La mañana que desperté fue muy rara, sensaciones de no poder controlar mis movimientos, el día continuaba y no podía darme el lujo de perder tiempo.
En casa no estaba mi esposa ni mis hijos solo una nota que decía :” almorzamos en la casa de mama”.
Seguí con mi rutina pero sentía ansias de ver a mi familia, sabia que en la tarde cuando regresaba los iba a ver pero de alguna maneras las ansias crecían.
Debía hacer unas compras en una casa de electrónica, mientras esperaba ser atendido sentí un ruido como el golpe de un chapón, no le di importancia, salí y fui a la tienda de al lado compre unos peluches y sentí otra vez el mismo ruido, pero me preocupaba porque al parecer solo yo lo escuchara. Pensé q me estaba volviendo loco, quería llegar a casa, abrazar a mi familia y en la cena contar lo que me paso en la tienda.
Ahora me asustaba, porque cuando regresaba a casa seguía escuchando esos ruidos raros. A una cuadra de llegar me sentía un poco mas tranquilo, solo quería abrazar a mi familia. Antes de entrar por la puerta veía como mis manos se ponían borrosas, escuchaba las voces de mis hijos jugando y al querer abrir la puerta toda mi visión se volvía borrosa y de repente todo nítido y yo estaba acostado, ahora veía una banca de metal, un inodoro y una puerta de chapa verde, en ella una rendija pequeña con la luz de una linterna y alguien detrás diciéndome “recuento, por favor póngase de pie” solo fue un buen sueño y aun sigo aquí en esta maldita prisión
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