Una vieja acostada en su cama .
Una habitación oscura.
Un reloj sonando.
- tic toc tic toc .
Los ojos de la vieja bien atentos a aquel sonido.
Pero ustedes dirán: -¿qué es lo raro en esta historia?…
Nunca hubo un reloj en la casa de la vieja.
Y entonces?
Muchos dirán que estaba loca, pero no había nada en su mente.
Tic toc tic toc …
El reloj seguía escuchándose en sus oídos.
A todas horas.
Así pasaba sus días acompañada solo del sonido constante.
Por dentro, pedía a gritos tener un silencio.
Hasta que un día pasó lo inesperado.
Al despertarse; un fuerte dolor en el pecho se apodero de su cuerpo
Sentada; en sus oídos había un silencio que hasta la atormentaba.
Gotas de sudor caían de su frente hasta el suelo.
El aire le faltaba.
Su cuerpo no resistió más y cayo tendida.
Katia Bosca
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