No puedo ignorarlo, pretender que se ha esfumado, cantando a lo lejos canciones de niños, sus guitarras eléctricas se han comido una planta solar.
Escribí una carta diciendo, “Adiós, hasta nunca, me voy”. Y funcionó, por semanas, hasta que me acuerdo de mi abusador, mi violador y lloro, y te recuerdo a ti… no puedo dejarlo ir.
Con el rencor más adormecido , escucho noticias sobre ti, con ira espero que estés bien, con remordimientos y ansiedad, me entero de que no es así… y no puedo dejarlo ir.
Me invento escenas donde ya he superado todo, donde soy una mejor persona, para ti, para mí.
Un examen ADOSado a una mala conciencia, electrodos en la plena ausencia; se corroen mis buenas intenciones, me siento molesta otra vez.
Demencia, me parece que la depresión me causó demencia; así al parecer invité al abusador a la cama, maté a mi prima hermana, me bebí la sangre de un brasero, disparé a mi reflejo frases hirientes, sin llegar a entender a qué me refería y aún así, no puedo dejarlo ir.
El incendio cobró mil vidas, parece que a Dios se le olvidó que sigo aquí dormida, y por eso, no puedo dejarlo así,
No puedo dejarlo ir.
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