sergiopr Sergio Pina

Cuando el día a día con tu pareja, puede llevar a situaciones inciertas.


Drama All public.

#violetas #amor #drama
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Un Jardín De Violetas

Aquella mañana, decidimos volver a empezar de cero.

Tras varios intentos, este sería el definitivo, por lo menos, eso fue lo que nos dijimos.

Los dos sabíamos de sobra que no iba a funcionar, pues cada choque que teníamos, más nos alejaba el uno del otro, pero seguíamos enamorados, a nuestra forma.

El Café del vecindario, estaba lleno de gente cuando llegue. Como era nuestra costumbre, a eso de las cinco de la tarde, nos tomábamos un café para desconectar de la rutina del trabajo. Una vez allí, mis ojos empezaron a buscarla.

—¡Ruíz, aquí!— la voz inconfundible de Sheila, se alzó sobre las demás.

Se situaba en una pequeña esquina, donde habitualmente no nos gustaba sentarnos, por si teníamos que salir corriendo, puesto que tenías que atravesar todo el local. Llegué a duras penas, pasando por entre la gente y me senté a su lado.

—Es increíble como se pone esto cuando hay un puente por entre medias. ¿Has pensado en lo que te propuse?— su cara me lo decía todo. Nada de salidas extraoficiales, por lo menos hasta que nos centraremos un poco más. —¡Ya, ya veo que sí! ¡Nos podría venir bien!

—Y volver a la rutina como la última vez.— dijo con apenas un susurro.

—¡Sheila, esta vez será diferente! Lo hablamos más de una vez, pero de lo que no te acuerdas son de tus fallos en esta relación.— se retiró un poco más de la mesa, cruzando los brazos demostrando que esas palabras le dolían de verdad.

—Eso es agua pasada...

—Pero sucedió, como los míos. Mira Sheila, somos humanos y fallamos constantemente, pero también podemos rectificar, ambos.

Pareció que se calmó un poco, lo justo para que me sirvieran el Capuchino y beberlo de un trago, como siempre.

—No te da tiempo a coger el gusto del café.

—Y sé lo mucho que te irrita, pero soy así. De siempre y lo compraste con todo incluido.

Hacía ya un buen rato que salimos de aquél Café, caminamos un trecho hasta que nos separamos y seguir con nuestra rutina, yo salir a correr por el parque, ella a seguir estudiando.

Al llegar a casa, oí el agua de la ducha e imaginé a Sheila dentro de ella. Me dirigí al baño, abrí la puerta y entré. Se podía distinguir la silueta de su cuerpo, un cuerpo que aún me hacía sentir cosas. Me quité la ropa y entré dentro de la ducha. La cara que puso Sheila me gustó demasiado, puesto que aún no se había enjabonado. Diría que me estaba esperando. Los dos nos fundimos en un intenso beso, lo demás, vino todo al compás de nuestros sentimientos.

Como era de esperar, la cosa terminó en la cama. El sentimiento llevó al desenfreno, lo cual, lo sintieron los vecinos durante una larga hora. Volvimos a la ducha, pero esta vez individualmente, mientras el otro preparaba la cena.

—¿Peli o Serie?— pregunté mientras se sentaba en el sofá.

—¡Puff! Tengo que seguir estudiando...

—Siempre igual. Podrías dejarlo por un día y quedarte conmigo.

—Sabes que no puedo.

—Déjalo entonces.

Cada uno hizo lo suyo hasta que nos juntamos en la cama, simplemente para dormir. La tensión se rompería en cualquier momento, con una palabra, con un suspiro, con lo que fuera. La vela se consumía y no había recambio para que siguiera prendida la llama. Llegó el momento de cerrar los ojos y esperar que el sol me obligue a abrirlos.

El despertador suena y me levanto de la cama, sin gana alguna del día que me espera. Reuniones cada dos horas, que se podrían alargar hasta bien entrada la tarde. Eso me quitaría el café de la tarde. Bueno, se lo voy a recompensar con un ramo de flores, eso siempre funciona.

Es infernal cuando te enfrentas a tantas reuniones en un sólo día. Tanto mi cuerpo como mi mente están tan exhaustos que no puedo dar ni un paso y pensar en más informes.

Cojo el teléfono para llamar a Sheila, pero me salta el contestador. Es raro, pero pienso que estará estudiando y habrá dejado el móvil en silencio.

Me preparo para salir e ir a casa, pero antes paso por la floristería y comprar las flores, un ramo de violetas, las que más le gustan a Sheila. Llegó con dos horas de retraso, meto la llave en la cerradura y la llave está echada.

—"¡Qué raro!"— pienso para mis adentros.

Abro la puerta y la encuentro vacía.

Un sonido distante me hace olvidar la situación. La melodía de una canción me lleva hasta un rincón del salón.

—¡El móvil de Sheila!— lo recojo del suelo y miro la pantalla, donde aparece ja foto de su hermana. Lo cojo y contesto la llamada para descubrir que también está preocupada, puesto que no sabe nada de ella desde esta mañana.

Reviso el resto del piso. ¡Nada! Ni una simple nota que leer.

Decido salir a la calle, si por un casual, algún vecino la vio dirigirse a algún lugar. Pero nunca su móvil atrás, siempre le acompaña donde quiera que va.

Ni el vecino del tercero, ni del segundo, nadie sabe nada y eso me hace pensar mal.

Vuelvo a mirar su móvil, un mensaje no enviado. Destinatario, yo...

Leo esas primeras frases, esas palabras que tanto he añorado, "amor mío...", descubriendo que ha salido en mi encuentro, que por fin se ha dado cuenta que yo soy lo que necesita, que los errores se pueden perdonar, que todos estamos en el mismo tablero disponiendo las mismas piezas y todos podemos realizar los mismos movimientos. Todos podemos fallar.

Recorro la corta distancia que separa nuestro piso del Café que solemos frecuentar, abro la puerta y no la encuentro en su sitio habitual, no la han visto ni un entrar.

Ya mis pasos cansados, se dirigen de vuelta a casa, con la esperanza que esté en la entrada.

Una vibración. Mi móvil.

—¿Ruiz?

—¡Sí, diga! ¿Qué desea?

—Es sobre Sheila, su pareja...

Los segundos que transcurren mientras me cuenta lo sucedido, se me hacen eternos. Alguien, alguien..., no lo puedo no decir.

Han pasado ya tres meses y sigo sentado frente a ella. La observo y repaso las letras grabadas de la lápida..., nadie puede acostumbrarse a estos momentos. Deposito un ramo de violetas encima de los otros tantos que he ido dejando en todo este tiempo.

Ya no parece un cementerio, sino un jardín de violetas para la mujer que más quiero.

FIN.

May 27, 2019, 10:24 p.m. 0 Report Embed Follow story
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The End

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