitados y la mirada alzada a no más poder, ¿Que era eso?, no tuvo tiempo de pensar demasiado ya que dio un paso, uno enorme y estruendoso, hacia ella.
De la especie de boca que tenía salió un chillido, parecía de dolor y lamento, Iris estaba en estado de shock.
Muévete, se decía, huye.
Esa cosa estaba a punto de tomarla con esa enorme y oscura mano, parecía que solo el tamaño de esta superaba la altura de ella.
Cerro los ojos rogando que solo fuera uno de esos horribles sueños.
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