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Lía Chumpitaz


En el fondo todos sabemos que el último año de escuela será difícil, este normalmente es el último peldaño antes de enfrentar la temida, pero a la vez ansiada, vida adulta. Cada uno de ellos ya había pensado en eso, pero lo que no sabían es que su única preocupación no sería encontrar una buena universidad y terminar el año escolar con notas mínimamente decentes. Traumas, besos, un romance secreto, pasarelas, homofobia, acoso y, tal vez, algo de estudio. Ese es el resumen del final de la vida escolar de tres personas diferentes que por diversos motivos, o tal vez el destino, sus vidas se vieron entrelazadas. El nerd, el popular y la mejor amiga del nerd. ¡Santa mierda! Juro que esto no es tan cliché como parece.


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—— Narra Nathalie ——

Observo fijamente a mi mejor amigo comer su típica ensalada de frutas de los miércoles, pero que, por alguna extraña razón, decidió traerla un jueves.

Su mirada está fija en la mesa del comedor mientras su mano se mueve robóticamente hacia su boca.

Le diría algo pero no quiero cortarle los pensamientos, además, me da un poco de miedo.

Yo había traído un trozo de pastel de vainilla con relleno de fresa y durazno que mi padre preparó ayer, pero como la persona para nada despistada que soy olvidé desayunar y a mitad de la primera clase estaba muriendo de hambre así que me lo tuve que comer.

Luego, a la hora en la que se suponía que debía estar tragando como una digna ballena azul, al igual que el resto de la escuela, tuve que gastar el poco dinero que encontré en el lugar más recóndito de mi mochila en un tonto paquete de galletas.

¡Galletas que ni siquiera me gustan!

Porque sí, en mi infinita inteligencia, también olvidé traer dinero.

¡Sí señoras y señores!¡Nathalie Hawk siempre va triunfado en la vida!

—Me pones nervioso ¿Sabes? —dice Félix mientras termina de masticar.

Ya salió de su trance, eso es bueno, no tendré que llamar al psiquiátrico.

—Perdón, pero estoy aburrida —me excuso haciendo un puchero.

Estoy segura de que parezco una niña pequeña.

—Ajá, y verme masticar un trozo de piña con cara de psicópata es más divertido ¿No? Eso tiene mucha lógica —Acomoda sus lentes.

—¡No parezco una psicópata! —exclamo ofendida.

—Sí claro, como digas —murmura pasando sus dedos sobre la portada de su libro nuevo.

—Eres malo, nerd —Vuelvo a hacer un puchero.

Agrego eso último para molestarlo.

—Nath, usar lentes y que me guste leer no me hace un nerd.

—¡Claro que lo hace! A veces siento que estoy con un cliché andante ¿Sabes? Diría que te falta estar con la chica más cool y popular de la escuela pero ¿Adivina qué? ¡Ya lo hiciste!

—Y terminamos, gracias por recordarmelo. —Toma un sorbo de agua— Además, Ana no es buena onda, solo es... Ana.

—Da igual, era la más popular aquí, seguro también lo es en la universidad.

—No creo, según tengo entendido, las cosas ahí funcionan diferente y a medio mundo le vales mierda. Tal vez lo sea de su fraternidad pero no de toda la universidad.

—Estamos hablando de Ana, a fuerzas tiene que ser popular o ser la más sobresaliente en algo. Esa mujer es como una Mary Sue en la vida real, casi no tiene defectos, y los que tiene solo la hacen más perfecta de lo que ya es.

Él frunce levemente el ceño.

—¡Oye! No compares a mi ex con una sucia Mary Sue. Ella es mucho más que eso.

—No es mi culpa que Ana sea tan... Ana que no me quedé de otra —justifico encogiéndome de hombros.

Él rueda los ojos y abre su libro en la página que marca su separador comenzando a ignorarme.

Me levanto acomodando la falda de mi uniforme y voy a botar la envoltura vacía de galletas que hay en mi mano.

Cuando estoy por volver tropiezo con nada más y nada menos que Egan Bellamy golpeándome con la esquina de una de las mesas.

—Mierda... —me quejo adolorida en un susurro.

Sus hermosos, atrayentes y vivaces ojos café, su cabello rubio ceniza, esa sonrisa matadora y cuerpo de ensueño lo hacen el segundo cliché más grande de esta escuela. Se podría decir que es el típico chico popular perfecto, chico bueno con algunas características de chico malo, y según su pequeño club de fans eso lo hace aún más perfecto.

—Lo siento —se disculpa dedicándome una apenada sonrisa encantadora.

Llámenme loca pero estoy segura de que vi sus dientes brillar.

Seguro el estúpido golpe afectó algo en mi cabeza, eso debe ser porque no le encuentro otra explicación.

Hablando del golpe ¿De qué están hechas las esquinas de las mesas?¿De cuchillas? Siento que me apuñalé la cadera.

—No importa, de todas formas fue mi culpa —miro su rostro por unos cortos segundos.

No todos los días se tiene la oportunidad de ver al que es considerado el hombre más atractivo de la escuela directamente a los ojos.

Sí, él es definitivamente un maldito adonis, pero no es como si fuera el hombre más guapo del universo, he visto modelos más lindos.

—¿Estás bien? Vi que te golpeaste.

Si me golpeé obvio que no estoy bien, señor inteligente. Me duele como la mierda y posiblemente me quede un feo moretón.

—Si, no tienes porqué preocuparte —Le resto importancia.

Este hombre ya está empezando a ponerme nerviosa, en la escuela no suelo relacionarme con personas que no sean Félix, y mucho menos con populares.

Detesto convivir con gente que aparenta ser perfecta cuando es evidente que no lo son.

No tengo nada personal en contra de Egan y su grupito, cada quien puede vivir su vida como se le dé la gana, solo no me suele agradar mucho la falsedad tan evidente, eso no va conmigo.

—De acuerdo. Eres Nathalie ¿No?

Sabe mi nombre ¡Genial! ¿Eso significa que soy relevante en este pequeño reino llamado escuela?

—Sí —Asiento— Y tú Egan ¿No?

—Por supuesto, señorita. Egan Bellamy para servirle —exclama tratando de parecer divertido o simpático.

Da igual, de todas formas no le sale bien así que ni al caso intentar adivinar cuál era su intención.

Alzo una ceja y lo miro extrañada.

—No es gracioso —Opino de forma cortante— Adiós —canturreo.

Me despido agitando la mano para acabar de una buena vez con este raro encuentro, ya quiero volver mi mejor amigo.

Camino hacia mi asiento dejándo al rubio con la palabra en la boca.

Fue algo grosero, lo sé, a veces así soy yo, más cuando tengo hambre,pero ¿Qué va a hacer él al respecto?

Que me demande si quiere, no tengo miedo a afrontar las consecuencias de mis acciones.

—¿Por qué tardaste tanto?¿Acaso te perdiste en su sonrisa?—se burla Félix en cuanto vuelvo con él.

Pongo los ojos en blanco y me vuelvo a sentar.

Es raro que no esté en modo posesivo, suele ser sobreprotector en lo que a chicos y yo respecta.

—¿Ahora eres comediante? —Levanto una ceja— Solo estaba hablando con él... —digo mirando a Egan de reojo— Me pregunto porqué no tiene novia, es el chico ideal para cualquier adolescente calenturienta falta de amor propio.

Él me mira un poco confuso.

—Ya sabes, un chico malo que al mismo tiempo también es un chico bueno y tremendamente sexi.

—Ese grupo también de adolescentes también te incluye a ti ¿Sabes?

—¡Auch! —Toco mi pecho de forma dramática— Puede que no tenga amor propio pero definitivamente no soy una adolescente calenturienta. Ya quemé esa etapa.

Mi mejor amigo suspira, supongo que aliviado, y acomoda sus gafas.

—Egan tiene la fama de ser homofóbico, pero en realidad le gustan los penes. —responde con una sonrisa.

En definitiva la comedia no es para él.

—No creo que sea gay, dicen que en la fiesta del fin de semana estuvo revolcándose con Elena, otra vez.

<< Las chicas de su club de fans que se sientan a nuestro lado dicen que hay rumores de que van a volver. También estuvieron hablando sobre cómo ella le conviene y que debería estar con una de ellas. —Ruedo los ojos.>>

—Que ridículas ¿No? —Juego con mis dedos.

Él cierra su libro y guarda este en su mochila.

—¿Te gusta? —cuestiona intrigado.

Creo que ya se está empezando a poner celoso, o eso puedo deducir por su expresión.

Es raro que causar esa reacción en mi mejor amigo me ponga feliz, ya que luego de analizarlo sus celos a veces me suelen parecer insufribles, pero lo hace. Aunque yo soy un persona algo rara así que no es tan extraño.

—No, no es mi tipo ¿Por qué? —Sonrío.

El escándaloso timbre empieza a sonar indicando que el receso se acabó.

—Parece que sí. —Se encoge de hombros

—Pues no —Pongo los ojos cuando notó su mirada de desconfianza— Me hiciste jurar que no habrían secretos, engaños, mentiras o medias verdades entre los dos, si me gustará algún chico, créeme, te lo diría.

Se me ponen los pelos de punta al pensar en el escándalo que me haría si no lo hiciera. Desde que hicimos esa promesa nunca nos hemos ocultado o mentido intencionalmente, ni siquiera para hacernos sentir mejor. Félix se toma esto muy en serio.

Él asiente antes de desvíar un poco la mirada.

—Vámonos, ya va a empezar la siguiente clase. —ordena levantándose.

¿Qué clase seguía?¿Trigonometría o álgebra?

¡Bah! Igual se trata de numeritos así que igual va a ser horrible, como todas las clases del señor Dargel.

—¡Detesto matemáticas!

—Ya, yo también, pero este es nuestro último año escolar, no volverás a verlas hasta que entremos a la universidad, así que esfuérzate. —Me toma de la mano y tira de mí— No quiero que repruebes el año, Nathalie.

—A veces suenas igual que mi madre ¿Te lo había dicho?

—Sí, un par de veces. Ahora camina que vamos a llegar tarde —Me lleva al aula apresurado.

Y luego dice que no es un nerd.

🐼

Juego con mi bolígrafo y subo mis pies al regazo de Félix.

Él me dedica una mirada rápida antes de seguir apuntando lo que él aburrido profesor de química dice.

Que se joda el señor Mara. Antes me encantaba esta clase por la forma en la que el anterior profesor explicaba todo pero desde que él está aquí es horrible, no sabe desenvolverse mucho. Supongo que es lo que tiene ser un maestro novato.

Estiro mi mano hacia el cabello de mi mejor amigo y juego con un pequeño rizo pelirrojo que tiene en esa desordenada cabellera.

Cuando éramos pequeños recuerdo que su cabellera era rizada, pero con el tiempo se fue haciendo cada vez más lacia hasta quedar como actualmente está.

A veces me pongo nostálgica pensando en el pasado y como las cosas a mi alrededor han cambiado.

Hace tan solo dos años ambos éramos los rechazados en otra escuela, lo cual era una mierda, y hace uno nos cambiamos aquí, él consiguió una novia y se volvió más territorial que un lobo conmigo.

De vez en cuando me pregunto si extraña como eran nuestras vidas hace no mucho, a veces me gustaría poder leer su mente. Yo sí echo de menos muchas cosas, a veces, pero luego recapacito y me doy cuenta que actualmente estoy mucho mejor.

—Fex... ¿Extrañas a Ana?

El pelirrojo se gira a verme dejando de escribir en su libreta.

—¿A qué viene esa pregunta?

—Solo curiosidad, me acabo de poner algo reflexiva.

—¿Por?¿En qué estabas pensando?

—En que no la metes hace siglos y que la falta de sexo va a empezar a pudrirte el cerebro ¿Por qué? —Sonrío de forma burlesca.

—Muy graciosa —finge reír.

—Lo sé, a mí sí se me da la comedia, no como a cierto tomate sin sentido del humor.

—¡Oye!

—¿Qué? Es cierto, no sabes hacer hacer bromas.

Félix me dedica una mala mirada antes de volver a mirar hacia el frente.

Yo doy una suave patada a su asiento con mi talón y vuelvo a captar su atención.

—¿Qué?

—No respondiste mi pregunta, nerd. ¿La extrañas o no?

Él carraspea antes de contestar.

—Sí, ella era una persona importante para mí, Nath. Es obvio que voy a extrañarla —dice pausadamente.

Parece como si estuviera intentando explicarle a una niña pequeña como se come una paleta.

Qué rara comparación acabo de hacer.

Creo yo soy la única rara que necesitó indicaciones para hacer eso.

—¿Volverías a estar con ella si regresa?

—¿A qué vienen esas preguntas?¿Acaso ella te dijo algo? —Me interroga.

—No, solo es curiosidad. Te he notado extraño últimamente, como si tu cabeza estuviera en otro mundo y... A veces me gustaría saber en qué tanto estás pensando.

—Solo no he estado durmiendo muy bien, tengo un poco de insomnio.

—¿Por?

—Mi mamá está haciendo unos trámites y me contagia su estrés.

—¿Seguro que es sólo eso?

—Sí. Luego de eso todo está más que bien conmigo, no tienes porqué preocuparte —Sonríe.

—Más te vale, porque sino date por muerto.

—¡Tan linda como siempre!

Pongo los ojos en blanco antes de mirar hacia otro lado. Una sonrisa no puede evitar curvarse en mis labios.

Mejor dejamos la charla aquí o el profesor va a darse cuenta.

July 7, 2019, 10:49 p.m. 0 Report Embed Follow story
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