FUERTE POR NATURALEZA Follow story

En un paraje lleno de verdor creció un árbol, el cual tuvo la fortuna, dicen algunos, de germinar en el borde de la loma por la cual el viento soplaba con mayor fuerza. En tiempos de verano su fuerza era mayor, lo cual invitaba a disfrutar del poderío del aire fresco que se paseaba por aquellos paisajes. Sauce, el árbol, como era conocido, comenzó a crecer de forma particular, su follaje siempre estaba en dirección del viento, situación que lo hacía un tanto diferente a sus demás compañeros que crecían en la misma loma. Sus ramas parecían terminar un combate feroz; lucía como si recién hubiera terminado una carrera llena de obstáculos y dificultades; en todo tiempo daba la impresión de estar cansado y abatido. Alguien dijo: “¡está viejo!”

Sus compañeros lo apodaban “Único Sentido”. Así, pasaba el tiempo y Sauce seguía creciendo sin tener control sobre sus ramas; pero comenzó a notar que su fuerza, resistencia y flexibilidad eran mayores que las de sus compañeros, ya que cuando el viento arreciaba lo soportaba con mayor facilidad pues muchos de sus parientes se doblaban hasta caer o eran arrancados sin dificultad, una guerra anunciada pero sin victorias. Sin embargo, nadie parecía notar lo sucedido.

Cierto día, la mirla, un visitante común, se posó sobre una de sus ramas para descansar y percibió que Sauce no parecía estar satisfecho con su desarrollo y le preguntó: “¿Por qué te mueves tanto? ¿Acaso estás siendo atacado por hormigas?”. Sauce inmediatamente le respondió: “¡Nooo! Es el viento quien me obliga a moverme y no he logrado detenerle para preguntarle: ¿Por qué siempre usas este camino?” Su voz fue tan fuerte que todos a su alrededor notaron que algo andaba mal. El ave, un poco consternada por lo escuchado, replicó: “¡Cálmate! ¿Acaso no has notado que tu fuerza es mayor y que eres el único que puede saludar al viento antes de perderse entre tus compañeros?”

Sauce sonrió entre ramas, diciendo: “Señor viento, cuando pases no estaré más enojado contigo, quiero ser el primero en recibirte”. Mirla canto de alegría volando a su alrededor y se despidió diciéndole: “Siempre has sido fuerte, pero el viento te perfeccionó”.