aguty2820 Alejandro Gutierrez

Amor, muerte, ironía y otras tantas cualidades que envuelven al género humano dignas de ser contadas o ¿no? De igual manera existen y tienen un tanto de atracción para ser leídas.


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Telepatía

En ese momento la luna como todas las noches era espectadora de lo que sucedía en la gran ciudad que con su reflejo nocturno decidió seguir a la pareja que vestía de negro. El automovil tambien negro se estacionó frente al Requiem Palace, se abrió la puerta, uno y dos zapatos perfectamente lustrados de cordón, las manos se abotonaron la chaqueta como reclama la etiqueta varonil, seguido a esto la mano derecha cumplió con el gesto de caballerosidad y tomó la mano delicada que suspendía paciente para salir del coche, ambos se veían inmaculados, ella de ojos caramelo y tez blanquecina hizo su aparición ataviada en un vestido negro, un collar de perlas abrazaba su cuello, su cabello rubio estaba controlado por un peinado sobre su cabeza, sus piernas tersas terminaban encajadas en unos tacones negros pero un rojo carmesí se asomaba por el arqueo del zapato, combinaba perfectamente con su labial rojo, su brazo se refugió en gancho en el de su acompañante, un hombre de ojos cafes oscuros vestía de traje negro, una corbata delgada trenzada al estilo americano, un reloj color plata con tablero negro acompañaba la mano que estaba libre. Ambos eran cómplices, amigos, confidentes, amantes, sus manos estaban hechas para ser hábiles y ayudar a las del otro, eran un rompecabezas, y ellos encajaban perfectamente, la sonrisa que apareció en ambos fue sincronizada después de verse cara a cara, los flashes trataban de iluminar el negro que vestían pero solo los llenaba de divinidad,

no quisieron responder con palabras solo se limitaron a saludar con sus manos en alto,ondeando de un lado a otro, complementando ambos con su dentadura a relucir, subieron las escalinatas, un hombre que esperaba en la puerta compartió por un momento de la luz instantánea para abrirles la puerta, entraron uno al lado del otro, parecía que el hombre le dijo algo gracioso a la mujer, porque su sonrisa se torno en carcajadas, ambos se perdieron de la vista de la luna. Pausó la grabación, el sonido del monitor de signos vitales no se detenía advirtiendo que aun había vida en el huésped. Faltaban treinta y un minutos para la una de la mañana, el hombre tomó un sorbo de agua, el último en la botella, era deprimente ver una y otra vez el mismo evento, una y otra vez. Quien sabe si después de que ella partiera el tambien veria la filmación una y otra vez como una especie de ritual.

-¿Porque lo detuviste?-preguntó con los ojos caramelo-

-Pensé que te habías dormido-le contestó sus confiables ojos cafes que se habían querido enrojecer

Pero en la habitación no sonaba ninguna palabra, solamente repicaba el monitor.

-¿Cómo te sientes?

-Estoy bien, pero quiero que me des un beso, antes de ir a dormir.

-De acuerdo-el pestañeo respondió a su petición complementado con una sonrisa.

Sus labios aun no guardaban el color del rojo carmesí más bien parecían una flor palida, pero para el de los ojos cafes aun sabían a ese elixir dulce como la primera vez. La luna quedó extasiada con cada segundo en ese beso. Sus labios se separaron y los ojos caramelo le agradeció y él sonrió. Ella se acomodó nuevamente en la cama, la luz de la luna le daba en la cara.

-Dame la mano, tengo frío.

-Por supuesto.

Y los ojos caramelos se cerraron, sus cómplices, los ojos cafes hicieron lo mismo, la luna estaba expectante, los ojos cafes sabían lo que pasaría, la luna seguía expectante.

La luna aun continuó vigilando a aquellos ojos cafes, veía como cada noche después de la ausencia apresurada de sus ojos cómplices la cita infaltable con la filmación de antaño cuando ella los había visto por primera vez. Una noche la ceremonia cambió por un pequeño detalle, mientras los ojos cafes veían como de costumbre el televisor la luna se dió cuenta que sus labios se movían pero no emitían sonido, sorprendida, encajó cada imagen de aquella pareja desde la primera vez que los vió hasta la ultima juntos, la duda del porque nunca hablaba se había acabado de contestar: Aquellos ojos caramelos cómplices, amantes, compañeros, amigos, confidentes mutuos de los ojos cafes no tenían la necesidad de expresar al otro en palabras, bastaba con mirarse a los ojos, tendian un puente invisible de comunicación, sabían lo que pensaban el uno del otro, se comunicaban sin mediar palabra, era su secreto y nadie lo intuía pero en este caso la luna fue recompensada con su paciencia, ahora entendía que aquella noche los ojos cafes no habían lanzado un chiste al aire mientras entraban por la puerta del requiem palace, simplemente le recordaba a sus ojos cómplices el secreto de su amor.

July 5, 2019, 3:13 a.m. 0 Report Embed Follow story
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