Me paro con desamparo,
con una cámara prendida a mi lado.
Entre viento y metralla la vida se calla,
se calla hasta que aquel ruido se vaya.
Me pregunto entre escombros
¿Por qué ya no me asombro?
Quizás es el peso en sus hombros
o simplemente el miedo del no retorno.
No sonrío, tengo frío.
Ya no miro, el paisaje da escalofríos.
La tristeza inexistente,
ahora somos fotos, no gente.
Me gustaría comer nuevamente,
pero me olvido totalmente,
que el mundo está demente.
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