giovan Giovan Gomez

Este cuento futurista ofrece al lector la oportunidad de explorar un mundo de seres diminutos, en una historia que mezcla astronomia y algo de suspenso.


Science Fiction All public.

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La morada de los más fuertes, ¿Quién tiene el control de la tierra?

… “Mientras estamos en nuestro planeta, el universo sigue evolucionando, unas galaxias tienden a desaparecer y otras surgen en algún lugar del cosmos en el momento preciso. Nuevas formas de vida, unas inferiores y otras superiores al hombre, están surgiendo y compitiendo. El futuro es incierto para nosotros los hombres, sin embargo, otros seres infinitamente pequeños han mostrado que ser simples ofrece ventajas”…

Eran las 5:00 am del 12 de septiembre del año 2060 y Robert estaba recordando en su sueño las palabras del profesor Pablo Castell, director del curso de cosmología en la Universidad de Harvard. De repente, el sueño fue interrumpido, su reloj despertador anunciaba que era hora de levantarse y que un nuevo día de trabajo comenzaba.

Sin lograr salir del asombro por el contraste entre lo que acababa de soñar y lo que estaba ocurriendo en el planeta, Robert se levantó. Todos los noticieros indicaban que de continuar las emisiones de dióxido de carbono (CO2), en un plazo de diez años el 60% de la humanidad estaría en riesgo de desaparecer y que no habría marcha atrás. Finalmente, lo que se había anunciado desde 1960 por George Keel con sus mediciones sistemáticas de los niveles de este gas en la atmósfera, y lo que se veía venir desde el fracaso del protocolo de Kyoto, se estaba haciendo una realidad.

Como resultado del aumento de la temperatura global, varias enfermedades tropicales afectaban con mayor fuerza a la población mundial. Los mosquitos transmisores del parásito de la malaria se habían adaptado a las nuevas condiciones ambientales y habían logrado poblar zonas donde antes no se encontraban, incrementándose la cantidad de personas afectadas por esta enfermedad. Los investigadores a nivel mundial, se encontraban en un grado de alta tensión, no sabían las medidas que deberían tomar. Siempre se hablo de lo que podía pasar, pero nunca se mencionó cuales serían la formas de atacar el problema o mas bien, las causas del problema.

Inesperadamente, su teléfono celular timbró, un poco distraído por las ideas que lo ocupaban, demoró en escucharlo.

-Hola - contestó Robert:- ¿Con quién hablo? -

–Sí, soy William Scott, director de la misión MundoMicro-

Robert se dio cuenta de que quien interrumpía ahora sus lunáticos pensamientos era su jefe.

-Perdón Doctor, no reconocí su voz- respondió Robert, -es que…

-No te preocupes, necesito que te presentes en la Agencia Internacional de Investigaciones Extraterrestres (AIIE) de manera inmediata.

-¿Acaso hay alguna novedad?-

-Te comentare todo en una reunión que acabo de programar; a las 8:00 am vendrá todo el personal – mencionó William.

- Está bien, allí estaré- respondió Robert

Robert colgó la llamada. No imaginaba el anuncio que estaba por recibir en solo algunos minutos; era un hombre inteligente y en su cabeza empezaron a surgir numerosas hipótesis de lo que se anunciaría, mas ninguna de ellas, por extraordinaria que fuera, se acercaba al verdadero motivo de la reunión.

Desde niño había soñado con ser un gran científico; en su casa intento varios experimentos con resultados nefastos, pero su capacidad innovadora y observadora no tenia limite; ya en el colegio, empezó a perfilarse como un genio de la biología y la física, campo por el cual oriento sus estudios profesionales en la Universidad de Antioquia, Colombia y posteriormente, los complemento en la Universidad de Harvard; se constituyó en un destacado microbiólogo dentro de la comunidad científica del país y el mundo, hasta lograr entrar a la NASA con la misión de descubrir e investigar microorganismos extraterrestres.

Rápidamente, Robert entró al baño de su apartamento y abrió la tina. Mientras el agua caía sobre su rostro cerró los ojos y recordó aquella experiencia durante la última visita al planeta Gliese 581, situado a 20.5 años luz de La Tierra, hacia seis meses. A su mente, llego el momento en el que mientras una maquina sofisticada de la NASA denominada ERMUEX (que significa, Equipo para la Recolección de Muestras Extraterrestres) recogía muestras del suelo, apreció a través de su máscara protectora, a solo 5 metros, como sus compañeros de misión Peter y Paul observaban asombrados, los resultados arrojados por el equipo. Rápidamente, Robert se acercó a la pantalla, sorprendentemente todo indicaba la presencia de microorganismos.

- Pero, ¿realmente son microorganismos? Preguntó Robert a sus compañeros de tripulación

-Robert, todo parece indicar que si, pero aún no lo creo… - Respondió Andrew, compañero de tripulación.

Mientras todos seguían observando estupefactos la pantalla, los resultados de una serie de análisis obtenidos por el equipo eran revelados, cada segundo era de sorpresa. Todo parecía indicar que estos seres nunca antes vistos sobre Gliese 581 podrían resistir condiciones extremas de temperatura, sal, humedad y, lo más sorprendente, eran capaces, al parecer, de sobrevivir a altas concentraciones de dióxido de carbono, y lo mejor es que daban indicios de poder transformarlo en oxígeno y otros metabolitos de grandes cadenas carbonadas.

Mientras una luz de esperanza por su planeta Tierra rodeaba la mente de Robert y sus compañeros de tripulación, otra serie de análisis eran realizados por la maquina y otras muestras eran colectadas.

-Ahora, ¿Resistirán el medioambiente de nuestro planeta Tierra? – Preguntó Andrew. Es necesario colectar una buena cantidad de muestra para seguir analizándolos en la tierra y tratar de cultivarlos.

-Claro que sí – Respondió Robert.

Por unos segundos, todos se formulaban una serie de preguntas, ¿Estará la NASA dispuesta a revelar al mundo entero el gran descubrimiento?, ¿Qué implicaciones a nivel mundial podrá tener este hecho?

Minutos después de que el ERMUEX recolectó varias muestras de la superficie de Gliese 581 y las almacenó en su interior, el equipo entró nuevamente al transbordador espacial para continuar estudiando más características de ese planeta en otros lugares cercanos.

Pronto, el televisor ubicado dentro del transbordador espacial, que recibía la transmisión satelital desde su planeta de origen, mostró a William Scott,

-Desde aquí de la tierra habla William Scott, ¿Me escuchan?

-Claro que si Scott - afirmó Robert

-¿Y que han encontrado durante la última tarea que se les encomendó? – Preguntó Scott.

-Algo muy sorprendente, pero apenas lleguemos a La Tierra queremos reunirnos inmediatamente para que usted contemple personalmente lo que nosotros ya hemos observado. -Dijo Robert.

-Scott, recibió con grandes expectativas esta propuesta y dijo - bueno, si esos son sus deseos, será así, solo espero que sean cosas maravillosas.

-Claro que si - respondieron todos dentro del transbordador.

-Quizás, hoy hemos encontrado la solución a algunos problemas que se han venido acumulando en nuestro planeta durante años, pero aún no nos atrevemos a asegurarlo – afirmó Robert

La conversación duró unos minutos, toda la tripulación se despidió momentáneamente de Scott y continuaron su trabajo. Solo faltaban 10 horas para culminar la misión sobre el planeta Gliese 581 y estarían nuevamente de regreso a La Tierra. Mientras continuaban recorriendo la superficie del planeta, observaron como aparentemente no existía más que rocas, arena y uno que otro material desconocido por ellos que quizás era propio de allí.

Todos permanecían en silencio como si meditaran o reflexionaran, en sus rostros se dibujaba la esperanza y el optimismo, dentro de cada uno de ellos los pensamientos ilusorios aparecían como acto seguido del que podría ser uno de los más significativos hallazgos a favor de la supervivencia del planeta, en tanto, Robert recordó sus clases en la Universidad de Harvard y con estas, la discutida teoría del Big-Bang y las eras geológicas; pensó que tal vez aquel planeta estaba pasando por un tiempo Precámbrico parecido al de La Tierra. Quizás átomos, moléculas, compuestos, células y los primeros seres “simples” comenzaban a aparecer en la superficie y tal vez, dentro de unos siglos, este llegaría a convertirse en un planeta con una amplia variedad de seres. Sin embargo, lo que más admiraba Robert de aquel lugar, era la capacidad de estos primeros seres para usar compuestos complejos, desde el punto de vista químico, como fuente de energía, y generar metabolitos que en el planeta Tierra podrían, eventualmente, ser de gran utilidad.

El viaje de regreso a La Tierra transcurrió en absoluta calma, al llegar, decenas de compañeros de la NASA los recibieron con un gran aplauso como gesto de celebración ante el éxito de la misión. Besos y abrazos rodearon a cada uno de los tripulantes, mientras el corcho de champaña voló alto por una fuerte agitada de la botella. Todos en medio del festejo no podían evitar mostrarse ansiosos porque anhelaban la tan esperada reunión, la cuál ya había sido planeada por William Scott con todo el equipo de trabajo.

Durante la reunión sostenida con los miembros de la NASA, Robert enseñó lo hallado y extrajo las muestras y los análisis realizados por ERMUEX. Inmediatamente, William Scott decidió informarle a August Kent, presidente de compañía, quien conmovido por la esperanza informo que invertiría varios millones en emprender profundas investigaciones para aislar al microorganismo que mostraba la actividad y comenzar a ensayarlo sobre La Tierra.

Ese día sería se constituyó, sin saberlo, en un respiro para el planeta, en un nuevo corazón y la esperanza de la supervivencia de La Tierra con sus 9.500 millones de habitantes.

Después de reconstruir paso a paso la historia del descubrimiento, Robert abrió su ojos nuevamente y terminó de bañarse, desayunó y bajo al sótano donde estaba su carro un modelo FCX Clarity, el que a diferencia de los demás no generaba el estridente humo de los tubos de escape ni el apestoso ruido de los motores o motos y que además funcionaba con biodiesel, un producto de bacterias recombinantes que se constituyo en una tecnología limpia en la búsqueda de la reducción drástica y necesaria de gases de efecto invernadero. Mientras conducía de camino a la AIIE encendió su televisor digital, las noticias mostraban como en Arizona, Estados Unidos, se sufría una temporada de incendios que amenazaba con extenderse a los Estados vecinos. Al mismo tiempo como el casco Polar Ártico estaba perdiendo área rápidamente y varias zonas costeras amenazaban con inundarse y como si fuera poco, el reconocido científico Christian Lowsten anunciaba el incremento de casos de cáncer de piel y su relación con el daño sobre la capa de ozono. La población mundial se encontraba en absoluta tensión.

A su llegada a la AIIE, parqueo su carro en el subterráneo del edificio y se dirigió hacia la sala de reuniones en el doceavo piso. Al entrar se percato de que todo el personal de la misión MundoMicro estaba presente; saludó y tomo asiento. Prontamente, William comenzó la reunión y dijo -“La Asociación de Recursos Naturales de Estados Unidos, enterado de nuestros resultados con respecto al hallazgo de microorganismos sobre la superficie de planeta Gliese 581 ha decidido realizar una investigación profunda y de carácter urgente con la posibilidad de aplicar dichos microorganismos sobre la Tierra y proteger al mundo de un mayor daño frente a lo que está presentándose como causa del calentamiento global”.- William dirigió su mirada a Robert y dijo: -“todo el equipo de trabajo de la NASA hemos estado debatiendo y hemos propuesto que sea usted, el director de esta investigación. Sin embargo, la decisión es solo suya”. Inmediatamente, con gran sorpresa, Robert acepto la propuesta; en definitiva, era un gran reconocimiento y un reto para su carrera profesional. Por último, William señaló que el plazo estipulado por la AIIE para realizar la investigación era de aproximadamente seis meses.

Toda la semana fue para Robert un desafío, la NASA convocó a científicos ampliamente reconocidos por sus contribuciones para hacer parte de la investigación que emprendería MundoMicro. Expertos en genómica, proteómica, microbiología, biología, ecología, química, geología, astronomía y otras ramas de la ciencia se encontraron en menos de quince días reunidos en el AIIE con un solo propósito: investigar estos microorganismos a profundidad y evaluarlos como herramienta potencial para revertir la estabilidad al planeta Tierra.
Dos meses después de iniciada la investigación, todos los análisis ejecutados por los científicos mostraban que la posibilidad de aplicar estos seres en la biorremediación, principalmente por la conversión del dióxido de carbono a oxígeno, podría tener un alto porcentaje de éxito en las condiciones ambientales de La Tierra. Robert, aunque entusiasmado por los resultados, se manifestaba un poco escéptico por los efectos secundarios desconocidos que podría traer al planeta dicha practica. Sin embargo, no había razón para negar la oportunidad de ofrecer con este descubrimiento una esperanza al mundo.

Mientras revisaba los informes de los avances alcanzados por los diferentes investigadores en el mundo, a Robert le llamó enormemente la atención el trabajo presentado por Mary, una Bioquímica del Nara Institute of Science and Technology (Nara), ubicado en Takayama-cho, en la ciudad de Ikoma. Esta reconocida investigadora Japonesa había demostrado que ciertos microorganismos que viven en ambientes extremos son capaces de usar algunos compuestos orgánicos e inorgánicos como fuente de energía. Mary, había trabajado en la dilucidación de las vías bioquímicas que posibilitaban la supervivencia de estos seres microscópicos. Prontamente, Robert se encargó de que esta mujer hiciera parte de su equipo de trabajo.

Todo el comité científico decidió aplicar a diferentes ecosistemas terrestres cultivos del microorganismo aislado, este fue denominado Extraterrestrial glisis, al cual se le confirmó la propiedad de usar como fuente de energía el dióxido de carbono. Fue aplicado inicialmente en cuatro partes del mundo: Norteamérica (Estado de California), Centroamérica (Guatemala), Suramérica (Brasil), y Asia (Afganistán). Cada uno de los lugares probados fueron equipados para medir periódicamente la actividad del microorganismo y a su vez, fueron monitoreados los niveles de CO2 y otros compuestos químicos contaminantes de la atmósfera. Dos meses después de instalados, y mientras los aparatos operaban en las diferentes partes de mundo, todo el equipo de MundoMicro se encontraba en Colorado, Estados Unidos observando los resultados de cada uno de los medidores que eran transmitidos vía satélite a la AIIE. Todos los análisis mostraban que en aquellas áreas cercanas donde había actividad del microorganismo, comenzaba a reducirse drásticamente la cantidad de CO2 presente en la atmósfera. De la misma manera, uno de los hallazgos más sorprendentes era que dentro de los metabolitos de E. glisis se encontraba el Oxígeno gaseoso (O2), que por experimentos previos había demostrado ser capaz de transformarse en Ozono (O3), reconstituyendo de esta manera la capa de ozono que había sido brutalmente dañada por los diferentes gases de invernadero, fruto de la industrialización, lo que finalmente, podría regresarle la protección al planeta Tierra.

Los días pasaban y poco a poco la investigación avanzaba mostrando excelentes resultados. Mientras tanto, se acercaba la época navideña y Robert deseaba tener un gran banquete con todos sus compañeros de trabajo. Un singular acto fue diseñado por la AIIE en Mercury, un lugar cercano a la Agencia al que estuvieron invitados cada uno de los investigadores. Durante la noche, Robert compartió con Mary, una chica atractiva e inteligente, de ojos azules y pelo rubio, de tan sólo 28 años. Era indiscutible, a Robert le llamaba enormemente la atención y quería acercársele cada vez más, para envolverla con sus brazos y besar esos labios rojos que lo atraían fuertemente. Sin saberlo Robert era correspondido, a Mary le encantaba la forma en que le hablaba, miraba y seducía, hasta que por fin en un suspiro profundo Robert tomo la iniciativa y la beso. Desde ese momento, la historia de los dos comenzó a hacerse una sola, a los dos meses decidieron empezar su noviazgo.

Cumplidos los seis meses de la investigación, durante una reunión con el director de la NASA, August Kent, fueron presentados los resultados con valoraciones y predicciones de los efectos que tendría el cultivo del microorganismo a gran escala y la cantidad necesaria para lograr un resultado significativo para el planeta Tierra. Canales nacionales e internacionales mostraban al mundo entero la rueda de prensa que revelaba los resultados de la investigación:

-¿Están seguros que lograremos la supervivencia del planeta tierra si se usan en varias partes del mundo los microorganismos que ustedes han encontrado sobre el planeta Gliese 581? – Preguntó un periodista del reconocido CNN en español.

-Si seguimos los protocolos que mi equipo de investigación ha formulado durante estos meses de trabajo, es muy probable que la contaminación acumulada durante tantas décadas disminuya en una buena proporción. Sin embargo, necesitamos estrategias que apunten al uso general de tecnologías mucho mas limpias a nivel industrial y doméstico en todo el mundo, sino todo nuestro trabajo estará perdido – respondió Robert

-¿Qué se sabe del impacto negativo del uso de E. glisis sobre la superficie de la tierra? – Preguntó un periodista de El Tiempo

-Los experimentos ejecutados muestran que el efecto negativo mas fuerte radica en que cuando se siembra el microorganismo en un área determinada, puede existir un desplazamiento de la flora microbiana. De esta manera, el ecosistema y las poblaciones microbianas podrían variar, sin embargo, la propiedad de generar el oxígeno aumenta la fertilidad y productividad del suelo, además que desaparece el CO2 de la atmósfera producto del uso de combustibles. En definitiva, los efectos benéficos predominan sobre los posibles efectos negativos. – respondió Mary.

-¿Desde cuando podríamos comenzar a evidenciar los resultados? – Preguntó otro periodista. (The New York Times)

-Si los gobiernos del mundo llegan a un pronto acuerdo y comenzamos a emplear este microorganismo, quizás en un año desde su empleo a gran escala, comenzaríamos a observar los resultados. – Respondió Robert.

Mientras millones de habitantes sobre la tierra observaban sobre sus pantallas el mensaje de los investigadores, una nueva luz de esperanza surgía en el corazón del planeta. Los resultados habían cumplido las expectativas de la investigación, sin embargo, varios de los países pertenecientes a la AIIE comenzaban a presentar discusiones alrededor de las condiciones que deberían cumplir cada uno de los países firmantes para poder lograr un desarrollo sostenible para las futuras generaciones. Un mes después de grandes movilizaciones alrededor del mundo, en abril del año 2061, todos los países firmaron el “Acuerdo por la supervivencia del Planeta Tierra” en donde se comprometieron a usar tecnologías limpias, sembrar árboles en las áreas que habían sido deforestadas, dirigir proyectos para la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Un año después de la aplicación a gran escala del microorganismo, la NASA estaba muy satisfecha. Los equipos que monitoreaban en los diferentes países mostraban la reducción en un 30% de los niveles de CO2, además, las grandes campañas emprendidas para la protección de La Tierra evidenciaban sus resultados. Cientos de hectáreas de zonas áridas se estaban convirtiendo en zonas verdes y los agricultores estaban generando más toneladas de alimentos y como resultado, la escasez de algunos productos alimenticios ya era una problemática que disminuía notablemente.

Aunque el Planeta Tierra había sufrido mucho como consecuencia del calentamiento global y varios animales habían desaparecido, grandes hectáreas de tierra estaban áridas por los fuertes cambios climáticos, miles de personas habían perecido a causa de la sequia, mientras que otras se ahogaron en la profundidad de las inundaciones que azotaron por temporadas a diferentes naciones del mundo los esfuerzos de Robert y todo el equipo reunido por la NASA habían alcanzado los objetivos propuestos.

Pero este no fue el único triunfo de Robert. En el año 2065, ya casado con la científica Mary, fue galardonado con el Premio Nobel por todos los esfuerzos hechos para lograr el éxito de las investigaciones y su aplicación a gran escala.

Una nueva era empezaba para el mundo, una era en donde el descubrimiento de microorganismos extraterrestres comenzaba a transformarse en beneficios para el planeta.

Quizás, la exploración del planeta Gliese 581 revelará nuevos microorganismos que ofrecerán la solución a varios problemas, pero tal vez, no todo será beneficio, solo habrá que esperar unos años para comenzar a visualizar los efectos negativos de la introducción de E. glisis en el planeta. Las consecuencias de todas las acciones están por verse, mientras tanto, decenas de investigadores tratarán de entender el mundo microbiano terrestre y extraterrestre para tratar de controlarlo, pero ¿Seremos capaces de controlarlo? ó por el contrario, ¿estos seres microscópicos de Gliese 581 nos controlarán?, la respuesta nos la ofrecerá el futuro. 

Aug. 7, 2018, 11:58 p.m. 0 Report Embed Follow story
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To be continued...

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