khbaker K.H Baker

La vida de Dasha Keller no es la más sencilla del mundo. Ser una escritora frustrada no es gratificante, y menos teniendo en cuenta que su padre era el gran Samuel Keller, un escritor conocido en todo el país. Con deudas hasta las cejas, y tras ser despedida –por su exnovio– de un trabajo que en realidad no la llenaba, Dasha decide centrarse de lleno en su sueño. Los problemas comienzan a aumentar, su exnovio comienza a acosarla cuando se entera de que no le afectó su despido, los ahorros comienzan a escasear y a su buzón llegan las primeras notificaciones de desahucio… Pero todo cambia cuando a su vida llega la viva imagen de la inspiración. Marco, un hombre misterioso que le hace despertar sus deseos más profundos. Las oportunidades llegarán a su puerta, las sorpresas buenas abundarán, pero con ellas también acudirán otras para nada agradables. ¿Cuál será la reacción de Dasha? ¿Podrá seguir persiguiendo su sueño de ser escritora o decidirá dejarlo cuando la presión le impida dormir por las noches?


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Capítulo 1

1

El público se puso en pie y aplaudió con todas sus fuerzas. Las luces bajaron de intensidad y, en su lugar, apareció la fuerte luz de un foco redondo, la cual se deslizó a toda prisa por todo el escenario antes de quedarse quieta en uno de los laterales del mismo. La cortina del lateral se abrió, y una joven entró en escena luciendo una amplia sonrisa mientras saludaba a un público ansioso porque la entrevista comenzara.

Llevaba una falda lisa de tubo y una camisa azul claro, su aspecto sin duda era el de una profesional. Cruzó el escenario haciendo resonar sus tacones, los nervios se le agarraban al estómago y la piel se le erizaba con cada paso. Sin embargo, sabía disimularlo a la perfección.

En el centro le esperaba un hombre vestido con un traje azul oscuro. En su piel se percibía una clara base de maquillaje que no se percibiría a través de las cámaras. A lo largo de la noche, sin duda, las gotas de sudor resbalarían sobre el maquillaje y se desharían de él, a menos que la entrevista finalizara antes de que eso ocurriera.

—Buenas noches —comenzó diciendo el hombre trajeado—. Mi nombre es Adam Wolfe y esto son las noches de Wolfe —Tras aquella entradilla, se giró brevemente hacia la mujer, le dedicó una sonrisa y se dirigió de nuevo hacia el público mientras ambos se sentaban—. Esta noche tenemos con nosotros a Dasha Keller, la autora de ‘En la mente del criminal’. Díganos, señorita Keller, ¿qué le inspiró a escribir una historia como esta?

—Buenas noches Adam —comenzó diciendo la mujer, con una amplia sonrisa esbozada en el rostro—. La verdad es que nunca pensé que podría escribir sobre un tema como este pero, después de la horrible experiencia que viví, supongo que algo en mi mente se activó y comenzó a crear esta historia.

—Comprendo —respondió el presentador, apretando ligeramente sus labios mientras adoptaba una mueca pensativa, aunque no cabía duda de que su interés no iba más allá del meramente profesional. Las preguntas que iban saliendo de sus labios estaban programadas—. ¿En algún momento sospechó acerca de las intenciones del odiado asesino apodado como ‘Raubtier’?

Dasha dejó escapar un profundo suspiro, en sus ojos se abnegaron las lágrimas y por un momento hubo un silencio incómodo, antes de que ella se enjugara las lágrimas del rabillo del ojo y esbozara una pequeña sonrisa que hizo que el público comenzara a aplaudir.

—Bueno —dijo ella mientras todavía resonaban los aplausos de los más rezagados. Cuando la sala volvió a sumirse en silencio, continuó—, he de admitir que no soy tan perspicaz como mi padre. En ningún momento imaginé que pudiese ser la persona de la que tanto hablaban las noticias.

—¿Qué sintió cuando se enteró de ello?

—Sentí miedo, mucho miedo —admitió, antes de respirar profundamente—. Y después sentí rabia porque le conocía bien o, al menos, creía que le conocía. Logró engañarme y eso me enfureció.

—Creo que sería imposible llegar a imaginarme como se sentía en aquellos momentos —En aquel instante, Adam Wolfe puso la mano sobre la de Dasha, un gesto reconfortante que tenía más poder mediático que otra cosa—. Y cuéntenos, ¿en su libro habla sobre Marco Favre? Según tengo entendido estaba muy unido a él…

—Yo… —Dasha dudó un instante, después bajó la mirada—. Si me disculpa, no me siento con fuerzas para abordar ese tema…

Mientras Adam Wolfe se despedía de los telespectadores y daba paso a los anuncios, que precedían a unos minutos libres para el público presente, Dasha seguía sumida en sus propios pensamientos. A su alrededor, los espectadores iban abandonando la sala, siguiendo los carteles en los que se advertía una cuenta atrás, hasta que pudieran ocupar de nuevo sus asientos. Adam Wolfe había ido en busca de un poco de agua para aclararse la garganta, antes de que sus maquilladoras le retocaran el rostro. Las luces del escenario habían perdido su intensidad, pero Dasha no se había movido del sillón en el que había estado sentada a lo largo de la entrevista.

Todo se remontaba a un año atrás, cuando las ideas en su cabeza todavía escaseaban y las deudas se amontonaban.


2

—¡Se me olvidaba que eres un genio! —gritó él mientras la señalaba con dejadez.

—¡No he dicho eso! —respondió ella—. Pero debes admitir que te has equivocado, solo intento ayudarte. ¿Por qué te cuesta tanto admitirlo?

Él negó con la cabeza y salió del salón dando un portazo. Peter Cabot era un buen hombre cuyo humor comenzó a agriarse cuando el director del periódico Neue Zürcher decidió darle a Dasha la exclusiva de una noticia que Peter llevaba meses persiguiendo. Aquello le sacó de sus casillas y mostró la peor versión de él mismo, logrando que la relación se enturbiara a causa de las constantes peleas por culpa de minucias que nada tenían que ver con la razón principal.

Aquella tarde fue la guinda del pastel cuando, tras un duro día de trabajo, Dasha volvió con la noticia de que había convencido al director general de que ambos cubrieran la noticia que Peter tanto ansiaba. Lejos de parecerle una buena noticia, el humor de Peter se ensombreció todavía más. Que ella hubiera convencido al director general era una prueba más de que el carisma de Dasha le abriría muchas puertas. Primero le había quitado la noticia, lo siguiente sería su puesto de trabajo.

Dasha se quedó sentada en el sofá, con la mirada clavada en la pantalla apagada del televisor, lo único que veía era su reflejo oscurecido, algo a lo que no le estaba prestando atención alguna pues, en esos momentos, su mente estaba demasiado lejos de allí.

Escuchó como la puerta de la habitación se abrió al cabo de unos minutos, su mente ilusa pensó que tal vez Peter quería disculparse por su comportamiento, pero nada más lejos de la realidad. Cuando Dasha abrió la puerta del salón para encontrarse con su novio, le vio arrastrando la maleta, con el abrigo puesto y dispuesto a salir por la puerta de la entrada.

—¿Estás de broma? —preguntó ella de forma retórica—. ¿Intento hacer algo por ti y me lo pagas dejándome? ¡Me vine a este apartamento por ti! ¡Porque querías una casa más grande! ¿Y ahora esto? ¿Prefieres tirar por la borda la relación que hablar las cosas como adultos? ¿Tanto te importa tu empleo y tan poco tu vida?

Peter la miró un instante con la mirada apenada y sombría. Después suspiró y salió del apartamento arrastrando la maleta, cuyas ruedas resonaban de forma desagradable al deslizarse sobre el suelo.

—¡Te estoy hablando! —exclamó Dasha, enfurecida.

—Estás despedida —respondió él antes de cerrar la puerta.

Ella podía haber convencido al director general, pero Peter seguía siendo su superior. Si quería podía echarla –y estaba visto que iba a hacer todo lo que fuera por conservar su empleo–, y antes de que ella pudiera hacer nada, él se aseguraría que algún falso rumor sobre ella sostuviese el despido. Era su palabra contra la de él.

Exasperada y con el pulso acelerado, Dasha volvió al salón donde, sin cuidado alguno, cerró la puerta de un portazo antes de gritar en un intento de desahogarse. Después, sin pensarlo ni un solo segundo, tiró todas las fotos de las estanterías donde aparecían los dos. Los cristales saltaron en todas las direcciones posibles al impactar contra el suelo, y el ruido que los marcos provocaron, alertó al vecino, que subió –probablemente para saber qué estaba ocasionando tanto ruido–, pero Dasha no abrió la puerta, tan solo le gritó desde el interior, antes de encerrarse en su habitación, meterse en la cama y llorar hasta quedarse dormida.


3

El despertador sonó a las seis de la mañana, el sonido de la alarma era molesto, pero era la única forma de que Dasha se levantara de la cama. Le dio un golpe al reloj, cuya bola metálica retumbaba al golpear simultáneamente dos semiesferas metálicas. Tenía aquel reloj desde que era pequeña, le encantaba la mayor parte del tiempo, excepto cuando sonaba. Entonces lo odiaba.

Cuando el reloj dejó de sonar, Dasha se destapó con una mano y, con vagancia y sin prisa, bajó los pies de la cama y se levantó. Los primeros segundos, cuando sus ojos todavía se estaban adaptando a la luz que entraba por la ventana, fueron hermosos y placenteros. Después, cuando su cerebro ya comenzaba a trabajar con mayor fluidez, se acordó de que no tenía empleo, ni pareja, y de que se había quedado sola en un piso que no podía pagar.

Arrastró los pies hasta la cocina, sus zapatillas de andar por casa no hacían el menor ruido al deslizarse por la tarima, sin embargo, al entrar en la cocina, podía escucharse el leve siseo de las suelas al rozar las baldosas. No era algo relevante en su vida, pero era lo único en lo que podía pensar sin que la ira volviera a invadirla.

Sin ganas, sacó un tazón que, posteriormente, llenó de cereales y leche, y lo llevó hasta el sofá para comerlos mientras veía las noticias. ¿Quién en su sano juicio se levantaba tan temprano para no hacer nada?

El telediario repetía la misma noticia que hacía algunos días. Un asesino andaba suelto por Zúrich y no había pruebas sólidas que vincularan a nadie con la escena del crimen. Ni un solo sospechoso, ni nada que les ayudase a atraparlo. En esta ocasión, la víctima fue Karly Dayer de veintiséis años, fue hallada en un callejón como las otras víctimas, con marcas en el cuello que indicaban que había muerto estrangulada, pero además, presentaba siete puñaladas y siete quemaduras. La prensa le llamaba ‘Siebender’, la combinación de las palabras alemanas ‘siete’ y ‘asesino’.

—Muy ingenioso —susurró Dasha para sí misma, mientras negaba con la cabeza y desviaba la mirada un segundo hacia el suelo, donde todavía se encontraban los cristales y marcos rotos. Debía recoger aquello en cuanto terminara de desayunar.

Su móvil emitió un par de pitidos justo después de que por su mente pasara la idea de recoger los cristales del suelo y, cuando lo cogió, todos los pensamientos se esfumaron, dejando en su lugar un sabor amargo. Peter había falsificado un documento con la firma de Dasha, donde decía que le brindaba al periódico de la competencia toda la información que tenía sobre el asesino Siebender. ¿Cómo iba a poder demostrar que ella no había hecho tal cosa?

Lanzó el móvil contra el sofá y se levantó exasperada, se le había quitado el apetito. Llevó el tazón que había usado a la cocina y recogió los cristales hasta que el salón estuvo impoluto. La próxima tarea a la que iba a dedicarse era a embalar todas sus cosas y a poner el apartamento a la venta. Ella sola no podía pagarlo, en esos momentos le parecía una estupidez haber comprado aquella casa, pero pensó que, tal vez, si lo alquilaba, pudiera ir pagándolo. No pasaba nada por volver a vivir en casa de su madre, no sería ni la primera ni la última en hacerlo.

June 2, 2019, 6:45 a.m. 5 Report Embed Follow story
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Karime Rivas Karime Rivas
Promete mucho!
July 31, 2019, 23:00
Flor Aquileia Flor Aquileia
atrapante comienzo!!!!!! me encanta
July 26, 2019, 13:56
Galénica Stories Galénica Stories
Me gusta la trama. Ya quiero saber como se van desarrollando las cosas aunque ya puedo hacerme un pequeña idea de por dónde va el asunto🤭 Te leo, besos.
June 19, 2019, 13:33
Sandra M.S. Sandra M.S.
¡Hola! 😊 ¿Los números hacen referencia a capítulos diferentes?
June 07, 2019, 14:23

  • K.H Baker K.H Baker
    ¡Hola! No, los números dentro de un mismo capítulo hace referencia a los actos ^^ June 07, 2019, 14:32
~

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