"Quien tiene un vicio tiene todos los vicios: la avaricia, por ejemplo, recapitula mediocridades tales como dureza, egoísmo, mezquindad, etc."
Carlos Díaz
Hace años, un amigo me contó su participación en un seminario de mejora personal. Se trataba de varios días junto con sus compañeros de trabajo en los que reflexionarían sobre sus propios errores para obtener mejores resultados en la empresa. En la primera dinámica se les pidió a todos, por turnos, que fueran comentando todos los errores y defectos de los otros participantes. Cuando mi amigo pasó al centro del círculo y escuchó los comentarios de sus compañeros no fue capaz de continuar con la dinámica; salió del lugar de convenciones, se fue al aeropuerto y regresó a su casa en el primer avión que pudo encontrar. De repente, había visto juntos todos los errores y defectos acumulados durante años. No podía entender cómo los había ignorado durante tanto tiempo.
No es necesario que asistamos a un seminario como estos para convertir los defectos o equivocaciones en puntos de arranque para una nueva vida. Este folleto tiene como finalidad hacerte reflexionar sobre tus defectos y en cómo transformarlos en un motivo de esperanza. Veremos que no hace falta deprimirse o dejarse llevar por el desaliento. Al contrario, descubrir al enemigo, poder definirlo y llamarlo por su nombre es un buen punto de inicio. De esto se obtiene experiencia, conocimiento propio pero sobre todo ilusión por querer cambiar.
El esfuerzo por mejorar puede enfocarse de muchas formas. Se puede plantear de forma negativa, tratando de erradicar los defectos o tomar otros caminos. La experiencia de personas sabias de todas las culturas y de distintas épocas, nos enseñan que es mejor plantear la estrategia de forma positiva. El esfuerzo por ser mejor se vuelve mucho más atractivo y divertido si procuramos emplear nuestro tiempo haciendo el bien y avanzar mediante muchas acciones positivas en las virtudes que deseamos alcanzar.
Incluso, para los que ven un gran defecto en sus vidas, siempre se puede darle la vuelta al planteamiento. Buscar la virtud opuesta a ese vicio. Por ejemplo, si descubrimos que la pereza es nuestro principal enemigo, la estrategia de lucha sería trabajar la diligencia y el orden, por ejemplo. Al final se trata de fortalecer el amor natural que todos tenemos por el bien y por hacer cosas buenas.
También se puede plantear la estrategia descubriendo cuáles son las virtudes que tenemos más arraigadas. En este caso, se trataría de apoyarnos en esas cualidades buenas que todos tenemos para apalancar la mejora en los puntos que vemos como negativos. Los clásicos hablaban de que existía una «conexión» entre todas las virtudes. La «Conectio virtutum» se puede representar mediante el principio físico de los vasos comunicantes. Subir el nivel del agua en uno de los conductos, hace que los demás suban de nivel. Si mejoramos en fortaleza, por ejemplo, diciendo no a pequeños caprichos, esto repercutirá necesariamente en el mejoramiento en la amabilidad y en el espíritu de servicio hacia los demás.
Se vuelve necesario el intento de enumerar los defectos para luego ser capaces de combatirlos. No se trata de obsesionarnos buscando una vida exenta de errores sino de tener una estrategia y así aprovecharlos para crecer en humildad y al mismo tiempo plantear el esfuerzo por ser mejor en el campo de adquirir las virtudes contrarias.
Un aguatero tenía dos grandes cántaros, cada uno colgaba de cada extremo de un palo que llevaba a través del cuello. Uno de los cántaros estaba roto y perdía agua, y mientras que el otro estaba entero y siempre entregaba una porción completa de agua al final de una larga caminata desde el arroyo a la casa del patrón, el cántaro roto llegaba solamente medio lleno. Por dos años enteros esto pasó diariamente, con el aguatero entregando solamente una vasija y media de agua al patrón de la casa. De hecho, el cántaro perfecto estaba orgulloso de sus logros, pues…, no perdía el agua por el camino como el cántaro roto. Pero la pobre vasija rota estaba avergonzada de su propia imperfección, ya que solo era capaz de servir la mitad para lo que había sido hecha.
Después de dos años de su entrega de agua defectuosamente, habló al aguatero un día por el arroyo.
–Yo estoy avergonzado, y quiero disculparme.
–¿Por qué?, preguntó el aguatero, –¿De qué estas avergonzado?
El cántaro le respondió:
–Solo he sido capaz, en este tiempo, de entregar la mitad de mi carga porque este corte en mi costado ha sido la causa de que el agua se pierda a lo largo del camino de regreso a la casa del patrón. A causa de mi rotura solo se ha conseguido obtener la mitad del esfuerzo realizado
El aguatero se sintió triste por el viejo cántaro roto, y en su compasión dijo:
–De vuelta a casa, quiero que te fijes en el camino y descubras las bellas flores que lo bordean…,
Efectivamente, a medida que fueron pasando por el monte, el viejo cántaro desportillado notó al sol calentando las hermosas flores silvestres al lado del sendero, y esto le alegró algo. Pero al final de la senda, aún se sintió mal porque el agua seguía saliéndose, y se perdía la mitad de su carga, y de nuevo se disculpó ante el aguatero por su fallo. El aguatero dijo a la vasija:
–¿No te has dado cuenta de que había flores solamente en un lado del camino, pero no en el lado por donde pasa el cántaro entero? Eso es porque yo siempre he sabido que perdías agua, y saqué provecho de ello. He plantado semillas de flores en tu lado del camino, y cada día mientras que caminamos de regreso del arroyo, tu las has regado. Por dos años he estado recogiendo estas hermosas flores para decorar la mesa de mi patrón. Si no hubiese sido así, él no hubiera tenido estas flores tan bonitas para decorar su casa.
Moraleja: Cada uno de nosotros tenemos nuestros propios fallos. Todos somos cántaros desportillados. Pero son los defectos, que cada uno de nosotros tenemos, lo que hacen las vidas muy interesantes y enriquecedoras.
Solo tienes que tomar a cada persona por lo que ella es, y mirar lo bueno que hay en ella. Hay cantidad de cosas buenas en cada una de ellas, a pesar de los defectos que se aprecian.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.