Aún se escucha -el ayer-
como un resplandor que ha cegado la realidad
y me recorre el cuerpo
tatuando mi memoria irremediablemente.
Silencio que grita
que me encierra en una jaula
libertad sin camino
libertad sin palabras
libertad sin manos
quisiera ser pasado y morir con él,
quisiera ser sonido y callar,
quisiera ser sombra sin conocer la luz.
¿Quién dijo que aquí hay ruinas?
si yo escucho risas de juegos todavía
y huele al guiso de la vecina.
¿Quién dijo que aquí hay guerra?
si veo a las familias abrazadas
veo una pareja que se besa
veo unos ancianos que cantan.
¿Quién dijo que aquí no hay esperanza?
si mis amigos y yo leemos libros,
para ir a la universidad,
ser doctores y curar a Anita, nuestra amiga.
También queremos ser deportistas,
pilotos de avión y tocar en una orquesta,
¡vamos a crecer!
Aún se escuha -el ayer-
mi mamá llamandome a comer,
mi hermanito en la tina tomando un baño,
mi abuelo leyendo un libro,
las pilas de monedas que junté limpiando zapatos
y el violín de Don Isidro que me encanta oír.
Es mío, ¡el ayer es mío!
¿Quién lo arrebata como si fuera el dueño?
¿Quién puede destruir mis recuerdos como si fueran casas?
¿Quién quiere arrancarnos de la vida?
No me queda nada más,
el silencio me grita y me espanta,
cierro los ojos para seguir viviendo,
para percibir colores,
para ver a mi mamá feliz,
para ver a Anita jugando con nosotros
y a mi hermanito decir mi nombre.
No abriré los ojos,
porque aún se escucha -risa-
no quiero hablar,
porque aún se escucha -el violín-
no quiero despertar,
porque aún se escucha -el ayer-
quisiera ser pasado y morir con el,
antes que llegue este silencio asesino.
Lizet Rangel
1 febrero 2019
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.