Con la llegada del otoño la hoja supo que debía partir y así como las demás hojas abandonar al árbol que le había dado cobija durante toda la primavera.
Pero fue en ese preciso instante, justo antes de que el viento la arrebatara de la rama, que la hoja sintió algo que nunca antes había sentido: Miedo.
Entonces preguntó al árbol como podría liberarse de aquel sentimiento aterrador que le invadía y él le respondió:
Todos tus intentos de resolver y tratar de dominar tus miedos serán siempre inútiles querida Hoja. De hecho, eso no hará otra cosa más que corroborar su poder al asumir que necesita ser dominado.
La verdadera y única solución descansa en alcanzar su dominio por medio del Amor.
La nada y el todo no pueden coexistir ya que son paralelos. Creer en uno es negar la presencia del otro así como el amor y el miedo lo son. Siempre que la luz irrumpe en la oscuridad la oscuridad desaparece, me dijo una vez el Sol y fue cuando comprendí que el Amor era luz y que todos somos Amor.
Y la hoja se marchó junto al viento.
Por: César Pérez
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