Los abrazos de mamá Toti siempre me parecieron fríos, aun cuando estaba con vida, y ahora que solo es el fantasma de un recuerdo inmiscuido en mis sueños se sienten igual de reales, con los brazos tan helados y el sentimiento de cercanía distante, como quien te presenta un corazón congelado protegido por una vitrina de cristal innaturalmente irrompible.
Esa noche la ví Estaba vestida como lo está en mi memoria, con un vestido floreado y el delantal cuadriculado color azul. Me miraba severa, acusativa, gélida, así como me recriminara el haberme casado sin guardar luto o el hecho de que lo hice a escondidas de todos los Estrada. Yo era una traicionera de la sangre a sus muertos ojos negros. La ví sentada a la orilla de mi cama, observándome dormir con la cabeza altiva y aquella horrible sensación de incomodidad.
Ojalá hubiese sido solo un instante, pero la visión duró tanto tiempo que logró tocarme el alma y apretujarla, estrujarla con sus delgados dedos. Giré la cabeza hacia ella y pestañeé varias veces para aclarar lo que tenía enfrente, pero ella seguía ahí. Entonces, suspiró largo y profundo, se inclinó hacia mí y me abrazó, fundiéndome en la agonía de la frialdad de sus extremidades.
Mi corazón se detuvo por un segundo y un violento escalofrío recorrió todo mi cuerpo, arremolinándose en mi espalda. Me invadió la necesidad de salir de mi cuerpo ardiendo, de desgarrar mi piel con las uñas y quitarme aquel terror que me impregnaba como una gruesa capa de viscosidad.
Luché contra esa cosa que me apresaba los brazos y gritaba mi nombre: ¡Valén, Valén, Valén! Mamá Toti me agarraba con más fuerza a medida que intentaba apartarla. El terror se convirtió en una sábana que cubría mi rostro impidiéndome la respiración, también era un temblor compulsivo que lograba retorcer mis extremidades como si fuese sometida a descargas eléctricas.
Entonces, calma.
Mamá Toti desapareció. No había rastro de ella y temí lo peor.
Usé esos segundos de tregua para volver a respirar, pero pronto llegó una cosa más… de la nada fui arrancada de aquella escena y colocada en mi misma cama, luchando violentamente contra Hernán y su rostro pálido de espanto.
—Era… —Reuní las fuerzas para explicarme entre jadeos y temblores.
—¿Mamá Toti?
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.