Un poco de lluvia.
Clima grisáceo.
El cielo encapotado,
y los ligeros haz de apaciguadas luces.
La temperatura es como un alcatraz,
y sin embargo te envuelve dulce entre las tinieblas.
Vislumbras lejano los contrastes antaños de la superficie atropellada,
y entre menos ves más deleite reboza.
A tu lado, una montaña arropada por el calor de la neblina.
Atrás, una comparación inevitable de colores sobrantes y cegadores.
Hoy, un equilibrio ensordecedor de falte y sobre escarchado.
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