gerendo01 Gerendo 01

La falta de presencia de Akari hace que muchas veces, hasta que no dice o hace algo, sus amigas no se den cuenta de que está allí. ¿Pero qué pasaría si su presencia disminuye tanto que ni esforzándose al máximo consigue hacer que la gente note su presencia?


Fanfiction Anime/Manga All public.

#akari #sufrimiento #dolor #sufrimiento-y-dolor #drama #angst #pain #suffer
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Resfriada

Nota: El título de esta historia es el de la desaparición de Suzumiya Haruhi, pero cambiando Suzumiya Haruhi por Akaza Akari. Sin embargo, aún no he visto ese anime, así que esta historia no está basado en él. Cualquier similitud con la desaparición de Suzumiya Haruhi es pura coincidencia.

Nota 2: Este fic está inspirado en el fic Forgotten Akari, pero no es un plagio de éste. Al estar inspirado en éste, hay algunas cosas que se parecen, pero no es un plagio.  



Las cuatro chicas del Club del Entretenimiento estaban pasando el tiempo, como siempre. Kyoko estaba leyendo manga, Akari y Yui estaban haciendo deberes, y Chinatsu estaba preparando el té.

-Aquí tenéis el té. – Dijo Chinatsu volviendo a la sala. – Ah, ah.. ¡Achún!

-¿Estás resfriada, Chinatsu-chan? – Preguntó Yui.

-No, no es nada.

-Eso te pasa por no hacer mano-gárgaras. – Dijo Kyoko.

-No vuelvas otra vez con eso, no sirve de nada.

-¡Por supuesto que sirve! – Dijo Kyoko inflando el pecho con orgullo. – ¡Fijaos en mí, si no! Yo hice mano-gárgaras…

-Y te resfriaste. – Terminó la frase Yui, dejando a Kyoko con una sonrisa estúpida.

-¡Yui, tú no las hiciste y te resfriaste!

-Y tú las hiciste y te resfriaste. – Volvió a decir Yui, dejando otra vez a Kyoko con la misma sonrisa estúpida.

-¡Chinatsu-chan, tú no las hiciste y te resfriaste!

-Y tú las hiciste y te resfriaste. – Dijo esta vez Chinatsu, volviendo a dejar a Kyoko igual.

-¡Akari, tú no las hiciste y te… – Kyoko se detuvo. – Un momento… Akari, tú no te has puesto nunca enferma, ¿no?

-¿Eh? Pues… Ahora que lo dices…

-Es cierto, yo nunca te he visto enferma, Akari-chan. – Dijo Chinatsu.

-Es verdad, yo tampoco, ni siquiera cuando éramos pequeñas. – Agregó Yui.

-Akari, tienes una salud de hierro.

-¿Tú crees? – Preguntó Akari un poco sonrojada.

-Por supuesto. De todas nosotras, eres la única que no se ha puesto enferma nunca. Tienes unas defensas increíbles.

-Bueno… Puede que sí… – Dijo Akari feliz, poniéndose un poco roja. – ¡Sí! ¡Es cierto! ¡Soy Akaza Akari, la chica con el mejor sistema inmunológico del Club del Entretenimiento! ¡Las enfermedades me temen! ¡Venga, virus, bacterias, lo que sea! ¡Venid si os atrevéis! ¡No tenéis nada que hacer contra Akari, la chica con las defensas más potentes de la escuela! Jajajajajaja…

-38,6 grados. – Dijo Akane leyendo la cifra que marcaba el termómetro. – Tienes mucha fiebre, no puedes ir a la escuela así, será mejor que te quedes en casa hoy. Voy a preparar una infusión, ahora vuelvo.

-Sí… – Dijo Akari lamentándose en la cama mientras su hermana salía de la habitación. – Ugh… Eso me pasa por hablar…

-¡Akariiiii! ¡Sal!

Akari escuchó a Kyoko gritar desde la calle. Akane abrió la puerta.

-Lo siento chicas, Akari está enferma, no podrá ir a la escuela hoy.

Kyoko: ¿Qué?

Yui: Increíble, precisamente el otro día decíamos que ella era la única de nosotras que no se había puesto enferma nunca.

Chinatsu: ¿Cómo se encuentra?

-Pues tiene mucha fiebre, no creo que pueda ir a la escuela en unos días.

-Qué pena. Después de clases pasaremos a ver como está.

Todas las chicas escucharon un fuerte estornudo proveniente de dentro de la casa.

-No os lo recomiendo, podríais contagiaros. Cuando se haya mejorado ya le diré que os llame, ¿de acuerdo?

-De acuerdo. – Asintió Yui. – Espero que se mejore pronto.

-Gracias, adiós chicas. Que os vaya bien la escuela. – Dijo Akane mientras las chicas se iban.

-Gracias. – Respondieron las chicas volviendo a emprender su rumbo a la escuela.

Ya lejos de Akane, Kyoko dijo:

-Eso le pasa por no hacer mano-gárgaras.

Yui: Ya basta con eso.

Akane fue a la cocina y puso a hervir un poco de agua. También llenó un pequeño barreño de agua y lo llevó junto con una toalla a la habitación de su hermana. Lo puso en la mesa de noche, mojó la toalla en el agua, y después de escurrirla un poco, la puso en la frente de Akari.

-Gracias, onee-chan.

-¿Cómo te encuentras?

-Me rueda la cabeza y tengo algo de frío, pero estoy bien.

-No, no estás bien. Debes reposar, Akari.

-Onee-chan, estoy bi… – Akari empezó a toser.

-¿Lo ves como no estás bien? Debes descansar.

-Ugh… Y precisamente el viernes hablábamos de que yo era la única de mis amigas que nunca se había puesto enferma.

-Sí, eso he oído.

-Eso me pasa por hablar…

-¿Quieres que llame a nuestros padres?

-No, no hace falta. No quiero que se preocupen. Seguro que me recupero pronto, y no quiero hacer que se preocupen en vano.

Los padres de Akari y Akane habían ido hacía unos días a Hokkaido por motivos de trabajo, y no volverían hasta dentro de unas cuantas semanas. En principio habían pensado en llevarse también a sus hijas, pero gracias a la insistencia de éstas, sobre todo de Akari, que no quería separarse de sus amigas, les dejaron quedarse, ya que ambas demostraron ser lo suficientemente maduras como para cuidarse por sí solas.

El ruido proveniente de la tetera de la cocina era la señal de que el agua ya estaba hirviendo.

-El agua ya está hirviendo. Voy a la cocina, ahora vuelvo.

-Sí.

Akane se dirigió a la cocina, apagó el fuego y vertió el agua de la tetera en un vaso, al cual puso un sobrecito con manzanilla. Después volvió a la habitación con su hermana.

-Toma, he preparado un poco de manzanilla. – Dijo acercándole el vaso. – Está muy caliente, así que ten cuidado.

-Sí.

Akari se incorporó lentamente y tomó el vaso que su hermana le había traído. Efectivamente estaba muy caliente, así que tuvo que soplar durante un rato antes de poder empezar a dar pequeños sorbos para evitar quemarse. En unos minutos Akari se terminó la infusión.

-Gracias, onee-chan.

-No hay de qué. Ya sabes que yo siempre estaré aquí para ti.

Akane quitó la toalla que tenía Akari en su frente, que ya empezaba a estar caliente, y la volvió a mojar antes de volver a ponérsela mientras Akari volvía a acostarse. Después tomó el vaso con el que le había traído la infusión y se dirigió a la salida.

-Te dejo que descanses Akari. Si necesitas algo solo avísame. Dejaré la puerta ajustada para oírte si me llamas.

-Sí.

Akane se marchó de la habitación de Akari y fue a lavar los platos y después a avanzar tarea de la universidad. En otras circunstancias Akane habría aprovechado para tener fantasías R+18 con su hermana, pero ahora que ella estaba aquí no podía arriesgarse a que la escuchara o que la viera.

Pasaron las horas y llegó la hora de comer. Akane fue a la habitación de su hermana para ver cómo se encontraba. Al ver que estaba dormida se acercó a ella. Aun estando mojada por el sudor y con el pelo despeinado seguía estando preciosa.

-Akari…

Akane le acarició una mejilla apartándole suavemente el pelo.

-Nnn… ¿Onee-chan?

-Oh, lo siento, Akari. ¿Te he despertado?

-Tranquila, no te preocupes. ¿Qué hora es?

-Ya es casi la hora de comer. ¿Tienes hambre?

-La verdad es que sí…

-Voy a prepararte un poco de arroz hervido, ¿de acuerdo?

-Sí. – Dijo Akari intentando sonreír.

Akane volvió a mojar la toalla antes de volverla a poner en la frente de Akari. Después fue a la cocina a preparar el arroz.

Unos minutos más tarde Akane entró en la habitación de su hermana llevando el plato con arroz junto una cuchara y una servilleta en una bandeja, la cual dejó en la mesa de noche, apartando un poco el barreño. Después cogió la silla que Akari tenía en el escritorio y la puso al lado de la cama para sentarse junto a Akari.

-Toma. – Dijo Akane cogiendo el plato con una mano y la cuchara con la otra, acercándoselo a Akari.

-Gracias. – Respondió la pequeña incorporándose y quitándose la toalla de la frente.

-No tienes por qué darlas, es mi deber como hermana mayor cuidar de ti, Akari.

-Onee-chan…

-Vamos, abre la boca. – Dijo Akane cogiendo un poco de arroz con la cuchara y acercándosela a la boca de Akari.

Ésta lo hizo, permitiendo que su hermana la alimentara. Akane volvió a coger algo de arroz.

-Otra vez.

Akari volvió a abrir la boca, a lo que Akane le dio otra cucharada del arroz. Akane siguió dando de comer a Akari, hasta que ésta se dio cuenta de algo.

-Onee-chan, ¿a qué hora empiezas la universidad?

-Las clases empiezan dentro de una hora, pero da igual. No voy a ir.

-¿Qué? ¿Por qué? – Exclamó sorprendida Akari.

-¿Cómo que por qué? Akari, estás enferma. Debo cuidar de ti. – Respondió Akane seriamente.

-Pero no es necesario que te saltes las clases.

-Ya le pediré a Tomoko que me pase los apuntes.

-No. Onee-chan, debes ir. – Dijo contundentemente Akari, sorprendiendo un poco a Akane.

-Akari…

-Onee-chan, no puedes dejar de ir a clase porque esté enferma.

-Akari… ¿Es que… No quieres que esté contigo?

¡No, no es eso! – Respondió rápidamente Akari. – Me alegra mucho que estés tan preocupada por mí, y te agradezco todo lo que estás haciendo, pero no por eso debes dejar de ir a clases.

-Pero si te dejo sola… Si te pasa algo mientras no estoy, ¿qué vas a hacer?

-Onee-chan, solo tengo fiebre. Estoy bien. No me estoy muriendo ni nada. – Akari abrazó a su hermana. – Pero te agradezco que te preocupes tanto por mí.

-Akari…

-Onee-chan, te quiero.

Akane le devolvió el abrazo.

-Yo también te quiero, Akari.

Las dos se quedaron abrazadas durante unos segundos. Al empezar a alargarse un poco el abrazo Akari fue la primera en decir algo.

-Onee-chan… Vas a llegar tarde.

-Oh, sí, perdona. – Dijo soltando a Akari.

Akane volvió a mojar la toalla y la puso de nuevo en la frente de Akari, la cual se acostó en la cama.

-Te dejo el plato con el arroz aquí por si después tienes hambre, ¿de acuerdo?

-Sí.

Akane se dirigió a la salida de la habitación, pero se detuvo cerca de la puerta. Con preocupación en la cara, miró a Akari.

-Akari… ¿De verdad… ¿Estás segura?

-Onee-chan, estoy bien. Vamos, ve.

Akane, al final, terminó accediendo.

-Sobre todo no hagas ningún esfuerzo. Quédate en la cama reposando, ¿vale?

-Sí…

Por el tono de vez de Akari, Akane intuyó que empezaba a molestarle un poco que insistiera tanto, así que simplemente se despidió.

-Está bien… Nos vemos más tarde. Hasta luego. – Dijo saliendo de la habitación.

-Hasta luego. – Respondió Akari.

-Mi hermana es muy sobreprotectora. – Pensó Akari. Entonces se le esbozó una sonrisa en su cara. – Pero me gusta. Si me cuida tanto es porque me quiere mucho. – Akari cerró los ojos. – Yo también la quiero.

Akari se disponía a dormir, pero en ese momento empezó a toser, hasta el punto de que tuvo que incorporarse para poder parar, cosa que le hizo caer la toalla de su frente.

-Arg… Maldito resfriado… – Susurró para sí misma.

Akari volvió a tumbarse y a ponerse la toalla, intentando dormir y no pensar en el resfriado, cosa que le era muy difícil.

Akane no paraba de mover nerviosamente el bolígrafo que sostenía con el pulgar e índice, dando golpecitos con ambos lados de éste en la mesa, lo que llamó la atención de Tomoko.

-Akane, ¿estás bien?

Pero no obtuvo respuesta.

-Ey, Akane. – Insistió. – Akaneeeee. – Dijo finalmente pasando su mano por delante de sus ojos.

-¿Eh, qué? Ah, Tomoko. Perdón, ¿qué pasa?

-¿Qué te pasa a ti? Estás como ausente.

-Sí… Es que Akari está enferma.

-¿Qué? ¿Akari-chan?

-Sí. Estoy muy preocupada.

-¿Cómo se encuentra? – Preguntó Tomoko preocupada.

-Tiene mucha fiebre. Ella dice que está bien, pero yo estoy muy preocupada.

-Te entiendo perfectamente. Yo también tengo una hermana y es normal que te preocupes por ella. Yo también estaría preocupada por Chinatsu.

-¿Crees que se pondrá bien?

-¡Claro que sí! – Respondió Tomoko con una sonrisa. – ¿Tan mal está para que te preguntes esto? – Dijo algo más seria.

-No lo sé. Akari nunca se había puesto enferma antes. Estoy muy preocupada.

-Tranquila, ya verás cómo pronto se recupera.

Al ver que Akane seguía preocupada, Tomoko le puso una mano en el hombro y le dijo con una pequeña sonrisa:

-Oye, ¿quieres ir a casa? Ya me encargaré yo de decirle al profesor que te has ido porqué tu hermana está enferma.

Akane se sorprendió un poco.

-De hecho yo quería quedarme en casa, pero Akari me dijo que viniera. Si vuelvo tal vez se enfada.

-Estoy segura de que eso no pasará. Tal vez por fuera se muerte algo molesta, pero estoy segura de que por dentro se sentirá muy feliz.

-¿Tú crees?

-Segura. – Después de una pausa Tomoko siguió. – Vamos, ve a cuidar a tu hermana.

-Tomoko… – Akane le devolvió su misma sonrisa. – Gracias. – Akane recogió rápidamente sus cosas. – Nos vemos mañana.

-Adiós.

Akane se dirigió rápidamente a coger el tren en dirección a casa. Durante el trayecto no dejó de pensar en Akari. Si bien temía que Akari se molestara por haber vuelto para cuidar de ella cuando le había dicho que fuera a clase, lo que le dijo Tomoko, la había calmado un poco, y decidió que aunque Akari se molestara con ella intentaría que no la afectara y mantener la compostura, ya que en realidad la quería.

Después de un tiempo que a Akane se le hizo eterno, finalmente llegó a su casa. Cuando entró, lo primero que vio fue a Akari tirada en medio del suelo.

-¡AKARIIIII!

Feb. 23, 2019, 11:59 a.m. 0 Report Embed Follow story
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