Había en mis pensamientos un profundo anhelo de vivir,
Era una llama inextinguible que me gritaba
¡Ya basta!
Con sus últimos sollozos llenos de agonía.
¡Esto es la guerra...
Esto es la guerra! era el cantar de todos mis días,
Días manchados de sangre
Segundos en los que parecía que iba a morir.
Pero en donde hay de tanta muerte y dolor,
Conocemos a la esperanza.
Una vieja amiga de la infancia,
Pero esta vez, vino disfrazada.
Se escondió en un viejo piano,
Para que no la pudiesen ver.
Y me mostró que aún se podía vivir,
Que aún se podía ser feliz.
Me repetía ella todos los días.
“Cuando las lágrimas parezcan escaparse sin control,
Y las fuerzas de tus lomos desaparezcan. Sólo mírame”
Me enseñaba con paciencia.
Con la frente en alto ella me susurraba:
“El espectáculo tiene que continuar”
Y entonces como si fuese su última vez,
El piano comenzaba a sonar.
¡Ah, Bendita hermosura de blanco y negro!
La razón de nuestro existir en un clímax sonoro,
Es una lástima que toda canción tenga que concluir,
Que todo tenga que dejar de sonar.
Lo último que recuerdo,
Un fuerte estruendo nos derrumbó
Una fuerte bomba nos sorprendió
Pero aun así...
Ahora me río de la muerte y me sacudo de su suciedad
Me levanto de entre los escombros
Y con mis últimas fuerzas decido burlarme de la maldad,
Todos los grises del cielo se volvieron luces brillantes.
Y ella me dijo antes de marcharse:
“Ahora quiero que hagas una última cosa para mí,
Contempla a ésa cámara.
Ahora todos van a hablar de ti”
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.